Aoraciones

Novena a Nuestra Señora del Carmen

La Virgen del Carmen intercediendo por las almas del purgatorio, rodeada de luz celestial
La Virgen del Carmen intercede con amor por las almas del purgatorio, guiándolas hacia la luz eterna.

Novena a Nuestra Señora del Carmen

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Tú quien eres y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberte ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocasiones de ofenderte, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta. Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y, así como lo suplico, así confío en tu bondad y misericordia infinita que los perdonarás, por los méritos de tu preciosísima sangre, pasión y muerte, y me darás gracia para enmendarme y perseverar en tu santo amor y servicio, hasta el fin de mi vida Amén.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora delos que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te saludo una y mil veces, diciendo:

Rezar tres Avemarías

DÍA PRIMERO

Novena a Nuestra Señora del Carmen


Comenzar con el Acto de Contrición y la Oración para todos los días.

ORACIÓN DE ESTE DÍA

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que fuiste figurada en aquella nubecilla que el gran profeta de Dios, Elías, vio levantarse del mar, y con su lluvia fecundó copiosamente la tierra, significando la purísima fecundidad con que diste al mundo a tu querido Hijo Jesús, para remedio universal de nuestras almas: te ruego, Señora, me alcances de Su majestad copiosas lluvias de auxilios, para que mi alma lleve abundantes frutos de virtudes y buenas obras, a fin de que sirviéndole con perfección en esta vida, merezca gozarle en la eterna. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo:

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia...

Pedir la gracia particular y meditar la oración final.

ORACIÓN FINAL

Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu Santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh, hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores cómo ofenden a tu divino Hijo y a tantos infieles cómo gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Así sea.

DÍA SEGUNDO 



Comenzar con el Acto de Contrición y la Oración para todos los días.

ORACIÓN DE ESTE DÍA

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que por tu singular amor a los Carmelitas los favoreciste con tu familiar trato y dulces coloquios, alumbrándolos con las luces de tu enseñanza y ejemplo de que dichosamente gozaron. Te ruego, Señora, me asistas con especial protección, alcanzándome de tu bendito Hijo Jesús luz para conocer su infinita bondad y amarle con toda mi alma; para conocer mis culpas y llorarlas para saber cómo debo comportarme a fin de servirle con toda perfección; y para que mi trato y conversación sean siempre para su mayor honra y gloria y edificación de mis prójimos. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo:

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve a ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh clemente, oh piadosa, oh dulce y siempre Virgen María. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Meditar y rezar la oración final.

ORACIÓN FINAL

Virgen santísima del Carmen yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu Santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh, hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores cómo ofenden a tu divino Hijo y a tantos infieles cómo gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Así sea.

DÍA TERCERO 



Comenzar con el Acto de Contrición y la Oración para todos los días.

ORACIÓN DE ESTE DÍA

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que te dignaste admitir con singular amor el obsequio filial de los Carmelitas, que entre todos los mortales fueron los primeros que en tu honor edificaron un templo en el Monte Carmelo, donde concurrían fervorosos a darte culto y alabanza. Te ruego, Señora, me alcances sea mi alma templo vivo de la Majestad de Dios, adornado de todas las virtudes, donde Él habite siempre amado, adorado y alabado por mí, sin que jamás le ocupen los afectos desordenados de lo temporal y terreno. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo:

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve a ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh clemente, oh piadosa, oh dulce y siempre Virgen María. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Pedir la gracia particular y meditar la oración final.

ORACIÓN FINAL

Virgen Santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu Santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh, hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores cómo ofenden a tu divino Hijo y a tantos infieles cómo gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Así sea.

DÍA CUARTO 



Comenzar con el Acto de Contrición y la Oración para todos los días.

ORACIÓN DE ESTE DÍA

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para mostrar tu especialísimo amor a los Carmelitas les honraste con el dulce nombre de hijos y hermanos tuyos, alentando con tan singular favor su confianza, para buscar en ti, como en amorosa Madre, el remedio, el consuelo y el amparo en todas sus necesidades y aflicciones, moviéndoles a la imitación de tus excelsas virtudes. Te ruego, Señora, me mires, como amorosa Madre y me alcances la gracia de imitarte, de modo que dignamente pueda yo ser llamado también hijo tuyo, y que mi nombre sea inscrito en el libro de la predestinación de los hijos de Dios y hermanos de mi Señor Jesucristo. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo:

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia...

Pedir la gracia particular y meditar la oración final.

ORACIÓN FINAL

Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu Santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh, hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores cómo ofenden a tu divino Hijo y a tantos infieles cómo gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Así sea.

DÍA QUINTO



Comenzar con el Acto de Contrición y la Oración para todos los días.

ORACIÓN DE ESTE DÍA

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para defender a los Carmelitas, tus hijos, cuando se intentaba extinguir la sagrada Religión del Carmen, mostrando siempre el amor y singular predilección con que los amparas, mandaste al Sumo Pontífice, Honorio III, los recibiese benignamente y confirmase  su instituto, dándole por señal de que esta era tu voluntad y la de tu divino Hijo, la repentina muerte de dos que especialmente la contradecían. Te ruego, Señora, me defiendas de todos mis enemigos de alma y cuerpo, para que con quietud y paz viva siempre en el santo servicio de Dios y tuyo. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo:

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia...

Pedir la gracia particular y meditar la oración final.

ORACIÓN FINAL

Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu Santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh, hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores cómo ofenden a tu divino Hijo y a tantos infieles cómo gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Así sea.

DÍA SEXTO



Comenzar con el Acto de Contrición y la Oración para todos los días.

ORACIÓN DE ESTE DÍA

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para señalar a los Carmelitas por especiales hijos tuyos, los enriqueciste con la singular prenda del Santo Escapulario, vinculando en él tantas gracias y favores para con los que devotamente lo visten y cumpliendo con sus obligaciones procuran vivir de manera que, imitando tus virtudes, muestran que son tus hijos. Te ruego, Señora, me alcances la gracia de vivir siempre como verdadero cristiano y cofrade amante del Santo Escapulario, a fin de que merezca lograr los frutos de esta hermosa devoción. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo:

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia...

Pedir la gracia particular y meditar la oración final.

ORACIÓN FINAL

Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu Santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh, hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores cómo ofenden a tu divino Hijo y a tantos infieles cómo gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Así sea.

DÍA SÉPTIMO 

Comenzar con el Acto de Contrición y la Oración para todos los días.

ORACIÓN DE ESTE DÍA

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que en tu Santo Escapulario diste a los que devotamente lo visten un firmísimo escudo para defenderse de todos los peligros de este mundo y de las asechanzas del demonio, acreditando esta verdad con tantos y tan singulares milagros. Te ruego, Señora, que seas mi defensa poderosa en esta vida mortal, para que en todas las tribulaciones y peligros encuentre la seguridad, y en las tentaciones salga con victoria, logrando siempre tu especial asistencia para conseguirlo. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo:

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia...

Pedir la gracia particular y meditar la oración final.


ORACIÓN FINAL

Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu Santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh, hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores cómo ofenden a tu divino Hijo y a tantos infieles cómo gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Así sea.

DÍA OCTAVO 



Comenzar con el Acto de Contrición y la Oración para todos los días.

ORACIÓN DE ESTE DÍA

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que fuiste figurada en aquella nubecilla que el gran profeta de Dios, Elías, vio levantarse del mar, y con su lluvia fecundó copiosamente la tierra, significando la purísima fecundidad con que diste al mundo a tu querido Hijo Jesús, para remedio universal de nuestras almas: te ruego, Señora, me alcances de Su majestad copiosas lluvias de auxilios, para que mi alma lleve abundantes frutos de virtudes y buenas obras, a fin de que sirviéndole con perfección en esta vida, merezca gozarle en la eterna. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo:

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia...

Pedir la gracia particular y meditar la oración final.

ORACIÓN FINAL

Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu Santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh, hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores cómo ofenden a tu divino Hijo y a tantos infieles cómo gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Así sea.

DÍA NOVENO



Comenzar con el Acto de Contrición y la Oración para todos los días.

ORACIÓN DE ESTE DÍA

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que ejerces tu especial protección en la hora de la muerte para con los que devotamente visten tu Santo Escapulario, a fin de que logren por medio de la verdadera penitencia salir de esta vida en gracia de Dios y librarse de las penas del infierno. Te ruego, Señora, me asistas, ampares y consueles en la hora de mi muerte, y me alcances verdadera penitencia, perfecta contrición de todos mis pecados, encendido amor de Dios y ardiente deseo de verle y gozarle, para que mi alma no se pierda ni condene, sino que vaya segura a la felicidad eterna de la gloria. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo:

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia...

Pedir la gracia particular y meditar la oración final.

ORACIÓN FINAL

Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu Santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh, hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores cómo ofenden a tu divino Hijo y a tantos infieles cómo gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Así sea.

¿Deseas acercarte a la Virgen del Carmen con una oración poderosa? Te compartimos una hermosa novena de 9 días, llena de fe, consuelo y esperanza.

Cada día de la novena está pensado para ayudarte a presentar tus peticiones con amor y confianza. Puedes rezarla desde casa, en familia o en comunidad.

Accede aquí a la novena completa: Rezar la Novena a la Virgen del Carmen

Que la Madre del Carmelo te cubra con su manto y escuche tus oraciones.

Con devoción,
Claret Coromoto – Aoraciones

Dios gracias - Aoraciones


Devocionario a la Virgen del Carmen

 Devocionario a la Virgen del Carmen

Devocionario a la Virgen del Carmen: Origen

El Carmelo era, sin duda, el monte donde numerosos profetas rindieron culto a Dios. Los principales fueron Elías y su discípulo Eliseo, pero existían también diferentes personas que se retiraban en las cuevas de la montaña para seguir una vida eremítica. Esta forma de oración, de penitencia y de austeridad fue continuada siglos más tarde, concretamente en el III y IV, por hombres cristianos que siguieron el modelo de Jesucristo.
En el siglo XIII, el Patriarca Latino de Jerusalén, delegado papal en Tierra Santa, les pidió a los ermitaños del Monte Carmelo que ordenaran su estilo de vida, lo cual se concretó gracias a los Papas Honorio III e Inocencio IV. De esta manera, nació la orden religiosa de los Padres Carmelitas, que se extendió por el mundo tanto en su rama masculina como femenina.
Posteriormente, en el siglo XVI, Santa Teresa de Jesús, doctora de la Iglesia es la reformadora del Carmelo descalzo reimpulsando la fuerza de su regla original, de oración y clausura. Y es así como se difunde hacia América.

Santa Teresa de Jesús - Aoraciones

Origen del mensaje de la Virgen del Carmen

Respecto del origen del mensaje de la Virgen del Carmen, este se da en Inglaterra. El domingo 16 de julio de 1251, San Simón Stock, Superior General de los Padres Carmelitas del convento de Cambridge, estaba rezando por el destino de su orden, cuando se le apareció la Virgen María. Ella iba vestida de hábito carmelita, llevaba al Niño Jesús en sus brazos y en su mano el Escapulario, que le entrega diciendo: 

Escapulario de la Virgen del Carmen - Aoraciones

“Recibe, hijo mío, este Escapulario de tu orden, que será de hoy en adelante señal de mi confraternidad, privilegio para ti y para todos los que lo vistan. Quien muriese con él no padecerá el fuego eterno. Es una señal de salvación, amparo en los peligros del cuerpo y del alma, alianza de paz y pacto sempiterno.”

Devotos al escapulario carmelita

En la época de los Cruzados, el patriarca latino de Jerusalén, San Alberto, dio a los ermitaños del Monte Carmelo una regla religiosa en el año 1212. Se cuenta que el carmelita San Simón Stock pasó por este monte antes de su célebre visión del escapulario carmelita.

También subió en peregrinación a esta santa montaña el rey San Luis de Francia en el año 1254, en acción de gracias por haberse salvado de un naufragio. Con la caída de la ciudad de San Juan de Acre en 1291 vino la persecución árabe que causó el martirio de no pocos religiosos. Por la invasión de los sarracenos, los Carmelitas se vieron obligados a abandonar el Monte Carmelo. 

Estrella del Mar

Una antigua tradición dice que antes de partir se les apareció la Virgen mientras cantaban el Salve Regina, y ella prometió ser
para ellos su Estrella del Mar


Estrella del Mar Santísima Virgen - Aoraciones


Por ese bello nombre también se conoce a la Santísima Virgen. 

Después de una larga interrupción de la vida monacal en la montaña, que dio ocasión para la expansión del ideal carmelitano por el Occidente, regresaron los religiosos del Carmen al Monte Carmelo, entre los siglos XVI y XVII.

Desde el siglo XVI -que es cuando se extiende por toda la cristiandad el uso del escapulario del Carmen- casi todos los papas lo han vestido y propagado. El Papa Juan Pablo II, que era terciario carmelita, ha recordado en diversas ocasiones que vestía con devoción, desde niño, el escapulario del Carmen.

En un mensaje radiofónico del Papa Pío XII, con ocasión de la clausura del Congreso Mariano nacional de Colombia, el 16 de julio de 1946, su Santidad manifestaba: 

“¡La Virgen del Carmen, patrona de la gente de mar, que confía su vida todos los días a la inestabilidad de las olas y del viento!

Desde nuestro puesto de timonel de la barca de Pedro, cuando sentimos rugir la tormenta y vemos saltar ante nuestros ojos el furor de la marejada, que querría dar al traste con nuestro batel, alzamos la mirada, serenos y confiados, a la Virgen del Carmen y le pedimos que no nos abandone. Y aunque el infierno no cese en sus asaltos y la violencia, la audacia y el furor de las fuerzas del mal aumenten siempre, mientras contemos con su poderoso patrocinio jamás dudaremos de la victoria.”












Oración a la Virgen María + Junto a tí María Audio 🎶

 

Oración a la Virgen María

Oración para el iniciar el mes de la Virgen María

¡Oh María!, durante el bello mes que te está consagrado todo resuena con tu nombre y alabanza. Tu santuario resplandece con nuevo brillo y nuestras manos te han elevado un trono de gracia y de amor, desde donde presides nuestras fiestas y escuchas nuestras oraciones y votos. Para honrarte hemos esparcido frescas flores a tus pies y adornado tu frente con guirnaldas y coronas. 

Oración a la Virgen María - Aoraciones

Mas, ¡oh María!, no te das por satisfecha con estos homenajes; hay flores cuya frescura y lozanía jamás pasan y coronas que no se marchitan. Éstas son las que esperas de tus hijos, porque el más hermoso adorno de una madre es la piedad de sus hijos, y la más bella corona que pueden depositar a sus pies es la de sus virtudes.

Sí, los lirios que tú nos pides son la inocencia de nuestros corazones. Nos esforzaremos pues, durante el curso de este mes consagrado a tu gloria, ¡oh virgen Santa!, en conservar nuestras almas puras y sin mancha, y en separar de nuestros pensamientos deseos y miradas, aún la sombra misma del mal.

La rosa cuyo brillo agrada a tus ojos es la caridad, el amor a Dios y a nuestros hermanos. Nos amaremos pues, los unos a los otros como hijos de una misma familia cuya madre eres, viviendo todos en la dulzura de una concordia fraternal.

En este mes bendito procuraremos cultivar en nuestros corazones la humildad, modesta flor que te es tan querida, y con tu auxilio llegaremos a ser puros humildes, caritativos, pacientes y resignados.

 ¡Oh María!, haz producir en el fondo de nuestros corazones todas estas amables virtudes. Que ellas broten, florezcan y den al fin fruto de gracia, para poder ser algún día dignos hijos de la más santa y de la mejor de las madres. Amén

Oración para el finalizar el mes de la Virgen María

¡Oh María, Madre de Jesús, nuestro Salvador y nuestra buena Madre! Nosotros venimos a ofrecerte, con estos obsequios que colocamos a tus pies, nuestros corazones deseosos de serte agradable, y a solicitar de tu bondad un nuevo ardor en tu santo servicio. Dígnate a presentarnos a tu Divino Hijo, que en vista de sus méritos y a nombre de su Santa Madre, dirija nuestros pasos por el sendero de la virtud. Que haga lucir con nuevo esplendor la luz de la fe sobre los infortunados pueblos que gimen por tanto tiempo en las tinieblas del error. Que vuelvan hacia Él, y cambien tantos corazones rebeldes, cuya penitencia regocijará su corazón y el tuyo. Que convierta a los enemigos de su Iglesia y que en fin, encienda por todas partes el fuego de su ardiente caridad, que nos colme de alegría en medio de las tribulaciones de esta vida y dé esperanzas para el porvenir. Amén.


EL ANGELUS

V. El Ángel del Señor anunció a María

R. Y concibió del Espíritu Santo

V. Dios te salve María...

R. Santa María...

V. He aquí la esclava del Señor

R. Hágase en mí según tu palabra

V. Dios te salve, María...

R. Santa María...

V. Y el verbo se hizo hombre

R. Y habitó entre nosotros

V. Dios te salve, María...

R. Santa María...

V. Ruega por nosotros,

santa Madre de Dios

R. Para que seamos dignos de alcanzar

las promesas de Jesucristo.

V. Oremos:

Derrama, Padre, tu gracia en nuestros

corazones que has iluminado ya con el

conocimiento de la Encarnación de

Jesucristo, tu Hijo, anunciada por el

ángel a la Virgen; condúcenos por

medio de su pasión y de su muerte a

la gloria de la Resurrección.

Por Jesucristo nuestro Señor.

R. Amén.


REINA DEL CIELO

V. Reina del Cielo, alégrate, ¡aleluya!

porque el Señor a quien has merecido

llevar, ¡aleluya!

ha resucitado, según su palabra

¡aleluya!

Ruega al Señor por nosotros ¡aleluya!

V. Goza y alégrate, Virgen María,

¡aleluya!

R. Porque resucitó verdaderamente

el Señor ¡aleluya!

V. Oremos:

Oh, Dios,

que mediante la resurrección

de tu hijo, nuestro Señor Jesucristo

te dignaste alegrar al mundo:

concédenos, te rogamos,

que por intercesión de su madre,

la Virgen María, alcancemos los gozos

de la vida eterna.

Por Jesucristo tu Hijo que contigo

vive y reina por los siglos de los siglos.

R. Amén.


LA PEQUEÑA CONSAGRACIÓN

¡Oh Señora mía,
oh Madre mía!
Yo me ofrezco todo a ti,
y en prueba de mi filial afecto
te consagro en este día
mis ojos, mis oídos.
mi lengua, mi corazón:
en una palabra, todo mi ser.
Ya que soy todo tuyo.
oh Madre de bondad,
guárdame, defiéndeme y utilízame
como instrumento y posesión tuya. Amén.

Junto a tí María Audio: 3:15 🎶

Trisagio a la Santísima Trinidad

 


Trisagio a la Santísima Trinidad - Aoraciones


Trisagio a la Santísima Trinidad un solo Dios

 V: Abre mis labios, Señor, y anunciaré tu alabanza.

 Respuesta: Atiende a mí sin tardanza; dame tu auxilio y favor.

 V: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo

 Respuesta: Así como era al principio, sea ahora y siempre y en

los siglos de los siglos. Amén.

Acto preparatorio al ejercicio

Benignísimo Dios, uno en esencia y trino en Personas: aquí tienes una de tus humildes criaturas, que reconoce en sí la venerable imagen de tu Trinidad Santísima. 

Confieso que no he cumplido con las obligaciones a que me empeña el honor de esta divina semejanza. 

He pecado Dios mío; pero nunca negué, sino he creído constantemente en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo;  que el Padre no tiene algún principio, que el Hijo es producido por el Padre, a quien es consubstancial y que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo, de cuyo amor recíproco es término también consubstancial a ambos; que el Padre no es primero que el Hijo, ni los dos primero que el Espíritu Santo. 

Adoro al Padre como Dios, al Hijo como Dios y al Espíritu Santo como Dios; y con todo en los tres sólo creo y adoro un solo Dios.

Yo no entiendo, Señor, este misterio; pero cautivo mi entendimiento en obsequio de la fe, para mayor gloria tuya y mérito mío. Ofrezco estos profundísimos sentimientos de religión, de reverencia y amor, como unos votos gratísimos a tu Santidad, para que por ellos perdones tantas ofensas cometidas por mí contra tu Majestad increada.

¡Oh Trinidad beatísima! A Ti suspira la trinidad miserable de mis potencias. Mi memoria, muy enferma de fragilidad; mi entendimiento, atestado de ignorancia; mi voluntad, contagiada de inclinación al mal. Señala, santifícala y dame auxilios para que jamás falte a los propósitos que te has dignado a inspirarme; que yo protesto de todo corazón dedicarme desde hoy en adelante a mantener la nobleza de costumbres que corresponde al carácter de Ti mismo con que me has sellado, y hacer todo el aprecio que me sea posible de tu gracia y a valerme para conservarla de la devoción al misterio de tu augustísima Trinidad, en quien espero hallar misericordia, piedad y beneficencia para siempre. Amén.

Himno

 Al Padre, al Hijo y a Ti, divino Espíritu, siempre la gloria que

hasta aquí, sea dada eternamente. Amén.

 Un Padrenuestro y Gloria al Padre.
Con los serafines

 V: Santo, Santo, Santo, Señor, Dios de los ejércitos.

 Respuesta: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal. Ten misericordia de nosotros.

Con los querubines

V: Santo, Santo, Santo, Señor, Dios de los ejércitos.

Respuesta: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal. Ten misericordia de nosotros.

Con los tronos

V: Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos.

Respuesta: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal. Ten misericordia de nosotros.

Oración a Dios Padre

Omnipotente y sempiterno Dios Padre, que con tu unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Dios, uno en la esencia y trino en las Personas. 

Yo te adoro, venero y bendigo con las angélicas Jerarquías; y con los tres Coros de la primera, amantes Serafines, sabios Querubines y excelsos Tronos, te aclamo Santo, Santo, Santo, poderoso y Eterno Padre del Verbo Divino, principio del Espíritu Santo, Señor de los Cielos y Tierra, a quien sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Otro Padrenuestro y Gloria al Padre

Con las dominaciones

 V: Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos.

Respuesta: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal. Ten misericordia de nosotros.

Con las virtudes

 V: Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos.

 Respuesta: Santo Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal.

Ten misericordia de nosotros.

Con las potestades

 V: Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos.

 Respuesta: Santo Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal. Ten misericordia de nosotros

Oración a Dios Hijo

 Sabio y soberano Dios Hijo, hecho Hombre por nosotros, que con tu Eterno Padre y el Divino Espíritu eres un solo Dios, uno en la esencia y trino en las Personas. 

Yo te venero, bendigo con las tres Jerarquías de los Ángeles; y con los tres Coros de la segunda, Dominaciones, Virtudes y Potestades, te aclamo Santo, Santo, Santo, Omnipotente Verbo Divino y unigénito Hijo de Dios, principio del Espíritu Santo, Señor de los Cielos y Tierra, a quien sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Otro Padrenuestro y Gloria al Padre

Con los Principados

 V: Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos.

 Respuesta: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal. Ten

misericordia de nosotros.

Con los arcángeles

 V: Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos.

 Respuesta: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal. Ten misericordia de nosotros.

Con los ángeles

 V: Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos.

 Respuesta: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal. Ten misericordia de nosotros.

Oración a Dios Espíritu Santo

 Amante Dios, Espíritu Santo, Amor divino, que con el Eterno Padre y su unigénito Hijo eres un solo Dios, uno en la esencia y trino en las Personas. Yo te bendigo, adoro y venero con las tres Jerarquías angélicas; y con los tres Coros de la tercera, Principados, Arcángeles y Ángeles, te aclamo Santo, Santo, Santo, Divino Amor y suavísima unión del Eterno Padre y del Hijo, procediendo en amor de uno y otro, Señor de los Cielos y Tierra, a quien sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona

 Tres son los que dan testimonio en el cielo; El Padre, el Verbo y el Espíritu Santo, y estos tres son una misma cosa.

 V: Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo

 Respuesta: Alabémosle y ensalcémosle en todos los siglos.

Oración

 Altísimo e incomprensible Dios, que dentro del santuario de tu divina naturaleza, donde nadie entra, tienes encerrado el misterio de tu Trinidad Santísima, a quien no se puede correr el velo para verla de lleno, sino que todas las criaturas debemos adorarla profundamente desde fuera; dígnate admitir nuestros humildes votos, súplicas insistentes y alabanzas, que presentamos reverentemente al pie del trono de tu inefable Majestad, por los merecimientos de Nuestro Señor Jesucristo que contigo, vive y reina en unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.

GOZOS A DIOS TRINO y UNO

Trisagio a la Santísima Trinidad - Aoraciones

¡Señor! En dulce canto

te alaban los Querubines,

y Ángeles y Serafines

dicen Santo, Santo, Santo.

Eterna y pura Deidad

de incomparable excelencia,

que en la unidad de tu esencia

encierras la Trinidad:

de nuestra fe la humildad

te adora en sencillo canto.

Ángeles, etc.

Tu piedad y tu ternura

van diciendo las edades,

y en el mar de tus bondades

se pierde toda criatura.

tú disipas la amargura

y enjugas el triste llanto.

Ángeles, etc.

Tú del hombre delincuente

tiernos suspiros recoges,

y sus plegarias acoges,

porque eres Padre clemente.

¿Quién, amándote, no siente

trocarse en dicha el quebranto

Ángeles, etc.

Nuestros padres celebraron

con sus cánticos de gloria

de tus prodigios la historia,

que gozosos admiraron.

la fe, Señor, nos legaron,

que es nuestro escudo y encanto.

Ángeles, etc.

Cuando tu justa venganza

con plagas al hombre aterra,

y hace estremecer la tierra,

y airada sus rayos lanza,

la luz de nuestra esperanza

es tu nombre sacrosanto.

Ángeles, etc.

Tus excelsas bendiciones

derrama pródigo y tierno,

y a tus hijos ¡Dios eterno!

colma de inefables dones

para su dicha dispones

tanto bien, prodigio tanto.

Ángeles, etc

¡Quién del amante Isaías

ardiera en el sacro fuego,

para alzar su humilde ruego

en divinas melodías!

supla a nuestras voces frías

la tierra, el mar, entretanto

Ángeles, etc.

Por el misterio que adora

¡Oh Dios! tu escogida grey,

siga t divina ley,

y de la muerte en la hora,

con su sombra bienhechora

nos cubra tu regio manto.

Ángeles, etc.

¡Señor Dios! en dulce canto

te alaban los Querubines,

y ángeles y serafines

dicen Santo, Santo, Santo.

Antífona

 Bendita seas, Santísima Trinidad y Unidad indivisible de nuestro Dios; nosotros confesamos este misterio augustísimo de tu Ser con cuanta reverencia podemos, porque no cesas de ejercitar en nosotros tu misericordia.

 V: Bendito eres, Señor, en el firmamento del Cielo.

 Respuesta: Y llena está de tu gloria toda la Tierra.

Oremos

 Omnipotente y sempiterno Dios, que has concedido a tus siervos la gracia de conocer en la confesión de la verdadera fe la gloria de la eterna Trinidad de tus Personas y de adorar en el poder de la majestad la Unidad de tu incomprensible naturaleza: nosotros te suplicamos que por la firmeza de esta misma fe, seamos libres de todo género de adversidades. Por Nuestro Señor Jesucristo, que contigo vive y reina en unidad del Espíritu Santo, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.

Oración

Dios, de quien viene la santidad en los deseos la rectitud en los consejos y la justicia en las obras: concede a tus siervos la paz que el mundo no puede dar, para que, entregados nuestros corazones a la observancia de tus mandamientos y desterrado el medio de todo enemigo, tengan con tu protección los tiempos tranquilidad. Por Nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.



Devoción admirable de Los 7 Dolores que María Santísima Sintió en la Vida y Muerte de su Amadísimo Hijo

 Devoción admirable de Los 7 Dolores que María Santísima Sintió en la Vida y Muerte de su Amadísimo Hijo


Devoción admirable de Los 7 Dolores que María Santísima Sintió en la Vida y Muerte de su Jesuscristo



Primero

Señor mío Jesucristo, yo te saludo en la honra y reverencia del 

dolor que padeció mi Señora la Virgen María cuando le

profetizó Simeón que te habían de quitar la vida: por este dolor

te pido conocimiento y contrición de mis culpas. Paternóster, Avemaría



Segundo

 Señor mío Jesucristo, yo te saludo en honra y reverencia del

dolor que padeció mi Señora la Virgen María al saber la

crueldad con que Herodes intentaba quitarte la vida y por los

trabajos que padecísteis en el camino y destierro a Egipto: por

este dolor te pido una santa resignación en todas las

tribulaciones que te dignes enviarme. Paternóster, Avemaría.

Tercero
Devoción admirable de Los 7 Dolores que María Santísima Sintió en la Vida y Muerte de su Amadísimo Hijo

 Señor mío Jesucristo, yo te saludo en honra y reverencia del

dolor que padeció mi Señora La Virgen María cuando te perdió

tres días: por este dolor te pido remisión de mis pecados.

Paternóster, Avemaría.

Cuarto

 Señor mío Jesucristo, yo te saludo en honra y reverencia del

dolor que padeció mi Señora la Virgen María cuando te vio

cargado con el infame madero de la Cruz yendo dócil al

suplicio; por este dolor te pido las virtudes que por el pecado

perdí. Paternóster, Avemaría.

Quinto

 Señor mío Jesucristo, yo te saludo en honra y reverencia del

dolor que padeció mi Señora la Virgen María cuando te vio crucificado: por este dolor te pido el don de gracia y antes de

mi muerte, tu Cuerpo en comida. Paternóster, Avemaría.

Sexto

 Señor mío Jesucristo, yo te saludo en honra y reverencia del

dolor que padeció mi Señora la Virgen María al tenerte en sus

brazos y contemplar tus mortales heridas: por este dolor te

pido una verdadera devoción a tu Pasión y muerte.

Paternóster, Avemaría.

Séptimo

 Señor mío Jesucristo, yo te saludo en honra y reverencia del

dolor que padeció mi Señora la Virgen María, con la amarga

soledad en que quedó al ser sepultado tu sacratísimo cuerpo:

por este dolor te pido verte en mi muerte asistiéndome con los

auxilios necesarios de tu gracia, para que así me recibas en los

goces de la vida eterna. Paternóster, Avemaría.

Oración

 Miradme ¡Oh mi amado y buen Jesús! Postrado en vuestra

santísima presencia: os ruego con el mayor fervor imprimáis en

mi corazón los sentimientos de fe, esperanza y caridad, dolor

de mis pecados y propósito de jamás ofenderos, mientras que

yo, con todo el amor y con toda la compasión de que soy capaz,

voy considerando vuestras cinco llagas, comenzando por

aquello que dijo de Vos ¡Oh mi Dios! el santo Profeta David: 

«Han taladrado mis manos y mis pies y se pueden contar mis

huesos».

 Ofrecimiento

 Jesús mío crucificado, Salvador de los hombres, que por

redimirnos de la culpa quisiste derramar tu Sangre preciosa: te

ruego, amado Jesús de mi corazón, te compadezcas de mi y

olvidando mi ingratitud, oigas la súplica que te hago: yo te

propongo por mi intercesora a tu amante y dolorosa Madre,

ofreciéndote sus siete dolores y te pido por ellos me alcances

favorable despacho en mi petición y la gracia en esta vida para

gozar de tu compañía en la gloria. Amén.

 Una Salve a la Santísima Virgen de los dolores.









Oración a Santa María Magdalena

 


Oración a Santa María Magdalena

Oración a Santa María Magdalena intersesora ante Dios

¿Qué se le puede pedir a esta Santa?

Santa María Magdalena puede actuar como intercesora ante Dios de quienes sienten que no son dignos de Su perdón. De ella -dice el Evangelio- Dios expulsó siete demonios. Las personas que han vivido alejadas De Dios, pueden pedir su mediación para volver de nuevo a Él:


Señor, Dios nuestro, Cristo, tu unigénito, confió, antes que a nadie, a María Magdalena la misión de anunciar a los suyos la alegría pascual; concédenos a nosotros, por la intercesión y el ejemplo de aquella cuya fiesta celebramos, anunciar siempre a Cristo resucitado y verle un día glorioso en el reino de los cielos. Por nuestro Señor Jesucristo.

Amén.

Oración a Santa María Magdalena


Oración a Santa María Magdalena
Santa María Magdalena, perla preciosa Oración a Santa María Magdalenasa de Cristo, caída de la Mesa del Amor de Dios, profundamente perdida durante un tiempo, pero buscada y encontrada por Jesús y los suyos con inmensa solicitud y Amor.

 Tú, que escuchaste su poderosa Palabra invitándote con urgencia al arrepentimiento y a la conversión, alcánzame de Él, por tu intercesión, escuchar también yo su llamada y decidirme al arrepentimiento y a la conversión.

Tú, que en un instante fuiste perdonada por Jesús, y te encontraste de repente libre de tus graves extravíos, alcánzame de Él, por tu intercesión, la gracia de reconocer mis culpas y de recibir su perdón.

Tú, que fuiste liberada por Jesús del dominio de Satanás, y de las fuertes ataduras que te ataban a él, alcánzame de Jesús, por tu intercesión, la gracia de verme libre de todas las ataduras de pecado que no me dejan romper con él.

Tú, qué después de tu conversión lo acompañaste como discípula suya, guardando en tu corazón sus Palabra de Vida, su divino perdón, siendo testigo privilegiada de sus milagros de Amor, alcánzame de Jesús, por tu intercesión, la gracia de seguirle también yo, acogiendo su Palabra, recibiendo su perdón,  siendo testigo también hoy de su Misericordia y su Amor Tú, que no desperdiciaste ocasión alguna para demostrarle tu gratitud y amor, que ungiste sus pies en Betania seis días antes de su muerte y con tus propios cabellos los secaste, alcánzame de Él, por tu intercesión, la gracia de mostrarle siempre mi humilde agradecimiento y mi delicado amor, sobretodo en el precioso Sacramento de su Cuerpo, la Santísima Eucaristía y en mis hermanos los hombres donde se  esconde Él.

Tú, que no dudaste en seguirle hasta la Cruz, en Jerusalén, y que fuiste testigo privilegiada de su resurrección, alcánzame de Jesús, por tu intercesión, la gracia de  enamorarme de Él y de seguirle fielmente hasta el final

Tú, que fuiste la primera testigo de la  resurrección de Jesús, y por encargo suyo te convertiste en la Apóstol de los Apóstoles; tú que seguiste cumpliendo esta misión hasta el último instante de tu vida, y continuas realizándola entre nosotros hasta el fin de los tiempos, alcánzame de Jesús, por tu intercesión, la gracia de ser Apóstol de su Misericordia, como tú, hasta el último aliento de mi vida.

P. Alvaro Cárdenas


Oración por las Benditas Almas del Purgatorio

 


Oración por las Benditas Almas del Purgatorio


Oración por las Benditas Almas del Purgatorio 


 Dígnate, adorable Salvador mío, por tu preciosa Sangre, por

tu dolorosa Pasión y cruelísima muerte, por los tormentos que

tu augusta Madre sufrió al pie de la Cruz, cuando te vio

exhalar el último aliento: dígnate dirigir una mirada de piedad

al seno profundo del Purgatorio y sacar de allí las almas que

gimen privadas temporalmente de tu vista, y que suspiran por

el instante de reunirse contigo en el Paraíso celestial.

Principalmente te pido por el alma de (Nombre del difunto), y de aquellos por

quienes más particularmente debo pedir. No desoigas Señor,

mis ruegos, que uno a los que por todos los fieles difuntos te

dirige nuestra Santa Madre la Iglesia Católica, a fin de que tu

misericordia las lleve allá donde con el Padre y el Espíritu

Santo vives y reinas por todos los siglos. Amén, Jesús.

8 Súplicas a nuestro padre Jesús por las Almas Benditas

 

8 Súplicas a nuestro padre Jesús por las Almas Benditas del Purgatorio - aoraciones


8 Súplicas a nuestro padre Jesús por las Almas Benditas del Purgatorio

1ª. ¡Oh piadosísimo Jesús mío! Por aquel sudor de sangre
que padecísteis en el huerto de Getsemaní, apiadaos de las
benditas almas del Purgatorio y en particular de aquella que
fue más devota del misterio de la Santísima Trinidad. ¡Oh
padre amantísimo! Tened piedad de ella.

 Pater, Ave, Requiem.


 2ª. ¡Oh piadosísimo Jesús mío! Por los cruelísimos tormentos
que padecísteis en el misterio de los azotes, apiadaos de las
ánimas benditas, y en particular de aquella que fue más devota
de vuestra preciosísima Sangre. ¡Oh Padre amantísimo! Tened
piedad de ella.

 Pater, Ave, Requiem.


 3ª. ¡Oh piadosísimo Jesús mío! Por los dolores intensos que
sufrísteis en vuestra penosísima coronación de espinas,
apiadaos de las ánimas benditas, y en particular de aquella que
fue más devota de vuestro Divino Corazón. ¡Oh Padre
amantísimo! Tened piedad de ella.

 Pater, Ave, Requiem.


 4ª. ¡Oh piadosísimo Jesús mío! Por las angustias que
sufrísteis al subir cargado con la Cruz por el camino del
Calvario, apiadaos de las ánimas benditas, y en particular de
aquellas que están por salir de tan triste y dura cárcel. ¡Oh
Padre amantísimo! Tened piedad de ellas.

 Páter, Ave, Réquiem.


 5ª. ¡Oh piadosísimo Jesús mío! Por los desmayos que
sufrísteis en vuestra cruelísima Crucifixión, apiadaos de las
ánimas benditas, y en particular de aquella que fue más devota
de vuestra Santísima Madre. ¡Oh Padre amantísimo! Tened
piedad de ella.

 Páter, Ave, Réquiem.


 6ª. ¡Oh piadosísimo Jesús mío! Por las penas que padecísteis
en la Cruz durante las tres horas de vuestra amarguísima
agonía, apiadaos de las ánimas benditas y en particular de
aquellas que se halla más abandonada de sufragios. ¡Oh Padre
amantísimo! Tened piedad de ella.

 Páter, Ave, Réquiem.


 7ª. ¡Oh piadosísimo Jesús mío! Por el intenso dolor que
padecísteis cuando vuestra alma se separó del cuerpo,
apiadaos de las benditas ánimas, en particular de aquella que
fue más devota de vuestra dolorosísima Pasión. ¡Oh Padre
amantísimo! Tened piedad de ella.

 Páter, Ave, Réquiem.


 8ª. ¡Oh piadosísimo Jesús mío! Por el vivísimo dolor y
angustias mortales que sufrió vuestra Santísima Madre al pie
de la Cruz durante vuestras agonías, apiadaos de las ánimas
benditas, y en particular de aquella por la cual tengo más
obligación de orar. ¡Oh Padre amantísimo! Tened piedad de
ella.

Páter, Ave, Réquiem.


Señor, atended a mi oración.
 (Respuesta). Y mis clamores lleguen hasta Vos.

 Oremos 

Señor Dios, Criador y Redentor de todos vuestros fieles: conceded a las almas de vuestros siervos el perdón de todos sus pecados, a fin de que por nuestros piadosos ruegos alcancen de Vos la indulgencia que siempre desearon. Hacedlo,Señor Jesucristo, Vos que vivís y reináis con Dios Padre y el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.