Aoraciones

San Pío de Pietrelcina ¡No lo dejes para más tarde!

 

San Pío de Pietrelcina - Aoraciones


San Pío de Pietrelcina ¡Es ahora!


El padre Pío le contó esta historia al padre Anastasio. 

«Una tarde, mientras me encontraba solo en el coro para rezar, oí un ruido y vi un joven monje de pie delante del altar mayor. Parecía que estaba limpiando los candelabros y arreglando las flores. Pensé que era el padre Leone, que preparaba el altar, y como ya era la hora de cenar, me acerqué y le dije:

“Padre Leone, vaya a cenar, no es el momento de limpiar y preparar el altar”; pero una voz, que no era la del padre Leone, me contestó: “No soy Leone”. “¿Y quién eres?”, le pregunté. “Soy un cofrade tuyo que fui novicio aquí. 

Me encargaron limpiar el altar durante mi año de noviciado. Desgraciadamente, a menudo dejé de reverenciar a Jesús cuando pasaba por delante del altar, y el Santísimo Sacramento, que está en el Tabernáculo, no fue respetado. 

Ahora, en su inmenso Amor, Dios me ha enviado aquí para que tú puedas acelerar el tiempo que me falta para ir al Paraíso. Reza por mí”. 

Creyendo ser muy generoso con esa alma sufridora, le dije: 

“Entrarás en el Paraíso mañana por la mañana, cuando celebre la Santa Misa”. 

Entonces él gritó:

 “¡Eres muy cruel!”, y llorando se marchó. Esa queja me produjo una herida en el corazón, que sentí y sentiré durante toda mi vida, ya que habría podido enviar esa alma inmediatamente al paraíso y en cambio la condené a quedarse otra noche más entre las llamas del purgatorio. 1982). 

Morí en un incendio

Una tarde, el padre Pío se encontraba en la planta baja del convento, en una habitación convertida en hospedería.

Estaba solo y acababa de acostarse en el catre cuando de pronto

se le apareció un hombre envuelto en una capa negra.

El padre Pío, sorprendido, se levantó del catre y le preguntó al hombre quién era y qué quería.

El desconocido contestó que era un alma del Purgatorio.

«Me llamo Pietro Di Mauro», dijo;

«morí en un incendio el 18 de septiembre de 1908,en este convento».

Efectivamente, después de la expropiación de los bienes eclesiásticos, el convento fue convertido en una

residencia para ancianos.

«Morí entre las llamas mientras dormía en mi cama, justo en esta habitación.

Ahora vengo del Purgatorio:

Dios me ha permitido venir aquí y pedirte que ofrezcas una misa para mí, mañana por la mañana.

Gracias a esa misa estaré en condiciones de entrar en el Paraíso».

El padre Pío le prometió al hombre que ofrecería una misa por él..., pero también le dijo que deseaba acompañarle

a la puerta del convento.

Había entendido perfectamente que le estaba hablando a un difunto, así que,

cuando salieron a la plaza de la iglesia,

el hombre que estaba a su lado desapareció inmediatamente.

El Padre Pío volvió al convento algo asustado.

El padre Paolino de Casacalenda, guardián del convento, notó su nerviosismo y, tras explicarle lo que le había

pasado, pidió permiso para celebrar la Santa Misa por el alma del difunto.

Pocos días después, para comprobar la información, el padre Paolino fue al registro civil del ayuntamiento de

San Giovanni Rotondo.

Tras su petición, le concedieron consultar el registro de defunciones del año 1908.

La historia del padre Pío era cierta: en el registro de defunciones, el padre Paolino encontró que el 18 de

septiembre del 1908, en el incendio del asilo, murió Pietro DiMauro.

¿Qué es una indulgencia?

 

¿Qué es una indulgencia? - Aoraciones


No Olvidemos las Indulgencias

A IGLESIA nuestra Madre posee maravillosos tesoros reservados para nosotros, ¡fijémonos en ellos más de cerca!«A través de las indulgencias, los fieles pueden obtener para ellos mismos y para las almas del Purgatorio la remisión de las penas temporales debidas a sus pecados» (Catecismo de la Iglesia Católica, § 1498).


¿Qué es una indulgencia?


Veamos lo que indica sobre ella el Catecismo de la Iglesia Católica:


«La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal debida a los pecados, cuya falta queda borrada; remisión que los fieles bien dispuestos obtienen a través de ciertas condiciones determinadas, por la acción de la Iglesia, la cual, como dispensadora de la redención, distribuye y aplica por su autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los Santos.»La indulgencia puede ser parcial o plenaria, según si libera parcialmente o enteramente de la pena temporal debida a los pecados» (§ 1471).


Jesús dio a sus discípulos, y por lo tanto a la Iglesia, el poder de hacer y deshacer. A través delos siglos, de maneras diferentes, la Iglesia ha utilizado este instrumento de misericordia divina para los vivos y los difuntos. En nuestra época, todo lo que concierne a las indulgencias ha sido revisado por el Papa Pablo VI. Todo esto está en el Manual de las Indulgencias, Reglas y Concesiones, publicado el 29 de junio de 1968 por la Librería Vaticana.


«El objetivo de la Autoridad Eclesiástica para la distribución de las indulgencias, no es solo el de ayudar a los fieles a expiar las penas debidas a los pecados, sino también el de promover los actos de piedad, de penitencia y de caridad, especialmente aquellos que hacen acrecentar la fe y favorecen el bien común.»


«Si los fieles ofrecen las indulgencias para los difuntos, cultivan de manera excelente la caridad y, mientras ellos elevan su espíritu al Cielo, disponen las cosas materiales con mayor prudencia.»


«Aunque estas buenas acciones sean gratuitas, las indulgencias son otorgadas a los vivos y los difuntos solamente con unas condiciones especiales {...} Los fieles deben amar a Dios, odiar el pecado, poner la confianza en los méritos de Cristo y creer firmemente en la gran ayuda que recibimos de los santos [...].»


Después de la reforma litúrgica, toda distinción de días, meses y años fue abolida: las indulgencias se dividen únicamente en plenarias y parciales.Veamos algunas otras reglas:


«Nadie puede donar a otra persona viva las indulgencias que ha ganado.»


«Las indulgencias parciales o plenarias se pueden ofrecer siempre por los difuntos.»


«Los fieles que utilizan con devoción un objeto religioso (cruz, rosario, escapulario, medalla)bendecido por un sacerdote, pueden ganar una indulgencia parcial. Si este objeto es bendecido por el papa o por un obispo, los fieles que lo utilicen con devoción pueden obtener la indulgencia plenaria en la solemnidad de los apóstoles Pedro y Pablo, recitando el Credo en su fórmula legítima.»


( La importancia de los objetos religiosos bendecidos ha sido recientemente confirmada por el Nuevo Catecismo (§ 476-477; 1159-1162; 2129-2132). Con este propósito citamos el mensaje de Medjugorje del 18 de mayo de 1985:


Queridos hijos, hoy os invito a poner en vuestras casas el mayor número posible de objetos bendecidos. Que cada persona lleve encima un objeto bendecido. Bendecid todos los objetos; de este modo Satanás os tentará menos, ya que así tendréis una armadura que os protegerá)

«La indulgencia plenaria se puede ganar una vez por día. La indulgencia parcial, en cambio, se puede obtener varias veces al día, a menos que no haya una indicación contraria.»«Para ganar la indulgencia plenaria, es necesario no solamente excluir toda afección al pecado, incluso venial, sino también cumplir con los requisitos de la indulgencia y con tres condiciones: la confesión sacramental, la comunión eucarística y la oración por las intenciones del papa.»


Esta última indulgencia consiste en recitar por las intenciones del Papa un Padrenuestro y un Avemaría. De todas maneras, los fieles son libres de rezar cualquier otra oración según su propia devoción.


La nueva reforma otorga tres concesiones:

  1. «La indulgencia plenaria se otorga a los fieles que, cumpliendo sus deberes y soportando las adversidades de la vida, elevan con humildad y confianza sus almas hacia Dios, y añade mentalmente una invocación piadosa.»
  2. «La indulgencia parcial se otorga a los fieles que, con fe y misericordia, ponen sus personas o sus bienes al servicio de quienes necesitan ayuda.»
  3. «La indulgencia parcial se otorga a los fieles que, con espíritu de penitencia y sacrificio, se privan espontáneamente de una cosa legítima.»


Se puede obtener la indulgencia plenaria por los motivos siguientes:

  1. Adoración al Santísimo Sacramento al menos durante media hora
  2. Recitación del Rosario mariano (con los quince misterios) en la iglesia, en comunidad o en familia.
  3. Participación en el Via Crucis
  4. Lectura de las Santas Escrituras al menos durante media hora.
  5. Visita de una iglesia desde el 1 de noviembre a mediodía hasta el 2 de noviembre a medianoche, en favor de los difuntos.
  6. Participación en una misa solemne de una primera comunión, de la primera misa del sacerdote o por el jubileo sacerdotal de 25, 50 o 60 años.
  7. Renovación de las promesas bautismales durante la Vigilia Pascual.
  8. Adoración de la cruz durante la ceremonia solemne del Viernes Santo.
  9. Bendición del papa, incluso si se recibe a través de la radio o la televisión.

En el momento de la muerte, la Iglesia se muestra particularmente caritativa para otorgar la indulgencia parcial. La da el sacerdote, ritualmente; y la obtiene el moribundo por un beso en la cruz, pero solamente si durante su vida ha recitado alguna oración. Si las condiciones indicadas anteriormente (confesión, comunión, oración por el papa,exclusión del pecado) no pueden ser cumplidas enteramente, la indulgencia es solamente parcial.

Pero no hay obligación de confesarse o de comulgar el mismo día: puede hacerse durante los días precedentes o los siguientes. Si se tiene la costumbre de confesarse regularmente, se pueden ganar muchas indulgencias plenarias.

También se pueden lucrar muchas indulgencias parciales por el rezo de plegarias de la Iglesia, como las siguientes:

A ti, Bienaventurado San José Angel del Señor (Angelus Domini)

Alma de Cristo, santifícame (Anima Christi)

Acto de Comunión Espiritual

Profesión de fe {Credo)

Oficio por los difuntos (.Responso)

Salmo 130 (De Profundis)

Letanías del Nombre de Jesús

Letanías del Sagrado Corazón de Jesús

Letanías de la Preciosísima Sangre

Letanías de la Bienaventurada Virgen María

Letanías de San José

Letanías de los Santos

Magníficat

Acordaos, oh Misericordiosa Virgen María (Memorare)

Salmo 50 (Miserere)

Plegaria por las vocaciones sacerdotales o religiosas

Plegaria por la unidad de los cristianos

El reposo eterno (Responso)

Salve (Salve Regina)

Santiguarse (bien hecho y con piedad)

Adorando el Sacramento (Tantum Ergo)

Te Deum (himno de agradecimiento)

Esta indulgencia es plenaria si se recita públicamente el último día del año

Ven, Espíritu Santo (Veni Creator). Esta indulgencia llega a ser plenaria cuando se recita el último día del año, al igual que durante la solemnidad de Pentecostés.

Y la anterior no es una lista completa. Las indulgencias parciales son otorgadas por todo acto concreto de fe, esperanza y caridad en medio de las pruebas que la vida nos da para afrontar, o bien en el cumplimiento de diferentes deberes; todos los actos de caridad hacia nuestro prójimo obtienen también las indulgencias parciales; las prácticas de ayuno y abstinencia realizadas voluntariamente, al igual que todas las oraciones jaculatorias o los pensamientos espontáneos dirigidos a Dios, a la Virgen María y a la Sagrada Familia. El Manual de las Indulgencias contiene toda una lista. Dicho Manual es realmente de gran valor. ¡Léelo!¡Alabado sea el Señor y la Iglesia!

Las Santas Llagas por las Almas del Purgatorio

 

Las Santas Llagas por las Almas del Purgatorio - Aoraciones


Las Santas Llagas por las Almas del Purgatorio: por Jesús a la hermana Marie Marthe Chambon (1841-1907)


He aquí las promesas hechas por Jesús a la hermana Marie Marthe Chambon (1841-1907), una monja humilde consagrada a la Visitación de Santa María y muerta en olor de santidad. Hija de pobres campesinos, en el año 1864 ingresó en el monasterio, donde vivió hasta su muerte; trabajó toda su vida en las tareas domésticas. Después de una visión del crucifijo ensangrentado, se consagró al culto de las Santas Llagas, y desde entonces tuvo impresionantes visiones diarias. En el año 1875 recibió los estigmas.

Concederé todo lo que me pidan con la invocación de mis Santas Llagas. Es necesario pagar esta devoción.

En verdad esta oración no es de la Tierra, sino del Cielo... y puede obtenerlo todo.

Mis Santas Llagas sostienen el mundo. 

Pedidme amarlas constantemente porque son fuente de todas las gracias. Hay que invocarlas con frecuencia y atraer al prójimo para imprimir en sus corazones la devoción hacia las almas.

Cuando tengáis penas que soportar, llevarlas prontamente a mis Llagas y serán mitigadas.

Cerca de los enfermos se debe repetir con frecuencia esta invocación:

 «Jesús mío, perdón y misericordia, por los méritos de tus Santas Llagas». 

Esta oración elevará su alma y su cuerpo.

El pecador que diga: 

«Padre Eterno, yo te ofrezco las Llagas de nuestro Señor Jesucristo, para curar las llagas de nuestras almas», obtendrá la conversión.

Mis Llagas curarán las vuestras.

No habrá muerte para el alma que espere en mis Llagas: 

Ellas dan la verdadera vida.

Por cada palabra del Rosario de la Misericordia, yo dejo caer una gota de mi Sangre sobre el alma de un pecador.

El alma que honre mis Santas Llagas y las ofrezca al padre Eterno por las almas del Purgatorio, será acompañada en el momento de su muerte por la Santísima Virgen y los ángeles; yo, resplandeciente de gloria, la recibirá para coronar.

Las Santas Llagas son el tesoro de los tesoros para las almas del Purgatorio.

La devoción a las Santas Llagas es el remedio para los tiempos de iniquidad. De mis Llagas salen frutos de santidad. Meditándolas encontraréis siempre un nuevo alimento para vuestro amor. Amén

Oración de Santa Matilde por los difuntos

 

Oración de Santa Matilde por los difuntos

Oración de Santa Matilde por los difuntos


Habiendo comulgado Santa Matilde por los difuntos, se le apareció Jesús diciéndole que rezara por ellos el Padrenuestro. La Santa recitó la divina oración en la forma que a continuación se expresa, viendo al terminar que, un gran número de almas subían al Cielo. (Revelaciones 1, 21)

Padre nuestro que estás en el Cielo

¡Oh adorabilísimo y misericordioso Padre! Tú que te dignaste por mera bondad, constituir a las almas en tal alta dignidad que, llegando a ser tu verdaderas hijas llevan tu nombre, apiádate de ellas. ¡Oh Padre, perdónales el no haberte amado, ni rendido el culto que te es debido! ¡Cuántas veces te han desterrado de su corazón, donde anhelabas aposentarte y reinar como en tu Cielo!. Para suplir su falta. Padre, te imploro, uniendo mi penitencia y mi satisfacción a las que su hermano  inocente, Jesucristo, te ofreció con tanto celo. Te ofrezco el amor que tu Hijo amantísimo te profesó con reverencia y honor, en su Humanidad. Dígnate aceptarlo en expiación del pecado de aquellos infelices. Así sea.

Santificado sea tu nombre

Yo te suplico. ¡Oh tierno Padre!, te dignes perdonar a las almas de los difuntos su descuido en no haberte honrado siempre dignamente el  santo nombre de tan poderoso Padre; en no haberlo recordado con devoción, en haberlo invocado con frecuencia en vano, y pronunciando raras veces con amor… Más aún. Con la deshonrosa vida a que se entregaron, ellas desmerecieron el hermoso título de cristianos que les brindara Jesucristo. Como satisfacción por este pecado, dígnate aceptar la perfectísima santidad de tu Hijo, con la cual. Él exaltó tu nombre en sus predicaciones y lo honró en sus obras humanas. Así sea.

Venga a nosotros tu Reino

Yo te suplico. ¡Oh tierno Padre!, te dignes perdonar a las almas de los difuntos el no haber deseado con fervor ni buscado con cuidado a Ti ni a tu Reino, en el que solamente se encuentra el verdadero reposo y la eterna felicidad. Para expiar la indiferencia que han tenido, yo te ofrezco los santos deseos por los cuales tu amantísimo Hijo ha querido que nosotros fuésemos los coherederos de su Reino. Así sea.

Hágase tu voluntad en el Cielo como en la tierra

Yo Te ruego, Clementísimo Padre, perdona a las pobres almas, porque ellas no han sometido su voluntad a la Tuya y no siempre han tratado de realizarla en todas las cosas, sino que a menudo han vivido según sus gustos, a su manera, han obrado y se han comportado contra tu Querer. Por su desobediencia yo Te ofrezco una perfecta unión del corazón muy querido de Tu Hijo con tu Santísima Voluntad y su profunda sumisión, habiendo sido Él obediente hasta la muerte. Amén.

Danos hoy nuestro pan de cada día

Yo te ruego, Clementísimo Padre, te dignes perdonar a las almas de los difuntos por no haber recibido el Santísimo Sacramento del altar, con los deseos, la devoción y el amor que Él merece, y por haberlo recibido pocas veces o, tal vez, jamás. Para expiar su pecado, yo te ofrezco, la perfecta santidad y la devoción de tu Hijo, así como el ardiente amor y el inefable deseo que le han llevado a darnos ese precioso tesoro. Así sea.

Y perdónanos nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden

Yo te suplico. ¡Oh tierno Padre!.., te dignes perdonar a las almas de los difuntos los pecados capitales en que cayeron, sobre todo no perdonando a los que les habían ofendido y no amando a sus enemigos. Por esos pecados  yo te ofrezco la súplica de la más dulce caridad que tu Hijo hizo sobre la cruz por sus enemigos. Así sea

Y no nos dejes caer en la tentación

Yo te suplico. ¡Oh tierno Padre!., te dignes perdonar a las almas del Purgatorio, por no haber resistido a sus vicios y a su concupiscencia; por haber frecuentemente consentido a los engaños del demonio y caído voluntariamente en muchas malas acciones. Por la multitud de sus pecados, yo te ofrezco la gloriosa victoria, con la cual tu Hijo venció al mundo y al demonio, y su santísima vida con todos sus trabajos y fatigas, su Pasión y su muerte. Así sea.

Más líbranos del mal

Líbralas también de todo mal y de toda pena, por los méritos de tu Santísimo Hijo, y condúcelas al Reino de tu gloria, que no es otra cosa que Tú mismo. Así sea.

Oración al Divino Corazón de Jesús

 

Oración al Divino Corazón de Jesús - Aoraciones


Oración al Divino Corazón de Jesuscristo


Divino Corazón de Jesús, concédeme la gracia de vivir siempre según tu voluntad, tanto en los momentos mejores, los más felices y los más importantes de mi vida, como en los momentos difíciles. Concédeme estar siempre preparado para mi última hora. Dame la fuerza de darlo todo por tu amor, incluso mi vida si fuera necesario. Jesús, por tu santa y dolorosa Pasión, haz que tu venida a la hora de mi muerte me encuentre despierto como un servidor fiel, como un verdadero penitente después de una buena confesión y de haber recibido los últimos sacramentos. Señor, no me abandones en mi última lucha en la Tierra, cuando deberé combatir contra Satanás, acaso con furia. Que la Virgen Santísima y Madre de Misericordia, San Miguel y los ángeles me asisten y me protejan contra toda tentación en el momento en que yo tendré que dejar este mundo. Que ellos puedan consolarme y fortificarse en medio de los tormentos. Concédeme, Señor, durante mi vida, una firme confianza, un amor ardiente y una gran paciencia. Y cuando llegue ese momento, plenamente consciente, vuelva a ponerme en tus manos y que me abandone como un niño en tu santa paz.Por tu infinita bondad y misericordia, Jesús, acuérdate de mí! Amén.

Acto de Consagración al Corazón Inmaculado de María

 

Acto de Consagración al Corazón Inmaculado de María - Aoraciones

Acto de Consagración al Corazón Inmaculado de María Madre Nuestra

Oh María, Madre de Dios y Madre nuestra, nosotros, en esta hora de tribulación, recurrimos a ti. Tú eres nuestra Madre, nos amas y nos conoces, nada de lo que nos preocupa se te oculta. Madre de misericordia, muchas veces hemos experimentado tu ternura providente, tu presencia que nos devuelve la paz, porque tú siempre nos llevas a Jesús, Príncipe de la paz.


Nosotros hemos perdido la senda de la paz. Hemos olvidado la lección de las tragedias del siglo pasado, el sacrificio de millones de caídos en las guerras mundiales. Hemos desatendido los compromisos asumidos como Comunidad de Naciones y estamos traicionando los sueños de paz de los pueblos y las esperanzas de los jóvenes. Nos hemos enfermado de avidez, nos hemos encerrado en intereses nacionalistas, nos hemos dejado endurecer por la indiferencia y paralizar por el egoísmo. Hemos preferido ignorar a Dios, convivir con nuestras falsedades, alimentar la agresividad, suprimir vidas y acumular armas, olvidándonos de que somos custodios de nuestro prójimo y de nuestra casa común. Hemos destrozado con la guerra el jardín de la tierra, hemos herido con el pecado el corazón de nuestro Padre, que nos quiere hermanos y hermanas. Nos hemos vuelto indiferentes a todos y a todo, menos a nosotros mismos. Y con vergüenza decimos:

perdónanos, Señor.

En la miseria del pecado, en nuestros cansancios y fragilidades, en el misterio de la iniquidad del mal y de la guerra, tú, Madre Santa, nos recuerdas que Dios no nos abandona, sino que continúa mirándonos con amor, deseoso de perdonarnos y levantarnos de nuevo. Es Él quien te ha entregado a nosotros y ha puesto en tu Corazón inmaculado un refugio para la Iglesia y para la humanidad. Por su bondad divina estás con nosotros, e incluso en las vicisitudes más adversas de la historia nos conduces con ternura.

Acto de Consagración al Corazón Inmaculado de María - Aoraciones

Por eso recurrimos a ti, llamamos a la puerta de tu Corazón, nosotros, tus hijos queridos que no te cansas jamás de visitar e invitar a la conversión. En esta hora oscura, ven a socorrernos y consolarnos. Repite a cada uno de nosotros: 

“¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu Madre?”.

 Tú sabes cómo desatar los enredos de nuestro corazón y los nudos de nuestro tiempo. Ponemos nuestra confianza en ti. Estamos seguros de que tú, sobre todo en estos momentos de prueba, no desprecias nuestras súplicas y acudes en nuestro auxilio.

Así lo hiciste en Caná de Galilea, cuando apresuraste la hora de la intervención de Jesús e introdujiste su primer signo en el mundo. Cuando la fiesta se había convertido en tristeza le dijiste:

«No tienen vino» (Jn 2,3). 

Repíteselo otra vez a Dios, oh Madre, porque hoy hemos terminado el vino de la esperanza, se ha desvanecido la alegría, se ha aguado la fraternidad. Hemos perdido la humanidad, hemos estropeado la paz. Nos hemos vuelto capaces de todo tipo de violencia y destrucción. Necesitamos urgentemente tu ayuda materna.

Acto de Consagración al Corazón Inmaculado de María - Aoraciones


Acoge, oh Madre, nuestra súplica.

Tú, estrella del mar, no nos dejes naufragar en la tormenta de la guerra.

Tú, arca de la nueva alianza, inspira proyectos y caminos de reconciliación.

Tú, “tierra del Cielo”, vuelve a traer la armonía de Dios al mundo.

Extingue el odio, aplaca la venganza, enséñanos a perdonar.

Líbranos de la guerra, preserva al mundo de la amenaza nuclear.

Reina del Rosario, despierta en nosotros la necesidad de orar y de amar.

Reina de la familia humana, muestra a los pueblos la senda de la fraternidad.

Reina de la paz, obtén para el mundo la paz.

Que tu llanto, oh Madre, conmueva nuestros corazones endurecidos. Que las lágrimas que has derramado por nosotros hagan florecer este valle que nuestro odio ha secado. Y mientras el ruido de las armas no enmudece, que tu oración nos disponga a la paz. Que tus manos maternas acaricien a los que sufren y huyen bajo el peso de las bombas. Que tu abrazo materno consuele a los que se ven obligados a dejar sus hogares y su país. Que tu Corazón afligido nos mueva a la compasión, nos impulse a abrir puertas y a hacernos cargo de la humanidad herida y descartada.

Santa Madre de Dios, mientras estabas al pie de la cruz, Jesús, viendo al discípulo junto a ti, te dijo:

 «Ahí tienes a tu hijo» (Jn 19,26),

 y así nos encomendó a ti. Después dijo al discípulo, a cada uno de nosotros: 

«Ahí tienes a tu madre» (v. 27). 

Madre, queremos acogerte ahora en nuestra vida y en nuestra historia. En esta hora la humanidad, agotada y abrumada, está contigo al pie de la cruz. Y necesita encomendarse a ti, consagrarse a Cristo a través de ti. El pueblo ucraniano y el pueblo ruso, que te veneran con amor, recurren a ti, mientras tu Corazón palpita por ellos y por todos los pueblos diezmados a causa de la guerra, el hambre, las injusticias y la miseria.

Por eso, Madre de Dios y nuestra, nosotros solemnemente encomendamos y consagramos a tu Corazón inmaculado nuestras personas, la Iglesia y la humanidad entera, de manera especial Rusia y Ucrania. Acoge este acto nuestro que realizamos con confianza y amor, haz que cese la guerra, provee al mundo de paz. El “sí” que brotó de tu Corazón abrió las puertas de la historia al Príncipe de la paz; confiamos que, por medio de tu Corazón, la paz llegará. A ti, pues, te consagramos el futuro de toda la familia humana, las necesidades y las aspiraciones de los pueblos, las angustias y las esperanzas del mundo.

Que a través de ti la divina Misericordia se derrame sobre la tierra, y el dulce latido de la paz vuelva a marcar nuestras jornadas. Mujer del sí, sobre la que descendió el Espíritu Santo, vuelve a traernos la armonía de Dios. Tú que eres “fuente viva de esperanza”, disipa la sequedad de nuestros corazones. Tú que has tejido la humanidad de Jesús, haz de nosotros constructores de comunión. Tú que has recorrido nuestros caminos, guíanos por sendas de paz. Amén.

Acto de Consagración al Corazón Inmaculado de María - Aoraciones - Oraciones a la Virgen del Carmen




Oración al Inmaculado Corazón de María

 

Oración al Inmaculado Corazón de María - Aoraciones


¡Oh Inmaculado Corazón de María, traspasado de dolor por las injurias con que los pecadores ultrajan vuestro santísimo Nombre y vuestras excelsas prerrogativas! Aquí tenéis postrado a vuestros pies, un indigno hijo vuestro, que, agobiado por el peso de sus propias culpas, viene arrepentido y lloroso, y con ánimo de resarcir las injurias que, a modo de penetrantes flechas dirigen contra Vos hombres insolentes y malvados. Deseo reparar con este acto de amor y rendimiento, que hago delante de vuestro amantísimo Corazón, todas las blasfemias que se lanzan contra vuestro augusto Nombre, todos los agravios que se infieren a vuestras excelsas prerrogativas y todas las ingratitudes con que los hombres corresponden a vuestro maternal amor e inagotable misericordia. Aceptad, oh Corazón Inmaculado esta pequeña demostración de mi filial cariño y justo reconocimiento, junto con el firme propósito que hago de seros fiel en adelante, de salir por vuestra honra cuando la vea ultrajada y de propagar vuestro culto y vuestras glorias. Concededme, oh Corazón amabilísimo, que viva y crezca incesantemente en vuestro santo amor, hasta verlo consumado en la gloria. Amén.

La Misericordia de Dios: Sacratísimo Corazón

 

La Misericordia de Dios - Sacratísimo Corazón de Jesús - Aoraciones


La Misericordia de Dios + Sacratísimo Corazón de Jesús

“Jesús, verdad eterna, vida nuestra, te suplico e imploro tu misericordia para los pobres pecadores. Oh Sacratísimo Corazón, fuente de misericordia de donde brotan rayos de gracias inconcebibles sobre toda la raza humana. Te pido luz para los pobres pecadores. Oh Jesús, recuerda tu amarga pasión y no permitas que se pierdan almas redimidas con tan preciosa, santísima sangre tuya. Oh Jesús, cuando considero el alto precio de tu sangre, me regocijo en su inmensidad porque una sola gota habría bastado para salvar a todos los pecadores. Aunque el pecado es un abismo de maldad e ingratitud, el precio pagado por nosotros jamás podrá ser igualado. Por lo tanto, haz que cada alma confíe en la pasión del Señor y que ponga su esperanza en su misericordia.  Dios no le negará su misericordia a nadie. El cielo y la tierra podrán cambiar, pero jamás se agotará la misericordia de Dios. ¡OH, qué alegría arde en mi corazón, cuando contemplo tu bondad inconcebible, oh Jesús mío! Deseo traer a todos los pecadores a tus pies para que glorifiquen tu misericordia por los siglos de los siglos”.

 

La Misericordia de Dios - Sacratísimo Corazón de Jesús

 Las doce promesas del Sagrado Corazón de Jesús a quién sea su fiel y Devoto Seguidor

  1. Les daré todas las gracias necesarias para su estado de vida.
  2. Les daré paz a sus familias.
  3. Los consolaré en todas sus aflicciones.
  4. Seré su refugio durante la vida y sobre todo a la hora de la muerte. 
  5. Derramaré abundantes bendiciones en todas sus empresas.
  6. Los pecadores encontrarán en mi Corazón un océano de misericordia.
  7. Las almas tibias se volverán fervorosas.
  8. Las almas fervorosas harán rápidos progresos en la perfección.
  9. Bendeciré las casas donde la imagen de mi Corazón sea expuesta y venerada.
  10. Otorgaré a aquellos que se ocupan de la salvación de las almas el don de mover los corazones más endurecidos.
  11. Grabaré para siempre en mi Corazón los nombres de aquellos que propaguen esta devoción.
  12. Yo te prometo, en la excesiva misericordia de mi Corazón, que su amor omnipotente concederá a todos aquellos que comulguen nueve primeros viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final: No morirán en desgracia mía, ni sin recibir sus sacramentos, y mi Corazón divino será su refugio en aquél último momento.

Divina Misericordia ¡Jesús, confío en Ti!

 

Divina Misericordia ¡Jesús, confío en Ti! - Aoraciones - Oraciones a la Virgen del Carmen


¡Jesús, confío en Ti!

«Prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá» (Diario,48)


«A través de esta imagen concederé muchas gracias a las almas» (Diario,742)


Divina Misericordia ¡Jesús, confío en Ti!

«Los dos rayos significan la Sangre y el Agua. El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas… Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de Mi misericordia cuando Mi Corazón agonizante fue abierto en la cruz por la lanza. Estos rayos protegen a las almas de la indignación de Mi Padre. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, porque no le alcanzará la justa mano de Dios» (Diario,299)


«De todas Mis llagas, como de arroyos, fluye la misericordia para las almas, pero la herida de Mi Corazón es la Fuente de la Misericordia sin límites, de esta fuente brotan todas las gracias para las almas» (Diario,1190)


Divina Misericordia

Divina Misericordia ¡Jesús, confío en Ti!


«Mira Mi Corazón lleno de amor y de misericordia que tengo por los hombres y especialmente por los pecadores» (Diario,1663)


«Diles a las almas pecadoras que no tengan miedo de acercarse a Mí, habla de Mi gran misericordia» (Diario,1396)


«Persigo a los pecadores con Mi misericordia en todos sus caminos y Mi Corazón se alegra cuando ellos vuelven a Mí» (Diario,1728)


«Hija Mía, escribe que cuanto más grande es la miseria de un alma tanto más grande es el derecho que tiene a Mi Misericordia e (invita) a todas las almas a confiar en el inconcebible abismo de Mi misericordia, porque deseo salvarlas a todas» (Diario,1182)


«Secretaria Mía, escribe que soy más generoso para los pecadores que para los justos. Por ellos he bajado a la tierra … por ellos he derramado Mi Sangre; que no tengan miedo de acercarse a Mí, son los que más necesitan Mi Misericordia» (Diario,1275)


Las tres de la tarde

«A las tres, ruega por Mi misericordia, en especial para los pecadores y aunque sólo sea por un brevísimo momento, sumérgete en Mi Pasión, especialmente en Mi abandono en el momento de Mi agonía. Esta es la hora de la gran misericordia para el mundo entero. Te permitiré penetrar en Mi tristeza mortal. En esta hora nada le será negado al alma que lo pida por los méritos de Mi Pasión…» (Diario, 1320)


«Te recuerdo, hija Mía, que cuántas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete totalmente en Mi misericordia, adorándola y glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y especialmente para los pobres pecadores, ya que en ese momento se abrió de par en par para cada alma. En esa hora puedes obtener todo lo que pides para ti y para los demás. En esa hora se estableció la gracia para el mundo entero: la misericordia triunfó sobre la justicia» (Diario,1572)


  HIMNO OFICIAL DEL JUBILEO DE LA MISERICORDIA

MISERICORDIOSOS 

COMO EL PADRE MISERICORDIOSOS

COMO EL PADRE MISERICORDIOSOS

COMO EL PADRE MISERICORDIOSOS 

Damos gracias al Padre porque es bueno.

Es eterna su misericordia.

Ha creado el mundo con sabiduría.

Es eterna su misericordia.

Conduce a su pueblo en la historia.Es eterna su misericordia. 

Acoge y perdona a sus hijos.

Es eterna su misericordia.

MISERICORDIOSOS COMO EL PADRE…

Damos gracias al Hijo, luz de las gentes.

Es eterna su misericordia.

Que nos ha amado con un corazón de carne.

Es eterna su misericordia.

De Él recibimos a Él nos damos.

Es eterna su misericordia.

El corazón se abra a quien tiene sed y hambre.

Es eterna su misericordia.

MISERICORDIOSOS COMO EL PADRE…

Pedimos los siete dones del Espíritu.

Es eterna su misericordia.

Fuente de todo bien dulcísimo descanso.

Es eterna su misericordia.

Confortados por Él ofrecemos consolación.

Es eterna su misericordia

 ¡Jesús, confío en Ti!