Aoraciones: Espiritu Santo
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Oración de exorcismo del Papa León XIII

Oración de exorcismo del Papa León XIII


Oración de exorcismo del Papa León XIII, abreviada 


Glorioso Príncipe de los Ejércitos Celestiales, San Miguel Arcángel, defiéndenos en nuestra batalla contra los principados y potestades, contra los gobernantes de este mundo de tinieblas, contra los espíritus de maldad en las regiones celestes (Efesios 6:12). Ven en auxilio de los hombres que Dios ha creado a su semejanza y a quienes ha redimido a un gran precio de la tiranía del diablo. 

 La Santa Iglesia te venera como su guardián y protector; a ti, el Señor ha confiado las almas de los redimidos para que sean conducidas al cielo. Ruega, pues, al Dios de la Paz que aplaste a Satanás bajo nuestros pies, para que ya no mantenga cautivos a los hombres ni perjudique a la Iglesia. 

Ofrece nuestras oraciones al Altísimo, para que sin demora atraiga su misericordia sobre nosotros; agarra al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, átalo y arrójalo al abismo para que ya no seduzca a las naciones. (Apocalipsis 20:2-3) En el nombre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor, fortalecidos por la intercesión de la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, del Bendito Arcángel Miguel, de los Benditos Apóstoles Pedro y Pablo y de todos los Santos, y poderosos en la santa autoridad de nuestro ministerio, nos comprometemos con confianza a repeler los ataques y engaños del diablo. 

Dios se levanta; sus enemigos son dispersados ​​y quienes lo odian huyen ante él. Como se dispersa el humo, así son ellos dispersados; como la cera se derrite ante el fuego, así los malvados perecen en la presencia de Dios. 
 V/ He aquí la Cruz del Señor, huid de las bandas enemigas. 
 R. El León de la tribu de Judá, descendiente de David, ha vencido. 
 V/ Que tu misericordia, Señor, descienda sobre nosotros.
 R. Tan grande como nuestra esperanza en Ti. 

 Os expulsamos de nosotros, quienesquiera que seáis, espíritus inmundos, todos los poderes satánicos, todos los invasores infernales, todas las legiones malvadas, asambleas y sectas. 

En el Nombre y por el poder de Nuestro Señor Jesucristo, 
+ que seáis arrebatados y expulsados ​​de la Iglesia de Dios y de las almas hechas a imagen y semejanza de Dios y redimidas por la Preciosa Sangre del Divino Cordero.
 + Serpiente astuta, ya no osarás engañar a la raza humana, perseguir a la Iglesia, atormentar a los elegidos de Dios y zarandearlos como trigo. 
+ El Dios Altísimo te lo manda, 
+ Aquel con quien, en vuestra gran insolencia, todavía pretendéis ser iguales. Dios que quiere que todos los hombres se salven y vengan al conocimiento de la verdad. (1 Tim. 2:4) Dios Padre te lo manda. 
+ Dios Hijo te lo manda. 
+ Dios Espíritu Santo te lo manda.
 + Cristo, la Palabra de Dios hecha carne, te lo manda; 
+ Aquel que, para salvar a nuestra raza, superada por vuestra envidia, se humilló, haciéndose obediente hasta la muerte (Fil. 2:8); aquel que edificó su Iglesia sobre la roca firme y declaró que las puertas del infierno no prevalecerán contra ella, porque Él morará con ella todos los días, hasta el fin del mundo. (Mt. 28:20) La sagrada Señal de la Cruz os lo ordena, 
+ como también el poder de los misterios de la fe cristiana. 
+ La gloriosa Madre de Dios, la Virgen María, os lo ordena; 
+ ella que por su humildad y desde el primer instante de su Inmaculada Concepción aplastó vuestra orgullosa cabeza.
La fe de los santos apóstoles Pedro y Pablo, y de los demás apóstoles, os lo ordena.
 + La sangre de los mártires y la piadosa intercesión de todos los santos os lo ordenan. 
+ Así, maldito dragón, y ustedes, legiones diabólicas, los conjuramos por el Dios vivo, 
+ por el Dios verdadero, 
+ por el Dios santo, 
+ por el Dios que tanto amó al mundo que entregó a su Hijo único, para que toda alma que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna; (San Juan 3:16) dejen de engañar a las criaturas humanas y de derramar sobre ellas el veneno de la condenación eterna; dejen de dañar a la Iglesia y obstaculizar su libertad. Vete, Satanás, inventor y maestro de todo engaño, enemigo de la salvación del hombre. 

Dale lugar a Cristo en Quien no has encontrado ninguna de tus obras; dale lugar a la Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica adquirida por Cristo al precio de Su Sangre. 

Inclínate bajo la Mano todopoderosa de Dios; temblad y huid cuando invocamos el Santo y terrible Nombre de Jesús, este Nombre que hace temblar los infiernos, este Nombre al cual se someten humildemente las Virtudes, las Potestades y las Dominaciones del cielo, este Nombre que los Querubines y Serafines alaban repitiendo sin cesar: Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios de los Ejércitos. 


 V/ Oh Señor, escucha mi oración. 
 R. Y llegue hasta Ti mi clamor. 
 V/ Que el Señor esté contigo.
 R. Y con tu espíritu.
 Oremos 
 Dios del cielo, 
Dios de la tierra, 
Dios de los ángeles,
Dios de los arcángeles, 
Dios de los patriarcas, 
Dios de los profetas, 
Dios de los apóstoles,
 Dios de los mártires, 
Dios de los confesores, 
Dios de las vírgenes, 

Dios que tienes poder para dar vida después de la muerte y descanso después del trabajo: porque no hay otro Dios que Tú y no puede haber otro, pues Tú eres el Creador de todas las cosas, visibles e invisibles, cuyo reino no tendrá fin, nos postramos humildemente ante Tu gloriosa Majestad y te suplicamos que nos libres por Tu poder de toda la tiranía de los espíritus infernales, de sus trampas, sus mentiras y su furiosa maldad. 

Dígnate, oh Señor, concedernos Tu poderosa protección y mantenernos sanos y salvos. Te lo suplicamos por Jesucristo Nuestro Señor. Amén. 
 V/ De las trampas del diablo, 
 R. Líbranos, Señor. 
 V/ Para que tu Iglesia te sirva en paz y libertad: 
 R. Te suplicamos que nos escuches. 
 V/ Para que aplastes a todos los enemigos de tu Iglesia: 
 R. Te suplicamos que nos escuches”. 
 ¿Qué son los exorcismos? 

Un exorcismo es un ritual realizado exclusivamente por obispos y sacerdotes capacitados (« exorcistas »), que piden «públicamente y con autoridad, en nombre de Jesucristo, que una persona u objeto sea protegido del poder del Maligno» (Catecismo de la Iglesia Católica). 

Los exorcistas intervienen cuando las personas son atacadas o creen estar poseídas por el demonio . Estos sacerdotes oran por las víctimas o junto con ellas, según rituales específicos, apropiados y aprobados por la Iglesia. 

 Oremos por la intercesión de los santos con Aoraciones  La oración del Papa León XIII comienza pidiendo la ayuda de San Miguel Arcángel para combatir el mal . Y tiene sentido, ya que San Miguel es descrito como el comandante del ejército del Señor, quien en el Apocalipsis lideró a otros ángeles en la batalla y derrotó al Dragón. 

La Iglesia Católica le dirige muchas oraciones pidiendo su protección. Tú también puedes orar por la protección de San Miguel diciendo esta hermosa novena. 

Oración Fuerte a los Ángeles para la Protección de Hijos

 

Oración Fuerte a los Ángeles para la Protección de Hijos y Nietos

Oración Fuerte a los Ángeles para la Protección de Hijos y Nietos

Amados Ángeles del Señor,
poderosos mensajeros de la luz,
acudo a ustedes con humildad y esperanza,
implorando su protección para mis hijos y nietos.

Envuelvan con sus alas de luz cada paso que den,
iluminen sus caminos y alejen toda sombra de peligro,
toda envidia, enfermedad, accidente o maldad.

Arcángel San Miguel, defiéndelos con tu espada de justicia,
Arcángel San Gabriel, anúnciales siempre la paz y la esperanza,
Arcángel San Rafael, cúralos y acompáñalos en su salud y caminos.

Ángeles de la guarda de mis hijos y nietos,
no los dejen ni de día ni de noche,
protégelos de todo mal visible e invisible,
líbralos de caídas, tentaciones y de toda trampa del enemigo.

Cubran sus hogares, escuelas, trabajos y caminos,
para que nada ni nadie pueda tocarles con maldad.
Que cada paso que den sea guiado por ustedes,
que cada decisión sea inspirada por la luz divina,
que sus corazones permanezcan en la gracia de Dios.

Los coloco bajo la custodia de los Coros Celestiales,
para que sean defendidos por legiones de ángeles guerreros,
y sus vidas estén selladas con la Sangre de Cristo.

Ángeles del Señor, no los abandonen nunca,
llévenlos siempre por senderos de paz, salud y salvación,
hasta que, un día, podamos alabar a Dios unidos en el Cielo.

Amén.

Oración por la Paz en Tierra Santa y en el Mundo

✨ Oración por la Paz en Tierra Santa y en el Mundo

📿 Oh Dios de la Paz y de la Justicia, Padre de todos los pueblos y naciones, elevamos hacia Ti nuestras súplicas en este tiempo de angustia, cuando la guerra tiñe de sangre la tierra donde naciste, donde vivió tu Hijo, y donde aún hoy tantos claman por consuelo. 


 Mira, Señor, con piedad a tus hijos en Israel, en Gaza, en Irán, en Líbano y en cada rincón del mundo donde reina la violencia. Tú que sabes cuánto sufre una madre por la pérdida de un hijo, escucha el llanto de tantas familias que claman al cielo en medio del dolor. 


 Envía, Señor, tu Espíritu Santo, para que disipe el odio, confunda a los violentos y renueve los corazones endurecidos. Haz que los gobernantes abandonen el camino de las armas y abracen el sendero de la verdad y del diálogo. 


 Te pedimos, Reina de la Paz, Virgen María, que intercedas por tus hijos heridos y desplazados, que cubras con tu manto a los niños que ya no tienen hogar y a las madres que buscan a sus desaparecidos. Que esta oración atraviese los cielos y llegue como incienso a tu Trono de Misericordia, para que en tu Nombre, oh Dios nuestro, se levante un nuevo amanecer de esperanza. 

 Amén.

Solemnidad de Pentecostés: Espíritu Santo y Nacimiento de la Iglesia

 

Imagen de iglesia con arquitectura clásica y cielo azul
Iglesia con arquitectura clásica bajo un cielo azul

Solemnidad de Pentecostés: Espíritu Santo y Nacimiento de la Iglesia Católica

Hoy la Iglesia toda celebra con gozo indecible la Solemnidad de Pentecostés, el día glorioso del descenso del Espíritu Santo sobre la Virgen María y los Apóstoles, la comunidad naciente de la Iglesia, cincuenta días después de la Resurrección del Señor Jesús.

Este acontecimiento marca el cumplimiento de la promesa de Cristo: el envío del Paráclito, el Espíritu de la verdad, para guiar, consolar y santificar a la Iglesia hasta el fin de los tiempos.

Fin del Tiempo Pascual: Un nuevo comienzo

La Solemnidad de Pentecostés marca también el final del Tiempo Pascual. Es una nueva aurora: la Iglesia, fortalecida por el Espíritu, se lanza a la misión de evangelizar al mundo.

Significado de Pentecostés

La palabra Pentecostés proviene del griego πεντηκοστή (pentēkostḗ), que significa ‘quincuagésimo’. Indica el día número cincuenta desde la Pascua, según la tradición judía y cristiana.

Hechos de los Apóstoles 2, 1-11

“De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso (...). Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se posaron sobre cada uno de ellos. Quedaron todos llenos del Espíritu Santo”.

Secuencia litúrgica: Veni Sancte Spiritus

En la Misa de hoy, antes del Evangelio, la Iglesia canta con fervor:

Ven, Dios Espíritu Santo,
y envíanos desde el cielo
tu luz, para iluminarnos. 

Ven ya, padre de los pobres,
luz que penetra en las almas,
dador de todos los dones. 

Fuente de todo consuelo, 
amable huésped del alma,
paz en las horas de duelo.

Eres pausa en el trabajo; 
brisa, en un clima de fuego; 
consuelo, en medio del llanto. 

Ven, luz santificadora,
y entra hasta el fondo del alma 
de todos los que te adoran. 

Sin tu inspiración 
divina los hombres nada 
podemos y el pecado nos domina.

Lava nuestras inmundicias,
fecunda nuestras desiertos
y cura nuestras heridas. 

Doblega nuestra soberbia,
calienta nuestras frialdad, 
endereza nuestras sendas.

Concede a aquellos que ponen
en ti su fe y su confianza 
tus siete sagrados dones.
Danos virtudes y méritos, 
danos una buena muerte 
y contigo el gozo eterno.
  

Pentecostés según San Juan Pablo II

El Papa San Juan Pablo II, en su encíclica Dominum et Vivificantem, enseñaba:

“El Espíritu habita en la Iglesia y en el corazón de los fieles como en un templo. (...) La unifica en comunión y ministerio, la provee y gobierna con diversos dones jerárquicos y carismáticos”.

El Concilio Vaticano II, en Lumen Gentium, nos recuerda que el Espíritu es quien embellece la Iglesia con sus frutos y guía su caminar hacia la verdad plena.

Hoy, pidamos un nuevo Pentecostés

De la mano del nuevo Papa León XIV, roguemos por una efusión renovada del Espíritu en nuestros corazones y comunidades.

¡Salgamos a anunciar el Evangelio con la fuerza del Espíritu Santo!

Oración poderosa al Espíritu Santo para sanar mi interior

Introducción: Abre tu corazón al Espíritu Santo

En los momentos más oscuros, cuando el alma se encuentra herida por la tristeza, el miedo o la angustia, invocar al Espíritu Santo puede traer sanación profunda y verdadera paz. Esta poderosa oración está inspirada en la fe viva que transforma el corazón, renueva las fuerzas y nos conecta con el amor divino de Dios.

¿Por qué rezar al Espíritu Santo para sanar el alma?

El Espíritu Santo es consuelo, luz y medicina del alma. Él disuelve el miedo, la envidia y el dolor, y nos llena de esperanza, fortaleza y amor puro. Esta oración es un bálsamo espiritual que abre puertas a la sanación interior y a la paz que solo viene de Dios.

Oración poderosa al Espíritu Santo

Espíritu Santo de Dios, fuego que ilumina mis tinieblas, soplo de vida que sana mis heridas, luz que penetra lo más profundo de mi ser, ven y sana mi alma. Libérame del miedo que me paraliza, de la tristeza que me oscurece, de la envidia que me consume, y del odio que me aparta del amor. Transforma mis pensamientos, renueva mis emociones, y fortalece mi voluntad. Dame alegría, serenidad y esperanza. Espíritu Santo, entra en mi corazón con tu fuego de amor, hazlo nuevo, limpio y abierto a la gracia. Haz que brote de mí la paz que viene de Ti y que mis palabras y acciones reflejen tu luz. Amén.

Consejo espiritual

Repite esta oración con fe cada día durante nueve días si estás atravesando un momento de prueba. Puedes encender una vela blanca como símbolo de tu esperanza. El Espíritu Santo actuará en ti, poco a poco, con delicadeza y poder.

Más recursos para tu alma

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Si esta oración ha tocado tu corazón, compártela con quienes necesiten sanación. Tu gesto puede ser el canal de una bendición.

Letanías del Espíritu Santo

 Letanías del Espíritu Santo

Letanías del Espíritu Santo


> Señor, 

> Jesucristo, 

> Señor, 

> Dios, Padre celestial, 

> Dios, Hijo, Redentor del mundo, 

> Dios, Espíritu Santo, 

> Trinidad Santa, que eres un solo Dios, 

> Divina Esencia, Dios verdadero y único, 

> Espíritu de verdad y de sabiduría, 

> Espíritu de santidad y de justicia, 

> Espíritu de entendimiento y de consejo, 

> Espíritu de caridad y de gozo, 

> Espíritu de paz y de paciencia, 

> Espíritu de longanimidad y mansedumbre, 

> Espíritu de benignidad y de bondad, 

> Amor substancial del Padre y del Hijo, 

> Amor y vida de las almas santas, 

> Fuego siempre ardiendo, 

> Agua viva que apagas la sed de los corazones,

> de todo mal, 

> de toda impureza de alma y cuerpo, 

> de toda gula y sensualidad, 

> de todo afecto a los bienes terrenos, 

> de todo afecto a cosas y a criaturas, 

> de toda hipocresía y fingimiento, 

> de toda imperfección y faltas deliberadas, 

> del amor propio y juicio propio, 

> de la propia voluntad, 

> de la murmuración, 

> de la doblez a nuestros prójimos, 

> de nuestras pasiones y apetitos desordenados, 

> de no estar atentos a tu santa inspiración, 

> del desprecio a las cosas pequeñas, 

> de la glotonería y malicia, 

> de todo regalo y comodidad, 

> de querer buscar o desear algo que no seas Tú, 

> de todo lo que te desagrade, 

> de todo pecado e imperfección y de todo mal,

> Padre amantísimo,

> Divino Verbo,

> Santo y Divino Espíritu,

> Cordero de Dios, que borras los pecados del mundo,

> Cordero de Dios, que borras los pecados del mundo,

> Cordero de Dios, que borras los pecados del mundo,

Perdónanos.

Ten misericordia de nosotros.

No nos dejes hasta ponernos en la posesión

de la Divina

Esencia, Cielo de los cielos.

Envíanos al divino Consolador.

Llénanos de los dones de tu Espíritu.

Haz que crezcan en nosotros los frutos

del Espíritu Santo.

Ven, ¡oh Santo Espíritu!, llena los corazones de tus fieles y enciende en

ellos el fuego de tu amor.

V. Envía tu espíritu y todo será creado.

R. Y se renovará la faz de la tierra

Oremos

¡Oh Dios!, que has instruido los corazones de los fieles con la luz del

Espíritu Santo, concédenos, según el mismo Espíritu, conocer las cosas

rectas y gozar siempre de sus divinos consuelos. Por Jesucristo, Señor

Nuestro. R. Amén.

Decenario al Espíritu Santos 

El alma de Cristo bajo la moción del Espíritu Santo

 

El alma de Cristo bajo la moción del Espíritu Santo

El alma de Cristo bajo la moción del Espíritu Santo: el Espíritu Santo Recibe todo del Hijo

Cristo es la obra maestra del Espíritu Santo. Como Verbo Él es con el Padre su Principio eterno. El Espíritu Santo recibe todo del Hijo: su Ser y sus perfecciones infinitas. Él es el Amor en Persona que procede indivisiblemente del Padre y del Hijo en la Unidad de la Trinidad. Pero, en cuanto hombre, Jesús ha recibido todo del Espíritu Santo: su encarnación, su ser, su vida, su acción sobre todos los miembros de su Cuerpo místico. 

"Todos los movimientos de mi alma en cuanto hombre fueron inspirados y movidos por el Espíritu Santo. Él movía mis potencias, sentidos y voluntad poseyéndolos para glorificar al Padre, a quien Yo todo lo refería.

"El Espíritu Santo ama a mi humanidad con predilección incomparable. Si tú supieras con cuanta delicadeza, ternura y esplendidez adornó mi alma, mis facultades, mis sentimientos, mi cuerpo y mi Corazón el Espíritu Santo. 

Más que una madre toda amor. Empleó su poder y todas sus riquezas en formarme en el seno de María, como un perfecto modelo de todo lo bello, puro y santo. Todas las riquezas y tesoros que adornan a mi Corazón se le deben al Espíritu, y no me gusta que se tome Ia devoción a mi Corazón de carne como fin, sino como medio para subir a mi divinidad, como escalón para ir al Espíritu Santo, quien lo creó, quien lo formó y enriqueció, quien puso en él todos los encantos de su amor y también todos los dolores internos, y el modo y la manera de sufrir la universal expiación para el perdón de la humanidad culpable. 

El corazón del hombre y su cuerpo habían pecado y necesitaban otro cuerpo y otro corazón con la potencia de un Dios que desagraviara a Dios, siendo Él mismo Dios también. Esta idea, acción y fin saludable de gloria para mi humanidad, y de salvación para el mundo, se le debe al Espíritu Santo" (Diario T. 40, p. 197-203, enero 29, 1915).

















Fuente:  Descarga PDF Conchita



7 dones del Espíritu Santo

 7 dones del Espíritu Santo - Aoraciones

¿Cuáles son los 7 dones del Espíritu Santo?

Sabiduría

El mayor de sus dones es la sabiduría, que es la gracia de poder ver cada cosa con los ojos de Dios. Es luz que se recibe de lo alto, una participación especial en ese conocimiento misterioso y sumo, que es propio de Dios. El don de la sabiduría perfecciona la virtud teologal de la caridad, produciendo un conocimiento nuevo, impregnado por el amor. Nos permite discernir, sobre todo, lo falso de lo verdadero, lo superfluo de lo trascendental, el egoísmo del amor.

 Va más allá de la sabiduría humana. Es tener la capacidad de saber decir o hacer lo que es correcto, dentro de la voluntad de Dios, en una situación específica.


"Oh Espíritu de Dios, Espíritu de verdad y de luz,

Vive en mi alma constantemente con Tu gracia divina."

Que Tu soplo disipe las tinieblas,

Y que las buenas obras se multipliquen en Tu luz.

(Diario Santa Faustina 1411)


El mayor de sus dones es la sabiduría, que es la gracia de poder ver cada cosa con los ojos de Dios. Es luz que se recibe de lo alto, una participación especial en ese conocimiento misterioso y sumo, que es propio de Dios. El don de la sabiduría perfecciona la virtud teologal de la caridad, produciendo un conocimiento nuevo, impregnado por el amor.

Entendimiento

Nos permite escuchar al Padre en las cosas que nos suceden. ¿Qué espera de nosotros? ¿Cómo podemos lograrlo? El entendimiento nos lo dirá.

Es el don divino que nos ilumina para aceptar las verdades reveladas por Dios. Mediante este don, el Espíritu Santo nos permite escrutar las profundidades de Dios, comunicando a nuestro corazón una particular participación en el conocimiento divino, en los secretos del mundo y en la intimidad del mismo Dios.

"Espíritu Santo ilumina mi entendimiento y fortifica mi voluntad!"

¡Cuántas heridas llevamos dentro! 

Grandes o pequeñas, viejas o recientes, esas heridas están allí adentro, por los recuerdos dolorosos, por las experiencias traumáticas de nuestro pasado, por nuestros fracasos, por nuestros errores, por el amor que nos negaron, por lo que no pudo ser.

El Espíritu Santo puede entrar en nuestros interior y es capaz de sanar esas heridas. Mostrémosle lo que nos duele, digámosle lo que sentimos, Imaginemos que se derrama como bálsamo que cura y cicatriza, que pasa como caricia suave que cierra las heridas con cuidado y ternura.

Consejo

Este don requiere de una confianza plena y la paciencia justa para permitir al Espíritu Santo hablar en nuestra boca y entregar un consejo valioso. También es poder de este don el hallar la palabra que nos guíe correctamente en momentos de duda.

Es el don del Espíritu Santo que nos permite saber decidir con acierto, aconsejar a los otros fácilmente y en el momento necesario conforme a la voluntad de Dios. Es la luz que el Espíritu nos da para distinguir lo correcto e incorrecto, lo verdadero y falso.

"El don del Espíritu Santo es el que nos permite conocerlo y amarlo"

Imaginemos todas las manchas y suciedades de nuestro interior. Pensemos no sólo en nuestros pecado, sino en las inclinaciones que han dejado esos pecados; pensemos también en las tristezas  y perturbaciones interiores que han quedado por nuestras malas acciones. Y roguémosle al Espíritu Santo que pase como un río caudaloso, que lave, que limpie todo, que se lleve toda suciedad y nos deje blancos, relucientes, verdaderamente liberados.

Fortaleza o Templanza

Este don nos mantiene a flote en momentos de incertidumbre. Nos da la certeza de la compañía del Padre aun más allá de la vida.

Este es el don que nos vuelve valientes para enfrentar las dificultades del día a día de la vida cristiana. Vuelve fuerte y heroica la fé. Recordemos el valor de los mártires. Nos da perseverancia y firmeza en las decisiones.

Los que tienen ese don, no se amedrentan frente a las amenazas y persecuciones, pues confían incondicionalmente en el Padre.

"El don del Espíritu Santo es el que hace que nos abramos a las divinas personas y que se queden en nosotros"

El Espíritu Santo también es como una lluvia , agua que penetra la  tierra seca. Somos tierra que cruje y que llora, seca y agrietada. Pero cuando llueve la gracia, nuestro desierto reverdece y se llena de flores, rebosa de vida.

Publiquemos al Espíritu Santo para que se derrame como lluvia fecunda, para que haga brotar las semillas buenas que él mismo puso en nosotros. Él lo ha prometido "Derramaré agua sobre el suelo sediento, raudales sobre la tierra seca" (Is 44,3).

Conocimiento o Ciencia

Nos acerca a la visión que tiene Dios de su creación. Ver el amor y la belleza en lo y los que nos rodean. No tienen por qué ser perfectos, son así porque cumplen una misión y la ciencia de Dios nos permite entender esto.

Perfecciona la virtud de la fe, dando a ésta una luminosidad de conocimiento al modo divino 

Es el don del Espíritu Santo que nos permite acceder al conocimiento. Es la luz invocada por el cristiano para sostener la fe del bautismo.

"El don del Espíritu Santo es el que nos eleva y asimila a Dios en nuestro ser y en nuestro obrar"

Sin el Espíritu Santo en realidad estamos siempre buscando nuestro interés, sin preocuparnos con sinceridad por el bien de los otros. Sin él tampoco nos interesa de verdad la gloria de Dios.

Pero si en algún momento dejamos actuar al Espíritu Santo y brota en nosotros un sentimiento verdadero de bondad, o una decisión realmente generosa, tenemos que darle las gracias a él. Porque eso sería imposible sin su impulso, sin su invitación, sin su gracia que nos eleva.

Piedad

Es la conexión íntima con Dios, nuestra entrega a su voluntad y la renuncia a lo mundano para ser instrumento de su amor.

Es el don que el Espíritu Santo nos da para estar siempre abiertos a la voluntad de Dios, buscando siempre actuar como Jesús actuaría.

Ven Espíritu Santo. Libérame, para que no alimente la impaciencia y el desprecio hacia otras personas.

Toma mi mirada para que pueda mirar a los demás como Jesús, con inmensa paciencia. 

Si Dios vive su alianza con el hombre de manera tan envolvente, el hombre, a su vez, se siente también invitado a ser piadoso con todos.

En la Primera Carta de San Pablo a los Corintios escribió:

 “En cuanto a los dones espirituales, no quiero, hermanos, que estéis en la ignorancia. Sabéis que cuando erais gentiles, os dejabais arrastrar ciegamente hacia los ídolos mudos. Por eso os hago saber que nadie, hablando con el Espíritu de Dios, nadie puede decir: «¡Jesús es Señor!» sino con el Espíritu Santo” (1Co 12, 1-3).

Temor de Dios

Es saber que por encima de todo está Él, no podemos transgredir su voluntad ni sus mandamientos.






Fuente:

Catholic. net

Veni Sancte Spiritus

 

Veni Sancte Spiritus, Ven Espíritu Divino

Veni Sancte Spiritus, Ven Espíritu Divino


Ven Espíritu Divino,

manda tu luz desde el cielo,

Padre amoroso del pobre;

don en tus dones espléndido;

luz que penetra las almas;

fuente del mayor consuelo.


Ven, dulce huésped del alma,

descanso de nuestro esfuerzo,

tregua en el duro trabajo,

brisa en las horas de fuego,

gozo que enjuga las lágrimas

y reconforta en los duelos.


Entra hasta el fondo del alma,

divina luz y enriquécenos.


Mira el vacío del hombre

si Tú le faltas por dentro;

mira el poder del pecado

cuando no envías tu aliento.


Riega la tierra en sequía,

sana el corazón enfermo,

lava las manchas, infunde

calor de vida en el hielo,

doma el espíritu indómito,

guía al que tuerce el sendero.


Reparte tus Siete Dones

según la fe de tus siervos.


Por tu bondad y tu gracia

dale al esfuerzo su mérito;

salva al que busca salvarse

y danos tu gozo eterno.


Amén

Secuencia de Pentecostés

 

Secuencia de Pentecostés - Aoraciones

Secuencia de Pentecostés


Ven, Espíritu Divino

manda tu luz desde el cielo.

Padre amoroso del pobre;

don, en tus dones espléndido;

luz que penetra las almas;

fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,

descanso de nuestro esfuerzo,

tregua en el duro trabajo,

brisa en las horas de fuego,

gozo que enjuga las lágrimas

y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma,

divina luz y enriquécenos.

Mira el vacío del hombre,

si tú le faltas por dentro;

mira el poder del pecado,

cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,

sana el corazón enfermo,

lava las manchas, infunde

calor de vida en el hielo,

doma el espíritu indómito,

guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones,

según la fe de tus siervos;

por tu bondad y tu gracia,

dale al esfuerzo su mérito;

salva al que busca salvarse

y danos tu gozo eterno. Amén.


Oración al Espíritu Santo por Cardenal Verdier

Oh Espíritu Santo,

Amor del Padre, y del Hijo,

Inspírame siempre lo que debo pensar,

lo que debo decir,

cómo debo decirlo,

lo que debo callar,

cómo debo actuar,

lo que debo hacer,

para gloria de Dios,

bien de las almas

y mi propia Santificación.


Espíritu Santo,

Dame agudeza

para entender,

capacidad para retener,

método y facultad para aprender,

sutileza para interpretar,

gracia y eficacia para hablar.

Dame acierto al empezar

dirección al progresar

y perfección al acabar.

Amén.



El Espíritu Santo promueve la vida interior de los bautizados en Cristo

Conduce las almas hacia la madurez interior, y desde lo íntimo del hombre renueva la faz de la tierra. Para la maduración del hombre interior es imprescindible la vida de oración, que se halla en estrecha dependencia con los dones del Espíritu Santo, que sensibilizan al alma para captar la presencia amorosa de Dios y entablar una verdadera relación de amistad.


Todos los Santos nos dan testimonio que el Espíritu es una fuerza que transforma el interior del hombre y de la mujer. La luz que nos aportan los Santos a través de la experiencia que han hecho del Espíritu, y que nos han comunicado a través de sus escritos es muy rica en matices. Pero todos dan testimonio que es el Espíritu quien nos santifica, de forma que adquiramos los caracteres de Jesucristo, sien­do cristificados por la gracia.


La principal misión del bautizado es no poner obstáculos a la acción santificadora del Espíritu y secundarla, de for­ma que avancemos por el camino de la santidad. Para ello, habremos de purificar el corazón, y quitar todo estorbo a la acción del Espíritu de Dios en nosotros. Lo prioritario ante todo es no pecar, pues el pecado mortal expulsa al Espíritu, el pecado venial consentido, debilita su acción santificadora. La otra condición es suplicar a Dios el don de la humildad, pues como nos recuerda San Agustín, solo en el humilde encuentra el Espíritu capacidad de acogida.