Oraciones de Su Santidad Juan Pablo II

1. Te bendecimos, ¡oh Dios nuestro!, Padre, Hijo y Espíritu
Santo, porque elegiste a María, desde antes de la creación del mundo, para ser santa e inmaculada ante Ti por el amor.
En previsión de los méritos de Cristo, la redimiste y constituiste Madre del mismo Redentor.
Por virtud del Espíritu Santo hiciste de Ella para siempre templo de tu gloria, una nueva criatura, primicia de la nueva humanidad.
¡Bendito seas por siempre, Señor!

2. ¡Bendita Tú entre las mujeres, Virgen María, y bendito el fruto de tu seno, Jesús!
En Ti, la llena de gracia, se refleja la bondad de Dios y el destino de la criatura humana, para alabanza de la gloria de su gracia con la que nos enriqueció en su Hijo muy amado, que es nuestro Hermano e Hijo tuyo, Jesucristo.
Tú, la humilde sierva del Señor, eres el modelo de los discípulos de Cristo que consagran su vida a realizar la voluntad del Padre para la venida de su reino.
3. ¡Santa María, Madre de Cristo, Madre de Dios y Madre nuestra!
Bajo tu amparo nos acogemos, a tu intercesión maternal nos confiamos.
Como Tú te consagraste totalmente a Dios, nosotros, siguiendo tu ejemplo y en comunión contigo, nos consagramos a Cristo el Señor.
Nos consagramos también a Ti, nuestro modelo, porque queremos hacer en todo la voluntad del Padre y ser como Tú fieles a las inspiraciones del Espíritu.
4. ¡Virgen del Carmen de Maipú, Reina y Patrona del pueblo chileno!
A tu corazón de Madre encomiendo la Iglesia y todos los habitantes de Chile: los Pastores y los fieles, todos los hijos de esta nación.
Que bajo tu protección maternal, Chile sea una familia unida, una patria reconciliada en el perdón y el olvido de las injurias, en la paz y en el amor de Cristo.
Tú que eres la Madre de la Vida verdadera, enséñanos a ser testigos del Dios vivo, del amor que es más fuerte que la muerte, del perdón que disculpa las ofensas, de la esperanza que mira hacia el futuro.
5. ¡Santa María de la Esperanza, Virgen del Carmen y Madre de Chile!
Extiende tu escapulario como manto de protección sobre todas las familias, sobre quienes sufren y quienes esperan, sobre todos tus hijos, y guíanos en el camino de paz, justicia y amor.
6. ¡Madre de la Iglesia y de todos los hombres!
Inspira y conserva la fidelidad a Cristo en la nación chilena y en todo el continente latinoamericano.
Haz que todos los pueblos se reconozcan como hijos del mismo Padre y se amen en Cristo Jesús, nuestro único Salvador.
Amén.