Oraciones a la Virgen del Carmen: Sumérgete en la ternura y el amparo de la Virgen del Carmen a través de estas oraciones profundas que acompañan tu camino espiritual.
Lectio Divina: domingo, 13 de julio de 2025
Lectio Divina: Domingo 13 de julio de 2025 – El Buen Samaritano
Lectio Divina: El Buen Samaritano – Domingo XV del Tiempo Ordinario.
1. Lectio
Oración inicial (Beato Jorge Preca)
Señor Dios, tú estás presente y yo estoy en ti: dame la sabiduría para conocer tu espíritu. Concédeme el don del espíritu de mi Maestro Cristo Jesús. Guíame en todos mis caminos con tu luz. Enséñame a hacer siempre tu voluntad. No permitas que me aleje de tu Espíritu de amor. No me dejes cuando me abandonen mis fuerzas. Amén.
Lectura del Santo Evangelio (Lucas 10,25-37)
“Un legista preguntó a Jesús: «¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna?» … Jesús le respondió con la parábola del Buen Samaritano, diciendo: «Vete y haz tú lo mismo.»”
Momento de silencio
Permite que esta Palabra penetre en tu corazón, ilumine tus heridas y te impulse a la acción con amor.
2. Meditación
La parábola del Buen Samaritano no es solo un llamado a la filantropía, sino un modelo de amor compasivo que trasciende la ley y rompe prejuicios. Nos recuerda que Jesús es el Buen Samaritano que viene a nuestro encuentro, cura nuestras heridas con el aceite de la gracia y el vino del Espíritu, y nos confía al cuidado de la Iglesia para sanar nuestras almas.
Los Padres de la Iglesia ven en esta parábola el plan de salvación: la humanidad herida por el pecado (el hombre caído), la ley incapaz de salvarnos (sacerdote y levita), y Cristo que nos salva y nos llama a seguir su ejemplo.
a) Clave de lectura:
• Nos encontramos en el capítulo 10 del evangelio según lo cuenta Lucas. Estamos
en la sección central del relato lucano, que toma forma de viaje de Jesús hacia
Jerusalén: “Mientras se estaban cumpliendo los días en los que sería arrebatado
del mundo, se dirigió decididamente hacia Jerusalén” (Lc 9,51). Sabemos que
para Lucas, Jerusalén es la ciudad donde se realiza la salvación y el viaje de Jesús
hacia Jerusalén es un tema central. El relato de Lucas comienza en la ciudad
santa (Lc 1,5) y termina en la misma ciudad (Lc 24,52). En esta sección central,
Lucas repetirá con insistencia el hecho de que Jesús se dirige a Jerusalén (por
ejemplo en Lc 13,22; 17,11). • En este texto que narra la parábola del Buen Samaritano en el contexto de la
discusión con un doctor de la ley sobre el gran mandamiento, encontramos de
nuevo el tema de un viaje, esta vez de Jerusalén hacia Jericó (Lc 10,30). La
parábola forma parte de esta sección central del evangelio, que comienza con
Jesús peregrino hacia Jerusalén con sus discípulos. Mandándoles delante de Él
para preparar alojamiento en una aldea de Samaria, encuentran solamente
hostilidad precisamente porque se dirigían hacia Jerusalén (Lc 9, 51-53). Los
Samaritanos impedían a los peregrinos que se dirigiesen a Jerusalén y
mostraban hostilidad para con ellos. Después de este hecho envía setenta y dos
discípulos “ a cada ciudad y lugar donde Él debía de venir” (Lc 10,1). Setenta y dos
es el número tradicional de las naciones paganas.
Los Padres de la Iglesia (Ambrosio, Agustín, Jerónimo y otros) teniendo en
cuenta todo el simbolismo de Jerusalén, la ciudad santa de la salvación,
interpretan de modo particular esta parábola. En el hombre que desciende de
Jerusalén a Jericó ven la figura de Adán que representa a toda la humanidad
expulsada del Edén, el paraíso, la Jerusalén Celestial, por causa del pecado. En
los ladrones, los Padres de la Iglesia ven al tentador que se despoja de la amistad
con Dios y hiere con sus asechanzas y tiene en la esclavitud a la humanidad
herida por el pecado. En la figura del sacerdote y del levita ven la insuficiencia de
la ley antigua para nuestra salvación que será llevada a cumplimiento por el
buen samaritano, Jesucristo nuestro Señor y Salvador, que saliendo también Él
de la Jerusalén celeste viene al encuentro de nuestra condición de pecadores y
nos cura con el aceite de la gracia y el vino del Espíritu. • En la posada los Padres ven la imagen de la Iglesia y en la figura del posadero,
entrevén a los pastores en manos de los cuales Jesús confía el cuidado de su
pueblo. La partida del samaritano de la posada, los Padres la interpretan como la
resurrección y ascensión de Jesús a la derecha del Padre, pero que promete
volver para dar a cada uno su merecido. A la Iglesia deja para nuestra salvación
los dos denarios de la Sagrada Escritura y de los Sacramentos que nos ayudan
en el camino hacia la santidad. • Esta interpretación alegórica y mística del texto nos ayuda a centrarnos bien en
el mensaje de esta parábola. El texto de la parábola se abre con un diálogo entre
un doctor de la ley que se levanta para poner a prueba al Señor diciendo:
“Maestro, ¿ qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?” Jesús no responde,
sino que le hace otra pregunta: “¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? (Lc 10,
26). Debemos considerar este diálogo como una confrontación entre dos
maestros, muy común en aquella época, como sistema para clarificar y
profundizar algunos puntos de la ley. Aunque aquí, prevalece el tono de
polémica, no como encontramos en el texto traído por Marcos, donde la
pregunta viene dada por un escriba que “los había visto discutir (Jesús y los
saduceos), y visto como (Jesús) les había bien respondido” (Mc 12,28), se acerca
para preguntar. Este escriba se muestra bien dispuesto para escuchar a Jesús,
de modo que el Señor termina el diálogo: “No estás lejos del reino de Dios” (Mc
12,34). • Sin embargo Mateo coloca esta pregunta en el contexto de una discusión entre
Jesús y los saduceos en la que estaban presentes algunos fariseos, que “
habiendo oído que Él había cerrado la boca a los saduceos, se reunieron juntos y
un doctor de la ley, lo interrogó para ponerle a prueba...” (Mt 22,34-35). Jesús
responde enseguida citando el mandamiento del amor, que se encuentra en los
libros del Deuteronomio y del Levítico Sólo en el texto de Lucas la pregunta no
se hace sobre cuál sea el mandamiento más grande, sino cómo heredar la vida
eterna, una pregunta que los sinópticos la ponen de nuevo en la boca de un
joven rico (Mt 19,16; Mc 10,17; Lc 18,18). Como en Marcos, también aquí Jesús alaba
al doctor de la ley : “Has respondido bien; haz esto y vivirás” (Lc 10,28). Pero el
doctor no está todavía contento con la respuesta de Jesús y “queriendo
justificarse” (Lc 10, 29) por haber hecho la pregunta, le pide quién es el prójimo. • Esta segunda pregunta hace de introducción y enlaza la siguiente parábola con
el diálogo entre Jesús y el doctor de la ley. Podemos ver una inclusión entre el
versículo 28 que cierra la disputa y nos prepara a la narración de la parábola y el
versículo 37 que cierra definitivamente el diálogo y la parábola En este versículo,
Jesús repite al doctor de la ley que había definido al prójimo como aquel “que ha
tenido compasión”: “Ve y haz tú lo mismo”. Esta frase de Jesús nos recuerda las
palabras pronunciadas en la última cena, como nos la cuenta Juan, cuando,
después de lavar los pies Jesús invita a los discípulos a obrar según su ejemplo.
(Jn 13,12-15).
En esta última cena Jesús deja a los suyos el mandamiento del amor, entendido
como la disponibilidad a “dar la vida” para amarnos mutuamente como el Señor
nos ha amado (Jn 15,12-14). Este mandamiento va más allá de la observancia de la
ley. El sacerdote y el levita han observado la ley, no acercándose al pobrete
herido y dejado medio muerto, para no volverse impuros (Lev 21,1) Jesús va más
allá de la ley y quiere que sus discípulos obren como Él. “Por esto sabrán que sois
mis discípulos, si os amáis los unos a los otros” (Jn 13,35). Para el discípulo de
Jesús, la mera filantropía no es suficiente, el cristiano está llamado a algo más
que le hace semejante a su maestro, como dice el apóstol Pablo: “Ahora,
nosotros tenemos el pensamiento de Cristo” (1 Cor 2,16)“Porque el amor de
Cristo nos urge, persuadidos como estamos de que uno murió por todos” (2 Cor
5,14).
b) Preguntas para orientar la meditación y la actualización:
• ¿Qué te ha golpeado más en la parábola? • ¿Con quién te identificas en el relato? • ¿Has pensado alguna vez en Jesús como el Buen Samaritano? • En tu vida ¿sientes la necesidad de la salvación? • ¿Puedes decir con el apóstol Pablo que tienes el pensamiento de Cristo? • ¿Qué cosa te constriñe al ofrecer amor al prójimo? ¿La necesidad de amar y ser
amado o la compasión y el amor de Cristo? • ¿Quién es tu prójimo?
3. Oración
Cántico – 1 Pedro 2,21-24: “Cristo sufrió por nosotros, dejándonos un ejemplo para que sigamos sus huellas. El que no
cometió pecado, y en cuya boca no se halló engaño; el que, al ser insultado, no
respondía con insultos; al padecer, no amenazaba, sino que se ponía en manos de
Aquel que juzga con justicia; el mismo que, sobre el madero, llevó nuestros pecados en
su cuerpo, a fin de que, muertos a nuestros pecados, viviéramos para la justicia; con
cuyas heridas habéis sido curados. Erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis
vuelto al pastor y guardián de vuestras almas.”
4. Contemplatio
Permanece en silencio ante Jesús, el Buen Samaritano, y deja que su misericordia sane tus heridas. Permítele transformar tu corazón para que puedas amar y servir como Él. Recuerda: “Sabiendo estas cosas, seréis dichosos si las ponéis en práctica” (Jn 13,17).