Aoraciones: julio 2025

Lectio Divina: martes, 15 de julio de 2025

 Lectio Divina: martes, 15 de julio de 2025  

Tiempo Ordinario 

1) Oración inicial 

¡Oh Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados, para que puedan volver al buen camino!, concede a todos los cristianos rechazar lo que es indigno de este nombre y cumplir cuanto en él se significa. Por nuestro Señor. 

2) Lectura del santo Evangelio según Mateo 11,20-24 

Entonces se puso a maldecir a las ciudades en las que se habían realizado la mayoría de sus milagros, porque no se habían convertido: 

«¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que en sayal y ceniza se habrían convertido. Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras. Y tú, Cafarnaún, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el Hades te hundirás! Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que se han hecho en ti, aún subsistiría el día de hoy. Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma que para ti.»

3) Reflexión 

El Sermón de la Misión ocupa el capítulo 10. Los capítulos 11 y 12 describen como Jesús realizaba la Misión. A lo largo de estos dos capítulos, aparecen las adhesiones, las dudas y los rechazos que la acción de Jesús iba provocando. Juan el Bautista, que miraba con los ojos del pasado, no conseguía, entenderlo (Mt 11,1-15). La gente, que miraba hacia Jesús con finalidad interesada, no fue capaz de entenderlo (Mt 11,16-19). Las grandes ciudades alrededor del lago, que oyeron la predicación de Jesús y vieron sus milagros, no quisieron abrirse a su mensaje (es el texto del evangelio de hoy) (Mt 11,20-24). Los sabios y los doctores, que apreciaban todo a partir de su propia ciencia, no fueron capaces de entender la predicación de Jesús (Mt 11,25). Los fariseos que confiaban sólo en la observancia de la ley, criticaban a Jesús (Mt 12,1-8) y decidieron matarle (Mt 12,9- 14). Decían que Jesús actuaba en nombre de Belcebú (Mt 12,22-37). Querían de él una prueba para poderle creer (Mt 12,38-45). Tampoco sus parientes apoyaban a Jesús (Mt 12,46-50). Solo los pequeños y el pueblo enfermo lo entendían y aceptaban la Buena Nueva del Reino (Mt 11,25-30). Iban detrás de él (Mt 12,15-16) y veían en él el Siervo anunciado por Isaías (Mt 12,17-21). 

Esta manera de describir la acción misericordiosa de Jesús era una advertencia clara para los discípulos y las discípulas que andaban con Jesús por Galilea. No podían esperar mucha recompensa ni elogio por el hecho de ser misioneros de Jesús. La advertencia vale también para nosotros que, hoy, leemos y meditamos este Sermón de la Misión, pues los evangelios están escritos para todos. Nos invitan a confrontar nuestra actitud con la actitud de los personajes que aparecen en el evangelio y a preguntarnos si somos como Juan Bautista (Mt 11,1- 15), como el pueblo interesado (Mt 11,16-19), como las ciudades incrédulas (Mt 11,20-24), como los doctores que pensaban saberlo todo y no entendían nada (Mt 11,25), como los fariseos que lo único que sabían hacer era criticar (Mt 12,1-45) o como la gente pequeña que iba en busca de Jesús para seguirle (Mt 12,15) y que con su sabiduría, sabe entender y aceptar el mensaje del Reino (Mt 11,25-30). 

• Mateo 11,20: 

La palabra contra las ciudades que no lo recibieron. El espacio por donde Jesús anduvo durante aquellos tres años de su vida misionera era un espacio reducido. A lo largo del Mar de Galilea había pocos Km. cuadrados entorno a las ciudades de Cafarnaún, Betsaida y Corazín. ¡Solamente pocos km! Fue, pues, en este espacio muy pequeño, donde Jesús realizó la mayor parte de sus milagros y de sus discursos. Vino a salvar a toda la humanidad, y casi no salió del limitado espacio de su tierra. Trágicamente, Jesús tuvo que constatar que la gente de aquellas ciudades no quiso aceptar el mensaje del Reino y no se convirtió. Las ciudades se fijaron en su rigidez, en sus tradiciones y en sus costumbres y no aceptaron la invitación de Jesús que consistía en cambiar vida. 

• Mateo 11,21-24: 

Corazín, Betsaida y Cafarnaún son peores que Tiro, Sidón y Sódoma. En el pasado, Tiro y Sidón, enemigos férreos de Israel, maltrataron al pueblo de Dios. Por esto, fueron maldecidas por los profetas (Is 23,1; Jr 25,22; 47,4; Ez 26,3; 27,2; 28,2; Jl 4,4; Am 1,10). Y ahora, Jesús dice que estas ciudades, símbolos de toda la maldad posible, se hubiesen convertido ya si en ellas se hubiesen dado los milagros hechos en Corazín y Betsaida. La ciudad de Sodoma, símbolo de la peor perversión, fue destruida por la ira de Dios (Gén 18,16 a 19,29). Y ahora Jesús dice que Sódoma existiría hasta hoy, pues se hubiera convertido si hubiese visto los milagros que Jesús hizo en Cafarnaún. Hoy sigue en pie la misma paradoja. Muchos de nosotros, que somos católicos desde niños, tenemos tantas convicciones consolidadas, que nadie es capaz de convertirnos. Y en algunos lugares, el cristianismo, en vez de ser fuente de cambio y de conversión, es el reducto de las fuerzas más reaccionarias de la política del país.

4) Para la reflexión personal 

  • ¿Cómo me sitúo ante la Buena Nueva de Jesús: como Juan el Bautista, como el pueblo interesado, como los doctores, como los fariseos o como el pueblo pequeño y libre?
  • Mi ciudad y mi país, ¿merecen la advertencia de Jesús contra Cafarnaún, Corazín y Betsaida? 

5) Oración final 

¡Grande es Yahvé y muy digno de alabanza! En la ciudad de nuestro Dios está su monte santo, hermosa colina, alegría de toda la tierra. (Sal 48,2-3)

Oración Fuerte a los Ángeles para la Protección de Hijos

 

Oración Fuerte a los Ángeles para la Protección de Hijos y Nietos

Oración Fuerte a los Ángeles para la Protección de Hijos y Nietos

Amados Ángeles del Señor,
poderosos mensajeros de la luz,
acudo a ustedes con humildad y esperanza,
implorando su protección para mis hijos y nietos.

Envuelvan con sus alas de luz cada paso que den,
iluminen sus caminos y alejen toda sombra de peligro,
toda envidia, enfermedad, accidente o maldad.

Arcángel San Miguel, defiéndelos con tu espada de justicia,
Arcángel San Gabriel, anúnciales siempre la paz y la esperanza,
Arcángel San Rafael, cúralos y acompáñalos en su salud y caminos.

Ángeles de la guarda de mis hijos y nietos,
no los dejen ni de día ni de noche,
protégelos de todo mal visible e invisible,
líbralos de caídas, tentaciones y de toda trampa del enemigo.

Cubran sus hogares, escuelas, trabajos y caminos,
para que nada ni nadie pueda tocarles con maldad.
Que cada paso que den sea guiado por ustedes,
que cada decisión sea inspirada por la luz divina,
que sus corazones permanezcan en la gracia de Dios.

Los coloco bajo la custodia de los Coros Celestiales,
para que sean defendidos por legiones de ángeles guerreros,
y sus vidas estén selladas con la Sangre de Cristo.

Ángeles del Señor, no los abandonen nunca,
llévenlos siempre por senderos de paz, salud y salvación,
hasta que, un día, podamos alabar a Dios unidos en el Cielo.

Amén.

Lectio Divina: lunes, 14 de julio de 2025

 

Lectio Divina: lunes, 14 de julio de 2025 - aoraciones

Lectio Divina: lunes, 14 de julio de 2025 Tiempo Ordinario 

1) Oración inicial

¡Oh Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados, para que puedan volver al buen camino!, concede a todos los cristianos rechazar lo que es indigno de este nombre y cumplir cuanto en él se significa. Por nuestro Señor. 2) Lectura del santo Evangelio según Mateo 10,34-11,1

« No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada. Sí, he venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y enemigos de cada cual son los de su casa. «El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí. El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará «Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado. «Quien reciba a un profeta por ser profeta, recompensa de profeta recibirá, y quien reciba a un justo por ser justo, recompensa de justo recibirá. «Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa.» Y sucedió que, cuando acabó Jesús de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.   

3) Reflexión   

La V Conferencia de los Obispos de América Latina, que tuvo lugar en Aparecida del Norte, Brasil, elaboró un documento muy importante sobre el tema:
 “Discípulos y Misioneros/as de Jesucristo, para que en El nuestros pueblos tengan vida”. El Sermón de la Misión del Capítulo 10 del Evangelio de San Mateo, que estamos meditando en estos días, ofrece muchas luces para poder realizar la misión de discípulos y misioneros de Jesucristo. El evangelio de hoy presenta la parte final de este Sermón de la Misión.

 • Mateo 10,34-36:

 No he venido a traer la paz, sino la espada. Jesús habla siempre de paz (Mt 5,9; Mc 9,50; Lc 1,79; 10,5; 19,38; 24,36; Jn 14,27; 16,33; 20,21.26). Entonces cómo entender la frase del evangelio de hoy que parece decir lo contrario: " No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada. ”? Esta afirmación no significa que Jesús estuviera a favor de la división y de la espada. ¡No! Jesús no quiere la espada (Jn 18,11) ni la división. Lo que él quiere es la unión de todos en la verdad (cf. Jn 17,17-23). En aquel tiempo, el anuncio de la verdad que indicaba que Jesús de Nazaret era el Mesías se volvió motivo de mucha división entre los judíos. Dentro de la familia o comunidad, unos estaban a favor y otros radicalmente en contra. En este sentido la Buena Nueva de Jesús era realmente una fuerte división, una “señal de contradicción” (Lc 2,34) o, como decía Jesús, él traía la espada. Así se entiende la otra advertencia: 

“Sí, he venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y enemigos de cada cual son los de su casa. Era lo que estaba aconteciendo, de hecho, en las familias y en las comunidades: mucha división, mucha discusión, como consecuencia del anuncio de la Buena Nueva entre los judíos de aquella época, unos aceptando, otros negando. Hasta hoy es así. Muchas veces, allí donde la Iglesia se renueva, el llamado de la Buena Nueva se vuelve una “señal de contradicción” y de división. Personas que durante años vivieron acomodadas en la rutina de su vida cristiana, no quieren ser incomodadas por las “innovaciones” del Vaticano II. Incomodadas por los cambios, usan toda su inteligencia para encontrar argumentos en defensa de sus opiniones y para condenar los cambios como contrarios a los que pensaban ser la verdadera fe. 

 Mateo 10,37: 

Quien ama a su padre y a su madre más que a mí, no es digno de mí. Lucas presenta esta misma frase, pero mucho más exigente. Dice literalmente: «Si alguno viene junto a mí y no odia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y hasta su propia vida, no puede ser discípulo mío.” (Lc 14,26). ¿Cómo combinar esta afirmación de Jesús con aquella otra en la que manda observar el cuarto mandamiento: amar y honorar al padre y a la madre? (Mc 7,10-12; Mt 19,19). Dos observaciones:

  1.  El criterio básico en el que Jesús insiste es éste: la Buena Nueva de Dios ha de ser el valor supremo de nuestra vida. No puede haber en la vida un valor más alto. 
  2. La situación económica y social en la época de Jesús era tal que las familias eran obligadas a encerrarse en sí misma.

 No tenían condiciones para mantener las obligaciones de convivencia comunitaria como, por ejemplo, el compartir, la hospitalidad, la comunión alrededor de la mesa y la acogida a los excluidos. Ese repliegue individualista sobre ellas mismas, causado por la coyuntura nacional e internacional, provocaba las siguientes distorsiones:   

  1. Imposibilitaba la vida en la comunidad.   
  2. Reducía el mandamiento “honora el padre y la madre” exclusivamente a la pequeña familia nuclear y no alargaba a la gran familia de la comunidad.   
  3.  Impedía la manifestación plena de la Bondad de Dios, pues si Dios es Padre/Madre, nosotros somos hermanos y hermanas unos de otros. Y esta verdad ha de encontrar su expresión en la vida en comunidad. Una comunidad viva y fraterna es el espejo del rostro de Dios. Convivencia humana sin comunidad es como un espejo rajado que desfigura el rostro de Dios.   

En este contexto, lo que Jesús pide “odiar al padre y a la madre” significaba que los discípulos y las discípulas debían superar la cerrazón individualista de la pequeña familia sobre sí misma y alargarla a la dimensión de la comunidad. Jesús mismo practicó lo que enseñó a los otros. Su familia quería llamarlo para que volviera, y así la familia se encerraba en sí misma. Cuando le dijeron: “Mira, tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan”, él respondió: “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?. Y mirando a las personas a su alrededor dice:

 “Aquí están mi madre y mis hermanos. Quien hace la voluntad de Dios, éste es mi hermano, mi hermana y mi madre (Mc 3,32-35). ¡Alargó la familia! Y éste era y sigue siendo hasta hoy el único camino para que la pequeña familia pueda conservar y transmitir los valores en los que cree. 

• Mateo 10,38-39: 

 Las exigencias de la misión de los discípulos. En estos dos versículos, Jesús da dos consejos importantes y exigentes:
  1.  Tomar la cruz y seguir a Jesús: Quien no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. Para percibir todo el alcance de este primer consejo, es conveniente tener presente el testimonio de San Pablo: “Yo sólo me gloriaré en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí, como yo lo estoy para el mundo.” (Gal 6,14). Cargar la cruz supone, hasta hoy, la ruptura radical con el sistema inicuo vigente en el mundo. 
  2. Tener el valor de dar la vida: El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará. Sólo se siente realizado en la vida aquel que fue y es capaz de darse enteramente a los demás. Pierde la vida aquel que quiere conservarla sólo para sí. Este segundo consejo es la confirmación de la experiencia humana más profunda: la fuente de vida está en el don de la propia vida.

 Dando se recibe. Si el grano de trigo no muere, ..… (Jn 12,24). 

• Mateo 10,40: 

La identificación del discípulo con Jesús y con el propio Dios. Esta experiencia tan humana de don y de entrega recibe aquí una aclaración, una profundización. “Quien os recibe, a mí me recibe; y quien a mí me recibe, recibe a aquel que me ha enviado”. En el don total de sí el discípulo se identifica con Jesús; allí se realiza su encuentro con Dios, y allí Dios se deja encontrar por aquel que le busca.   

Mateo 10,41-42: 

La recompensa del profeta, del justo y del discípulo. Para concluir el Sermón de la Misión sigue una frase sobre la recompensa: "Quien reciba a un profeta por ser profeta, recompensa de profeta recibirá, y quien reciba a un justo por ser justo, recompensa de justo recibirá. «Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa.» En esta frase existe una secuencia muy significativa: al profeta se le reconoce por su misión como enviado de Dios. El justo es reconocido por su comportamiento, por su manera perfecta de observar la ley de Dios. El discípulo no es reconocido por ninguna calidad o misión especial, sino sencillamente por su condición social de gente pequeña. El Reino no está hecho de cosas grandes. Es como un edificio muy grande que se construye con ladrillos pequeños. Quien desprecia al ladrillo, nunca tendrá el edificio. Hasta un vaso de agua sirve de ladrillo en la construcción del Reino.  

 • Mateo 11,1: 

El final del Sermón de la Misión. Fin del Sermón de la Misión. Y sucedió que, cuando acabó Jesús de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades. Ahora Jesús se va para practicar aquello que enseñó. Y es lo que veremos en los próximos días meditando los capítulos 11 y 12 del evangelio de Mateo.   

4) Para la reflexión personal 

 Perder la vida para poderla ganar. ¿Has tenido alguna experiencia de sentirte recompensado/a por una entrega gratuita de ti a los demás? 
• Aquel que os recibe a vosotros a mí me recibe, y aquel que me recibe a mí, recibe a aquel que me ha enviado. Detente y piensa en lo que Jesús dice aquí: él y Dios mismo se identifican contigo.  

 5) Oración final 

Señor, dichosos los que moran en tu casa y pueden alabarte siempre; dichoso el que saca de ti fuerzas cuando piensa en las subidas. (Sal 84,5-6)

Rosa Mística: Luz en el Camino de la Fe

Virgen María Rosa Mística y la Hora de Gracia del 8 de diciembre
Virgen María Rosa Mística y la Hora de Gracia del 8 de diciembre

 🌹 Rosa Mística: Luz en el Camino de la Fe en María 

En el recorrido de mi fe, he aprendido que la Virgen María, bajo la advocación de Rosa Mística, se convierte en un faro de esperanza que ilumina hasta los momentos más oscuros de la vida. Cada encuentro con Ella ha significado un renacer, una certeza de que la oración sincera es escuchada, y en su inmediatez, las puertas que parecían cerradas comienzan a abrirse de manera casi inexplicable. Esta devoción no es solo un rezo, sino una forma de vivir la fe con una profunda conexión espiritual, sintiendo a la Virgen como una madre que cuida cada paso. 

 🌹 ¿Quién es la Virgen María bajo la advocación de Rosa Mística? 

La advocación de Rosa Mística representa una de las manifestaciones más tiernas y consoladoras de la Virgen María. Se le conoce por aparecer con tres rosas en su pecho: una blanca, una roja y una dorada, cada una con un profundo simbolismo espiritual. Esta devoción surgió en Italia, donde la Virgen se presentó a Pierina Gilli en Montichiari, compartiendo mensajes de oración, penitencia y reparación por las ofensas cometidas contra el Señor y la Virgen. Lo que hace especial esta advocación es la forma en la que invita a cada persona a acercarse a Ella con un corazón sincero, buscando consuelo y dirección en momentos de tribulación. He sentido en carne propia esta cercanía, pues en cada petición a la Virgen María bajo la advocación de Rosa Mística, he sido escuchada en su inmediatez, recordándome que la Virgen no es indiferente al dolor humano y que su intercesión actúa cuando se le invoca con fe. 

 🌹 Origen e historia de la Rosa Mística: Apariciones y mensajes 

La historia de la Rosa Mística se remonta a 1947, cuando Pierina Gilli, una enfermera en Montichiari, comenzó a recibir apariciones de la Virgen. La Virgen le pidió oraciones por la santificación de los sacerdotes y por la conversión de las almas, destacando la necesidad de la penitencia y la oración en un mundo que se alejaba de Dios. Durante estas apariciones, la Virgen se presentó como “Rosa Mística” y solicitó que el 13 de cada mes se dedicara a la oración especial en su honor, además de promover la “Hora de Gracia” cada 8 de diciembre. Estas fechas se convirtieron en momentos de encuentro espiritual profundo para muchos fieles, quienes acudían a pedirle favores y agradecían los milagros recibidos a través de su intercesión. Lo extraordinario de estas apariciones es cómo se extendieron rápidamente por el mundo, llevando a miles de personas a encontrar esperanza en momentos de dificultad. Yo misma he experimentado esta cercanía en mi vida diaria, cuando al invocar a la Rosa Mística, he sentido que mis súplicas son escuchadas casi al instante, y he visto cambios en situaciones que parecían imposibles de resolver. 

 🌹 Significado espiritual de la Rosa Mística 

La advocación de Rosa Mística va más allá de la devoción tradicional; es una invitación a transformar la vida a través de la oración, la conversión y la penitencia. Las tres rosas que la Virgen porta simbolizan: 
 🌹 Blanca: espíritu de oración 
 🌹 Roja: espíritu de sacrificio 
 🌹 Dorada o amarilla: espíritu de penitencia Estos símbolos no solo decoran su imagen, sino que son un llamado a vivir en mayor comunión con Dios y a ofrecer nuestras vidas como testimonio de fe. Cada vez que he invocado a la Rosa Mística, me he sentido movida a rezar con mayor constancia, a ofrecer pequeños sacrificios cotidianos por amor y a aceptar con humildad las dificultades, entendiendo que son oportunidades de purificación espiritual. Esta devoción enseña que la Virgen camina junto a nosotros, fortaleciendo nuestro espíritu y ayudándonos a mantenernos firmes en la fe, incluso en medio de pruebas. 

 🌹 El simbolismo de las tres rosas de la Virgen

 Las tres rosas en el pecho de la Rosa Mística nos invitan a meditar sobre el camino de la fe: 
 ✅ La rosa blanca, con su pureza, nos recuerda que la oración no es una rutina vacía, sino un acto de amor que fortalece nuestra relación con Dios.
 ✅ La rosa roja, con su color intenso, simboliza los sacrificios y las pequeñas renuncias que podemos ofrecer con alegría. 
✅ La rosa dorada, con su luz, nos anima a la penitencia como medio de purificación, para acercarnos a Dios con un corazón limpio. Integrar estos valores en la vida diaria me ha ayudado a vivir la devoción con autenticidad, y cada vez que elevo una oración a la Virgen María bajo esta advocación, he sentido cómo mis peticiones encuentran respuesta con rapidez, reafirmando mi confianza en su intercesión. 

 🌹 ¿Cómo pedir con fe a la Rosa Mística? 

Pedir con fe a la Rosa Mística implica acercarse a Ella con un corazón sincero, confiando en su intercesión como madre. Puedes comenzar con una oración sencilla, hablándole con tus propias palabras, presentándole tus preocupaciones y agradecimientos. Un hábito que ha fortalecido mi conexión con Ella es dedicar un momento de oración cada día, ofreciendo un misterio del Rosario o un Avemaría en su honor. Cada 13 del mes, he procurado dedicar un tiempo especial para pedir por las necesidades de mi familia, la conversión de los corazones y la paz del mundo. No importa cuán grande sea tu petición, la Virgen escucha incluso las súplicas más sencillas. “En cada petición a la Virgen María bajo la advocación de Rosa Mística he sido escuchada en su inmediatez”, y con esta fe te invito a acercarte a Ella, pidiendo con confianza aquello que más necesites. 

 🌹 Oraciones y novenas a la Rosa Mística 

Las oraciones y novenas a la Rosa Mística son herramientas poderosas para acercarse a su intercesión. La novena consiste en nueve días de oración, meditando sobre los mensajes de la Virgen, sus peticiones de oración, sacrificio y penitencia, mientras se le confían intenciones personales. Una oración breve que puedes incluir en tu rutina es:
 “Oh María, Rosa Mística, Madre de Jesús y Madre nuestra, intercede por nosotros ante tu Hijo, para que podamos recibir la gracia que humildemente pedimos, si es para el bien de nuestras almas. Amén.” Incorporar estas oraciones ha fortalecido mi fe, recordándome que la Virgen María está presente en cada situación de la vida. Y, como en mi experiencia, te darás cuenta de que “en cada petición a la Virgen María bajo la advocación de Rosa Mística, eres escuchado en su inmediatez”. 

 🌹 Testimonios de fe y milagros de la Rosa Mística 

A lo largo del mundo, miles de testimonios confirman el poder de la intercesión de la Rosa Mística. Desde sanaciones físicas hasta cambios radicales en situaciones familiares y laborales, la Virgen actúa en quienes se acercan a Ella con fe sincera. En mi propio caminar espiritual, puedo decir con convicción que cada vez que he recurrido a la Rosa Mística, mis oraciones han sido escuchadas rápidamente, dándome señales claras, consuelo y soluciones inesperadas que han fortalecido mi fe. Estos testimonios no buscan reemplazar la voluntad de Dios, sino mostrar cómo la intercesión de la Virgen María, cuando se pide con fe, puede ser una manifestación de la misericordia divina en nuestras vidas. 

 🌹 Cómo integrar la devoción a la Rosa Mística en la vida diaria 

La devoción a la Rosa Mística no debe quedarse solo en una imagen o en rezar de forma automática; es una invitación a transformar nuestro día a día:
 ✅ Inicia tu día con una breve oración pidiendo la intercesión de la Rosa Mística. 
✅ Ofrécele tus trabajos, alegrías y dificultades como actos de amor. 
✅ Dedica un momento de silencio diario para meditar sus mensajes. 
✅ Realiza un acto de caridad o sacrificio en su honor. 
✅ Participa en la “Hora de Gracia” cada 8 de diciembre y en la oración del 13 de cada mes. Estos pequeños gestos mantienen viva la devoción, fortalecen tu fe y te permiten sentir que la Virgen te acompaña en cada paso. En mi experiencia, integrar estas prácticas ha hecho que la Virgen María, bajo la advocación de Rosa Mística, escuche mis peticiones en su inmediatez y me sostenga con su ternura en los momentos más difíciles. 

 🌹 Reflexión final: 

La Rosa Mística como madre que escucha en la inmediatez La Rosa Mística no es solo un título; es un llamado a vivir en oración, sacrificio y penitencia, confiando en la intercesión de la Virgen María como madre que nos acompaña. He comprobado que “en cada petición a la Virgen María bajo la advocación de Rosa Mística he sido escuchada en su inmediatez”, y esta experiencia ha transformado mi relación con Dios y con la Virgen, permitiéndome vivir cada día con mayor paz y confianza. Te invito a abrirle tu corazón a la Rosa Mística, acercarte con humildad y confianza, y permitir que su ternura guíe tus pasos mientras descubres la belleza de una fe vivida con amor.

Lectio Divina: domingo, 13 de julio de 2025

Lectio Divina: Domingo 13 de julio de 2025 – El Buen Samaritano

Lectio Divina: El Buen Samaritano - Aoraciones
Lectio Divina: El Buen Samaritano – Domingo XV del Tiempo Ordinario.

1. Lectio

Oración inicial (Beato Jorge Preca)

Señor Dios, tú estás presente y yo estoy en ti: dame la sabiduría para conocer tu espíritu. Concédeme el don del espíritu de mi Maestro Cristo Jesús. Guíame en todos mis caminos con tu luz. Enséñame a hacer siempre tu voluntad. No permitas que me aleje de tu Espíritu de amor. No me dejes cuando me abandonen mis fuerzas. Amén.

Lectura del Santo Evangelio (Lucas 10,25-37)

“Un legista preguntó a Jesús: «¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna?» … Jesús le respondió con la parábola del Buen Samaritano, diciendo: «Vete y haz tú lo mismo.»”

Momento de silencio

Permite que esta Palabra penetre en tu corazón, ilumine tus heridas y te impulse a la acción con amor.

2. Meditación

La parábola del Buen Samaritano no es solo un llamado a la filantropía, sino un modelo de amor compasivo que trasciende la ley y rompe prejuicios. Nos recuerda que Jesús es el Buen Samaritano que viene a nuestro encuentro, cura nuestras heridas con el aceite de la gracia y el vino del Espíritu, y nos confía al cuidado de la Iglesia para sanar nuestras almas.

Los Padres de la Iglesia ven en esta parábola el plan de salvación: la humanidad herida por el pecado (el hombre caído), la ley incapaz de salvarnos (sacerdote y levita), y Cristo que nos salva y nos llama a seguir su ejemplo.

a) Clave de lectura: 

• Nos encontramos en el capítulo 10 del evangelio según lo cuenta Lucas. Estamos en la sección central del relato lucano, que toma forma de viaje de Jesús hacia Jerusalén: “Mientras se estaban cumpliendo los días en los que sería arrebatado del mundo, se dirigió decididamente hacia Jerusalén” (Lc 9,51). Sabemos que para Lucas, Jerusalén es la ciudad donde se realiza la salvación y el viaje de Jesús hacia Jerusalén es un tema central. El relato de Lucas comienza en la ciudad santa (Lc 1,5) y termina en la misma ciudad (Lc 24,52). En esta sección central, Lucas repetirá con insistencia el hecho de que Jesús se dirige a Jerusalén (por ejemplo en Lc 13,22; 17,11). 
 • En este texto que narra la parábola del Buen Samaritano en el contexto de la discusión con un doctor de la ley sobre el gran mandamiento, encontramos de nuevo el tema de un viaje, esta vez de Jerusalén hacia Jericó (Lc 10,30). La parábola forma parte de esta sección central del evangelio, que comienza con Jesús peregrino hacia Jerusalén con sus discípulos. Mandándoles delante de Él para preparar alojamiento en una aldea de Samaria, encuentran solamente hostilidad precisamente porque se dirigían hacia Jerusalén (Lc 9, 51-53). Los Samaritanos impedían a los peregrinos que se dirigiesen a Jerusalén y mostraban hostilidad para con ellos. Después de este hecho envía setenta y dos discípulos “ a cada ciudad y lugar donde Él debía de venir” (Lc 10,1). Setenta y dos es el número tradicional de las naciones paganas. Los Padres de la Iglesia (Ambrosio, Agustín, Jerónimo y otros) teniendo en cuenta todo el simbolismo de Jerusalén, la ciudad santa de la salvación, interpretan de modo particular esta parábola. En el hombre que desciende de Jerusalén a Jericó ven la figura de Adán que representa a toda la humanidad expulsada del Edén, el paraíso, la Jerusalén Celestial, por causa del pecado. En los ladrones, los Padres de la Iglesia ven al tentador que se despoja de la amistad con Dios y hiere con sus asechanzas y tiene en la esclavitud a la humanidad herida por el pecado. En la figura del sacerdote y del levita ven la insuficiencia de la ley antigua para nuestra salvación que será llevada a cumplimiento por el buen samaritano, Jesucristo nuestro Señor y Salvador, que saliendo también Él de la Jerusalén celeste viene al encuentro de nuestra condición de pecadores y nos cura con el aceite de la gracia y el vino del Espíritu.
 • En la posada los Padres ven la imagen de la Iglesia y en la figura del posadero, entrevén a los pastores en manos de los cuales Jesús confía el cuidado de su pueblo. La partida del samaritano de la posada, los Padres la interpretan como la resurrección y ascensión de Jesús a la derecha del Padre, pero que promete volver para dar a cada uno su merecido. A la Iglesia deja para nuestra salvación los dos denarios de la Sagrada Escritura y de los Sacramentos que nos ayudan en el camino hacia la santidad.
 • Esta interpretación alegórica y mística del texto nos ayuda a centrarnos bien en el mensaje de esta parábola. El texto de la parábola se abre con un diálogo entre un doctor de la ley que se levanta para poner a prueba al Señor diciendo: “Maestro, ¿ qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?” Jesús no responde, sino que le hace otra pregunta: “¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? (Lc 10, 26). Debemos considerar este diálogo como una confrontación entre dos maestros, muy común en aquella época, como sistema para clarificar y profundizar algunos puntos de la ley. Aunque aquí, prevalece el tono de polémica, no como encontramos en el texto traído por Marcos, donde la pregunta viene dada por un escriba que “los había visto discutir (Jesús y los saduceos), y visto como (Jesús) les había bien respondido” (Mc 12,28), se acerca para preguntar. Este escriba se muestra bien dispuesto para escuchar a Jesús, de modo que el Señor termina el diálogo: “No estás lejos del reino de Dios” (Mc 12,34).
 • Sin embargo Mateo coloca esta pregunta en el contexto de una discusión entre Jesús y los saduceos en la que estaban presentes algunos fariseos, que “ habiendo oído que Él había cerrado la boca a los saduceos, se reunieron juntos y un doctor de la ley, lo interrogó para ponerle a prueba...” (Mt 22,34-35). Jesús responde enseguida citando el mandamiento del amor, que se encuentra en los libros del Deuteronomio y del Levítico Sólo en el texto de Lucas la pregunta no se hace sobre cuál sea el mandamiento más grande, sino cómo heredar la vida eterna, una pregunta que los sinópticos la ponen de nuevo en la boca de un joven rico (Mt 19,16; Mc 10,17; Lc 18,18). Como en Marcos, también aquí Jesús alaba al doctor de la ley : “Has respondido bien; haz esto y vivirás” (Lc 10,28). Pero el doctor no está todavía contento con la respuesta de Jesús y “queriendo justificarse” (Lc 10, 29) por haber hecho la pregunta, le pide quién es el prójimo. 
• Esta segunda pregunta hace de introducción y enlaza la siguiente parábola con el diálogo entre Jesús y el doctor de la ley. Podemos ver una inclusión entre el versículo 28 que cierra la disputa y nos prepara a la narración de la parábola y el versículo 37 que cierra definitivamente el diálogo y la parábola En este versículo, Jesús repite al doctor de la ley que había definido al prójimo como aquel “que ha tenido compasión”: “Ve y haz tú lo mismo”. Esta frase de Jesús nos recuerda las palabras pronunciadas en la última cena, como nos la cuenta Juan, cuando, después de lavar los pies Jesús invita a los discípulos a obrar según su ejemplo. (Jn 13,12-15). En esta última cena Jesús deja a los suyos el mandamiento del amor, entendido como la disponibilidad a “dar la vida” para amarnos mutuamente como el Señor nos ha amado (Jn 15,12-14). Este mandamiento va más allá de la observancia de la ley. El sacerdote y el levita han observado la ley, no acercándose al pobrete herido y dejado medio muerto, para no volverse impuros (Lev 21,1) Jesús va más allá de la ley y quiere que sus discípulos obren como Él. “Por esto sabrán que sois mis discípulos, si os amáis los unos a los otros” (Jn 13,35). Para el discípulo de Jesús, la mera filantropía no es suficiente, el cristiano está llamado a algo más que le hace semejante a su maestro, como dice el apóstol Pablo: “Ahora, nosotros tenemos el pensamiento de Cristo” (1 Cor 2,16) “Porque el amor de Cristo nos urge, persuadidos como estamos de que uno murió por todos” (2 Cor 5,14). 

b) Preguntas para orientar la meditación y la actualización: 

• ¿Qué te ha golpeado más en la parábola? 
• ¿Con quién te identificas en el relato? 
• ¿Has pensado alguna vez en Jesús como el Buen Samaritano? 
• En tu vida ¿sientes la necesidad de la salvación? 
• ¿Puedes decir con el apóstol Pablo que tienes el pensamiento de Cristo? 
• ¿Qué cosa te constriñe al ofrecer amor al prójimo? ¿La necesidad de amar y ser amado o la compasión y el amor de Cristo? 
• ¿Quién es tu prójimo?

3. Oración

Cántico – 1 Pedro 2,21-24: “Cristo sufrió por nosotros, dejándonos un ejemplo para que sigamos sus huellas. El que no cometió pecado, y en cuya boca no se halló engaño; el que, al ser insultado, no respondía con insultos; al padecer, no amenazaba, sino que se ponía en manos de Aquel que juzga con justicia; el mismo que, sobre el madero, llevó nuestros pecados en su cuerpo, a fin de que, muertos a nuestros pecados, viviéramos para la justicia; con cuyas heridas habéis sido curados. Erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras almas.”

4. Contemplatio

Permanece en silencio ante Jesús, el Buen Samaritano, y deja que su misericordia sane tus heridas. Permítele transformar tu corazón para que puedas amar y servir como Él. Recuerda: “Sabiendo estas cosas, seréis dichosos si las ponéis en práctica” (Jn 13,17).

Lectio Divina: viernes, 4 de julio de 2025

Lectio Divina: Viernes 4 de julio de 2025 – Mateo 9,9-13

Lectio Divina Viernes 4 de julio de 2025 - Aoraciones
Lectio Divina: Viernes 4 de julio de 2025 – Aoraciones

Oración Inicial

Padre de bondad, que por la gracia de la adopción nos has hecho hijos de la luz; concédenos vivir fuera de las tinieblas del error y permanecer siempre en el esplendor de la verdad. Por nuestro Señor. Amén.

Lectura del Evangelio según Mateo 9,9-13

“Sígueme.” Él se levantó y lo siguió... “Misericordia quiero y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.”
iempo Ordinario 

1) Oración inicial 

Padre de bondad, que por la gracia de la adopción nos has hecho hijos de la luz; concédenos vivir fuera de las tinieblas del error y permanecer siempre en el esplendor de la verdad. Por nuestro Señor. 

2) Lectura del santo Evangelio según Mateo 9,9-13 

Cuando se iba de allí, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme.» Él se levantó y le siguió. Y sucedió que estando él a la mesa en la casa, vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos. Al verlo los fariseos decían a los discípulos: «¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores?» Mas él, al oírlo, dijo: «No necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal. Id, pues, a aprender qué significa Misericordia quiero, que no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.» 

3) Reflexión 

El Sermón de la Montaña ocupa los capítulos de 5 a 7 del Evangelio de Mateo. La parte narrativa de los capítulos 8 y 9 tiene como finalidad mostrar cómo Jesús practicaba lo que acababa de enseñar. En el Sermón de la Montaña Jesús enseñó la acogida (Mt 5,23-25.38-42.43). Ahora, él mismo la practica al acoger a leprosos (Mt 8,1-4), extranjeros (Mt 8,5-13), mujeres (Mt 8,14-15), enfermos (Mt 8,16-17), endemoniados (Mt 8,28-34), paralíticos (Mt 9,1-8), publicanos (Mt 9,9-13), personas impuras (Mt 9,20-22), etc. Jesús rompe con las normas y costumbres que excluían y dividían a las personas, esto es, el miedo y la falta de fe (Mt 8,23-27) y las leyes de pureza (9,14-17), e indica claramente cuáles son las exigencias de quienes quieren seguirle. Tienen que tener el valor de abandonar muchas cosas (Mt 8,18-22). Así, en las actitudes y en la práctica de Jesús, aparece en qué consisten el Reino y la observancia perfecta de la Ley de Jesús.

  • Mateo 9,9: 

El llamado para seguir a Jesús. Las primeras personas llamadas a seguir a Jesús fueron cuatro pescadores, todos judíos (Mt 4,18-22). Ahora Jesús llama a un publicano, considerado pecador y tratado como impuro por las comunidades más observantes de los fariseos. En los demás evangelios, este publicano se llama Leví. Aquí su nombre es Mateo, que significa don de Dios o dado por Dios. Las comunidades, en vez de excluir al publicano como impuro, deben considerarlo como un Don de Dios para la comunidad, pues su presencia hace que la comunidad se vuelva ¡señal de salvación para todos! Como los primeros cuatro llamados, así el publicano Mateo deja todo lo que tiene y sigue a Jesús. El seguimiento de Jesús exige ruptura. Mateo deja su despacho de impuestos, su fuente de renta, y sigue a Jesús. 

  • Mateo 9,10: 

Jesús se sienta en la mesa con los pecadores y los publicanos. En aquel tiempo, los judíos vivían separados de los paganos y de los pecadores y no comían con ellos en la misma mesa. Los judíos cristianos tenían que romper este aislamiento y crear comunión con los paganos e impuros. Fue esto lo que Jesús enseñó en el Sermón de la Montaña, como expresión del amor universal de Dios Padre (Mt 5,44-48). La misión de las comunidades era ofrecer un lugar a los que no tenían lugar. En algunas comunidades, las personas venidas del paganismo, aún siendo cristianas, no eran aceptadas en la misma mesa (cf. Hec 10,28; 11,3; Gal 2,12). El texto del evangelio de hoy indica cómo Jesús comía con publicanos y pecadores en la misma casa y en la misma mesa. 

  • Mateo 9,11: 

La pregunta de los fariseos. A los judíos estaba prohibido sentarse en la mesa con publicanos y paganos, pero Jesús no presta atención a esto, por el contrario, confraterniza con ellos. Los fariseos, viendo la actitud de Jesús, preguntan a los discípulos: “¿Por qué vuestro maestro come con los recaudadores de impuestos y con los pecadores?" Esta pregunta puede ser interpretada como expresión del deseo de éstos, que quieren saber por qué Jesús actúa así. Otros interpretan la pregunta como una crítica de los comportamientos de Jesús, pues durante más de quinientos años, desde el tiempo del cautiverio en Babilonia hasta la época de Jesús, los judíos habían observado las leyes de pureza. Esta observancia secular se volvió para ellos una fuerte señal de identidad. Al mismo tiempo, era factor de su separación en medio de los otros pueblos. Así, por las causas de las leyes de pureza, no podían ni conseguían sentarse en la mesa para comer con los paganos. Comer con los paganos significaba volverse impuro Los preceptos de la pureza eran rigurosamente observados, tanto en Palestina como en las comunidades judaicas de la Diáspora. En la época de Jesús, había más de quinientos preceptos para guardar la pureza. En los años setenta, época en que Mateo escribe, este conflicto era muy actual. 

  • Mateo 9,12-13:

 Misericordia quiero y no sacrificios. Jesús oye la pregunta de los fariseos a los discípulos y responde con dos aclaraciones. La primera está sacada del sentido común: "No necesitan médico los que están fuertes, sino los que están mal”. La otra está sacada de la Biblia: “Aprendan, pues, lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio”. Por medio de estas dos aclaraciones Jesús explicita y aclara su misión junto con la gente: “No he venido a llamar a los justos sino a los pecadores". Jesús niega la crítica de los fariseos, y no acepta sus argumentos, pues nacían de una falsa idea de la Ley de Dios. El mismo invoca la Biblia: "¡Misericordia quiero y no sacrificio!" Para Jesús la misericordia es más importante que la pureza legal. Apela a la tradición profética para decir que para Dios la misericordia vale más que todos los sacrificios (Os 6,6; Is 1,10-17). Dios tiene entrañas de misericordia, que se conmueven ante las faltas de su pueblo (Os 11,8- 9). 

Reflexión

Hoy, Jesús nos enseña que el seguimiento auténtico implica misericordia, cercanía y apertura con todos, incluso con quienes la sociedad rechaza. Nos invita a romper prejuicios, a acoger y a ofrecer un espacio a quienes no tienen lugar, transformando nuestra comunidad en un signo vivo del Reino.

Mateo, considerado pecador por su oficio, se convierte en “don de Dios” para la comunidad. Su disposición a dejarlo todo nos llama a revisar nuestras seguridades y prioridades, recordándonos que seguir a Jesús exige apertura, desprendimiento y amor concreto hacia los demás.

Hoy, Jesús te dice: “Misericordia quiero, y no sacrificio.” Pregúntate: ¿A quién excluyo con mis actitudes? ¿A quién puedo acoger hoy con misericordia?

Para la reflexión personal

  • ¿Quiénes son marginados o excluidos en mi entorno? ¿Qué prejuicios debo derribar?
  • ¿Cómo puedo vivir la misericordia en lugar de un sacrificio vacío en mi vida cotidiana?

Oración Final

Señor, dichosos los que guardan tus preceptos, los que te buscan de todo corazón; los que, sin cometer iniquidad, andan por tus caminos. (Salmo 119,2-3)

Lectio Divina: jueves, 3 de julio de 2025

 Lectio Divina: jueves, 3 de julio de 2025 Santo Tomás, apóstol 

1) Oración inicial 

Padre de bondad, que por la gracia de la adopción nos has hecho hijos de la luz; concédenos vivir fuera de las tinieblas del error y permanecer siempre en el esplendor de la verdad. Por nuestro Señor. 

2) Lectura del santo Evangelio según san Juan 20,24- 29 

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.» Pero él les contestó: 

«Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré.»

Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: 

«La paz con vosotros.» 

Luego dice a Tomás: 

«Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente.» 

Tomás le contestó: 

«Señor mío y Dios mío.» 

Dícele Jesús:

 «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído.» 

3) Reflexión

Hoy, en la fiesta de Santo Tomás, el evangelio nos presenta el encuentro de Jesús resucitado con el apóstol Tomás, que quería ver para poder creer. Por esto muchos lo llaman Tomás, el incrédulo. En realidad, el mensaje de este evangelio es bien diferente. Es mucho más profundo y actual. 

• Juan 20,24-25: 

La duda de Tomás. Tomás, uno de los doce, no estaba presente cuando Jesús aparece a los discípulos la semana anterior. Tomás no cree en el testimonio de los demás que decían: “Hemos visto al Señor”. Pone condiciones: "«Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré.”. Tomás es exigente. Quiere ver para creer. No quiere un milagro para poder creer. ¡No! Quiere ver las señales en las manos, en los pies y en el costado. No cree en un Jesús glorioso, desligado del Jesús humano que sufre en la cruz. Cuando Juan escribe, al final del siglo primero, había personas que no aceptaban la venida del Hijo de Dios en la carne (2 Jn 7; 1Jn 4,2-3). Eran los gnósticos que despreciaban la materia y el cuerpo. Y para criticar a los gnósticos, el evangelio de Juan habla de la preocupación de Tomás que quiere “ver para creer”. La duda de Tomás deja transparentar también lo difícil que era creer en la resurrección. 

• Juan 20,26-27: 

No seas incrédulo, sino creyente. El texto dice “seis días después”. Esto significa que Tomás fue capaz de sostener su opinión durante una entera semana, contra el testimonio de los otros apóstoles. ¡Vaya tozudez! ¡Gracias a Dios, para nosotros! Y así, seis días después, durante la reunión de la comunidad, ellos tuvieron de nuevo una profunda experiencia de la presencia de Jesús resucitado en medio de ellos. Las puertas cerradas no pudieron impedir que El estuviera en medio de los que creían en El. Hoy pasa lo mismo. Cuando estamos reunidos, aunque tengamos las puertas cerradas, Jesús está en medio de nosotros. Y hasta hoy, la primera palabra de Jesús, es y será siempre: “¡La Paz esté con vosotros!" Lo que llama la atención es la bondad de Jesús. No critica, ni juzga la incredulidad de Tomás, sino que acepta el reto y dice: “Tomás, ¡ven, pon tu dedo en mis heridas!". Jesús confirma la convicción de Tomás y de las comunidades, a saber: el resucitado glorioso es ¡el crucificado torturado! El Jesús que está en la comunidad, no es un Jesús glorioso que no tiene nada en común con nuestra vida de gente normal. Es el mismo Jesús que vivió en esta tierra y que tiene en el cuerpo las señales de su pasión. Las señales de su pasión están hoy en el sufrimiento de la gente, en el hambre, en las señales de tortura, de injusticia. Y en las personas que reaccionan, que luchan por la vida y no se dejan abatir, Jesús resucita y se hace presente en medio de nosotros. Y ¡Tomás cree en este Cristo, y nosotros también! 

• Juan 20,28-29: 

Felices los que no vieron y creyeron. Con él decimos: "¡Señor mío y Dios mío!" Esta entrega de Tomás es la actitud ideal de la fe. Y Jesús completa con el mensaje final: "Has creído porque has visto. ¡Dichosos los que no han visto y han creído ¡" Con esta frase, Jesús declara felices todos los que estamos en esta condición: sin haber visto, creemos que el Jesús que está en medio de nosotros, es el mismo Jesús que ¡murió crucificado!

• El envío:

 "¡Como el Padre me ha enviado, yo también os envío!" De este Jesús, crucificado y resucitado, recibimos la misión, la misma que él recibió de su Padre (Jn 20,21). Aquí, en la segunda aparición, Jesús repite: "La paz sea con vosotros.” Esta repetición acentúa la importancia de la Paz. Construir la paz forma parte de la misión. Paz, significa mucho más que la ausencia de guerra. Significa construir una convivencia humana armoniosa, en la que las personas puedan ser ellas mismas, teniendo todas lo necesario para vivir, conviviendo felices y en paz. Fue ésta la misión de Jesús, y es también nuestra misión. Jesús sufrió y dijo: “Recibid al Espíritu Santo” (Jn 20,22). Solamente con la ayuda del Espíritu de Jesús, seremos capaces de realizar la misión que Él nos dio. Enseguida Jesús comunicó el poder de perdonar los pecados: "A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.» El punto central de la misión de paz está en la reconciliación, en el intento de superar las barreras que nos separan. Este poder de reconciliar y de perdonar es dado a la comunidad (Jn 20,23; Mt 18,18). En el evangelio de Mateo es dado también a Pedro (Mt 16,19). Aquí se percibe que una comunidad sin perdón ni reconciliación no es una comunidad cristiana. Dicho con una palabra, nuestra misión es crear comunidad a ejemplo de la comunidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. 

4) Para la reflexión personal 

  • En la sociedad de hoy, las divergencias y tensiones de raza, clase, religión, género y cultura son enormes y crecen cada día. ¿Cómo realizar hoy la misión de reconciliación? 
  • En tu familia y en tu comunidad, ¿hay algún grano de mostaza que apunta hacia una sociedad reconciliadora? 

5) Oración final 

¡Alabad a Yahvé, todas las naciones, ensalzadlo, pueblos todos! Pues sólido es su amor hacia nosotros, la lealtad de Yahvé dura para siempre. (Sal 117) 

Evangelio de Hoy: Lectio Divina del 2 de julio

 

Lectio Divina: miércoles, 2 de julio de 2025 

 Tempo Ordinario 

1) Oración inicial 

 Padre de bondad, que por la gracia de la adopción nos has hecho hijos de la luz; concédenos vivir fuera de las tinieblas del error y permanecer siempre en el esplendor de la verdad. Por nuestro Señor. 

 2) Lectura del santo Evangelio según Mateo 8,28-34 

 Al llegar a la otra orilla, a la región de los gadarenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, y tan furiosos que nadie era capaz de pasar por aquel camino. Y se pusieron a gritar: «¿Qué tenemos nosotros contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes de tiempo?» Había allí a cierta distancia una gran piara de puercos paciendo. Y le suplicaban los demonios: «Si nos echas, mándanos a la piara de puercos.» Él les dijo: «Id.» Saliendo ellos, se fueron a los puercos, y de pronto toda la piara se arrojó al mar precipicio abajo, y perecieron en las aguas. Los porqueros huyeron, y al llegar a la ciudad lo contaron todo y también lo de los endemoniados. Y he aquí que toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, en viéndole, le rogaron que se retirase de su territorio. 

 3) Reflexión 

 El evangelio de hoy acentúa el poder de Jesús sobre el demonio. En nuestro texto, el demonio o el poder del mal es asociado con tres cosas: 
  1.  Con el cementerio, el lugar de los muertos. La muerte que ¡mata la vida! 
  2.  Con el cerdo, que era considerado un animal impuro. ¡La impureza que separa de Dios! 
  3.  Con el mar, que era visto como símbolo del caos antes de la creación. El caos que destruyó la naturaleza. 
El evangelio de Marcos, de donde Mateo saca su información, asocia el poder del mal con un cuarto elemento que es la palabra Legión, (Mc 5,9), nombre de los ejércitos del imperio romano. El imperio que oprimía y que explotaba a la gente. Así se comprende como la victoria de Jesús sobre el demonio tenía un alcance enorme para la vida de las comunidades de los años setenta, época en que Mateo escribe su evangelio. Las comunidades vivían oprimidas y marginadas, por la ideología oficial del imperio romano y del farisaísmo que se renovaba. Este mimo significado y alcance sigue siendo válido para nosotros hoy. 

 • Mateo 8,28: 

El poder del mal oprime, maltrata y aliena a las personas. Este versículo inicial describe la situación antes de la llegada de Jesús. En la manera de describir el comportamiento de los endemoniados, el evangelista asocia el poder del mal con el cementerio y con la muerte. Es un poder mortal sin rumbo, amenazador, destructor y descontrolado, que da miedo a todos. Priva a la persona de su conciencia, del autocontrol y de la autonomía. 

•  Mateo 8,29: 

Ante la simple presencia de Jesús el poder del mal se desmorona y se desintegra. Aquí se describe el primer contacto entre Jesús y los dos poseídos. Es la total desproporción. El poder, que antes parecía tan fuerte, se derrite y se desmorona ante Jesús. Ellos gritan: "¿Qué tenemos nosotros contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido para atormentarnos antes de tiempo?" Se dan cuenta de que perdieron poder. 

• Mateo 8,30-32: 

El poder del mal es impuro y no tiene autonomía, ni consistencia. El demonio no tiene poder sobre sus propios movimientos. Consigue sólo entrar en los puercos con el permiso de Jesús. Una vez dentro de los puercos, éstos se precipitan a la mar. Según la opinión de la gente, el cerdo era símbolo de impureza que impedía al ser humano relacionarse con Dios y sentirse acogido por El. El mar era símbolo del caos que existía antes de la creación y que, según la creencia de la época, seguía amenazando la vida. Este episodio de los cerdos que se precipitan al mar es extraño y difícil de ser entendido. Pero el mensaje es muy claro: ante Jesús, el poder del mal no tiene autonomía, no tiene consistencia. Quien cree en Jesús, ha vencido ya el poder del mal y no tiene que temer. 

 • Mateo 8,33-34: 

La reacción de la gente del lugar. Alertado por los empleados que se ocupaban de los cerdos, la gente del lugar fue al encuentro de Jesús. Marcos informa que vieron “al endemoniado sentado, vestido y en perfecto juicio” (Mc 5,15). Pero ¡se quedaron sin los cerdos! Por esto, piden a Jesús que se vaya lejos. Para ellos, los cerdos eran más importantes que el ser humano que acababa de recobrar el juicio. 

 • La expulsión de los demonios. 

En el tiempo de Jesús, las palabras demonio o Satanás, eran usadas para indicar el poder del mal que desviaba a las personas del buen camino. Por ejemplo, cuando Pedro tentó de desviar a Jesús, él fue Satanás para Jesús (Mc 8,33). Otras veces, aquellas mismas palabras eran usadas para indicar el poder político del imperio romano que oprimía y explotaba a la gente. Por ejemplo, en el Apocalipsis, el imperio romano se identifica con el “Diablo o Satanás” (Ap 12,9). Otras veces la gente usaba las mismas palabras para indicar los males y las enfermedades. Así se hablaba de demonio o espíritu mudo, espíritu sordo, espíritu impuro, etc. ¡Había mucho miedo! 

 • En el tiempo de Mateo, segunda mitad del primer siglo, el miedo a los demonios estaba aumentando.

 Algunas religiones, venidas de Oriente, divulgaban un culto a los espíritus. Enseñaban que gestos errados podían irritar a los espíritus, y éstos para vengarse, podían impedir nuestro acceso a Dios y privarnos de los beneficios divinos. Por esto, a través de ritos y oraciones, plegarias y ceremonias complicadas, la gente trataba de aplacar a esos espíritus o demonios, para que no perjudicaran la vida humana. Estas religiones, en vez de liberar a la gente, alimentaban el miedo y la angustia. Ahora bien, uno de los objetivos de la Buena Nueva de Jesús era ayudar a la gente a liberarse de este miedo. 

 • La llegada del Reino de Dios significó la llegada de un poder más fuerte. 

Jesús es “el hombre más fuerte” que llega para amarrar a Satanás, al poder del mal, y robarle la humanidad prisionera del miedo (cf. Mc 3,27). Por ello, los evangelios insisten en la victoria de Jesús sobre el poder del mal, sobre el demonio, sobre Satanás, sobre el pecado y sobre la muerte. Era para animar a las comunidades a vencer este miedo al demonio. Y hoy, ¿Quién de nosotros puede decir: “Soy totalmente libre”? ¡Nadie! Entonces, si no soy totalmente libre, alguna parte en mí es poseída por otros poderes. ¿Cómo expulsar estos poderes? El mensaje del evangelio de hoy sigue siendo válido para nosotros. 

4) Para la reflexión personal 

 • ¿Qué es lo que hoy está oprimiendo y maltratando a la gente? ¿Por qué hoy, en ciertos lugares, se habla tanto de expulsión de demonios? ¿Es bueno insistir tanto en el demonio? ¿Qué piensas tú? • ¿Quién de nosotros puede decir que es totalmente libre o liberado? ¡Nadie! Entonces todos estamos un poco poseídos por otros poderes que ocupan algún espacio dentro de nosotros. ¿Cómo hacer para expulsar este poder dentro de nosotros y dentro de la sociedad? 

 5) Oración final 

Es Yahvé clemente y compasivo, tardo a la cólera y grande en amor; bueno es Yahvé para con todos, tierno con todas sus creaturas. (Sal 145,8-9)

Lectio Divina 2025

Lectio Divina 1 de julio 2025 - Aoraciones
Lectio Divina para el 1 de julio de 2025 publicada por Aoraciones, para meditar la Palabra de Dios diariamente.

Lectio Divina: martes, 1 de julio de 2025 

 Tiempo Ordinario

 1) Oración inicial 

Padre de bondad, que por la gracia de la adopción nos has hecho hijos de la luz; concédenos vivir fuera de las tinieblas del error y permanecer siempre en el esplendor de la verdad. Por nuestro Señor Jesucristo.

 2) Lectura del santo Evangelio 

Según Mateo 8,23-27 Subió a la barca y sus discípulos le siguieron. De pronto se levantó en el mar una tempestad tan grande que la barca quedaba tapada por las olas; pero él estaba dormido. Acercándose ellos le despertaron diciendo: 

« ¡Señor, sálvanos, que perecemos!» 

 Díceles: 

« ¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?»

 Entonces se levantó, increpó a los vientos y al mar, y sobrevino una gran bonanza. Y aquellos hombres, maravillados, decían:

 «¿Quién es éste, que hasta los vientos y el mar le obedecen?» 

3) Reflexión 

 Mateo escribe para las comunidades de judíos convertidos de los años 70 que se sentían como un barco perdido en el mar revuelto de la vida, sin mucha esperanza de poder alcanzar el puerto deseado. Jesús parece que duerme en el barco, porque ellos no veían ningún poder divino que los salvara de la persecución. Mateo recoge diversos episodios de la vida de Jesús para ayudar las comunidades a descubrir, en medio de la aparente ausencia, la acogedora y poderosa presencia de Jesús vencedor, que domina el mar (Mt 8,23-27), que vence y expulsa el poder del mal (Mt 9,28-34) y que tiene poder de perdonar los pecados (Mt 9,1-8). Con otras palabras, Mateo quiere comunicar la esperanza y sugerir que las comunidades no deben temer nada. Este es el motivo del relato de la tormenta calmada del evangelio de hoy. 

• Mateo 8,23: 

El punto de partida: entrar en el barco. Mateo sigue el evangelio de Marcos, pero lo acorta y lo incluye en el nuevo esquema que él adoptó. En Marcos, el día fue pesado por el mucho trabajo. Una vez terminado el discurso de las parábolas (Mc 4,3-34), los discípulos llevan a Jesús al barco y, de tan cansado que está, Jesús se duerme encima de una travesera (Mc 4,38).  El texto de Mateo es mucho más breve. Solamente dice que Jesús entra en el barco, y los discípulos lo acompañan. Jesús es el Maestro, los discípulos siguen al maestro. 

• Mateo 8,24-25: 

La situación es desesperada: “! Estamos a punto de perecer!”  El lago da Galilea está cerca de altas montañas. A veces, por los resquicios de las rocas, el viento sopla fuerte sobre el lago produciendo repentinas tormentas. Viento fuerte, mar agitado, barco lleno de agua. Los discípulos eran pescadores experimentados. Si ellos piensan que están a punto de hundirse, quiere decir que la situación es peligrosa. 

Pero Jesús no parece darse cuenta, y sigue durmiendo. Ellos gritan: “Señor, ¡sálvanos! Que estamos pereciendo". En Mateo, el sueño profundo de Jesús no es sólo señal de cansancio, es también expresión de confianza tranquila de Jesús en Dios. 

¡El contraste entre la actitud de Jesús y de los discípulos es grande! Mateo 8,26: 

La reacción de Jesús: 

“¿Por qué tenéis miedo?” Jesús se despierta, no por las olas, sino por el grito desesperado de los discípulos. 

Se dirige a ellos y dice: “¿Por qué tenéis miedo? ¡Hombres de poca fe!” Luego, él se levanta, amenaza los vientos y el mar, y todo queda en calma. La impresión que se tiene es que no era necesario aplacar el mar, pues no había ningún peligro. Es como cuando uno llega a casa de un amigo, y el perro, al lado del dueño de la casa, empieza a ladrar al visitante. Pero no es necesario tener miedo, porque el dueño está presente y controla la situación. 

El episodio de la tormenta calmada evoca el éxodo, cuando la multitud, sin miedo, atravesó las aguas del mar (Ex 14,22). Jesús rehace el éxodo. Evoca al profeta Isaías, que decía al pueblo: 

“Cuando atravieses las aguas, ¡yo estaré contigo!” (Is 43,2). 

Por fin, el episodio de la tormenta calmada evoca la profecía anunciada en el Salmo 107

Los que viajaron en barco por el mar, para traficar por las aguas inmensas, contemplaron las obras del Señor, sus maravillas en el océano profundo. 

Con su palabra desató un vendaval, que encrespaba las olas del océano: ellos subían hasta el cielo, bajaban al abismo, se sentían desfallecer por el mareo, se tambaleaban dando tumbos como ebrios, y su pericia no les valía de nada. Pero en la angustia invocaron al Señor, y él los libró de sus tribulaciones: cambió el huracán en una brisa suave y se aplacaron las olas del mar; entonces se alegraron de aquella calma, y el Señor los condujo al puerto deseado. (Sal 107,23-30) 

• Mateo 8,27: 

El miedo de los discípulos: “¿Quién es este hombre?” Jesús preguntó: “¿Por qué tenéis miedo?” Los discípulos no saben qué responder. Admirados, se preguntan: “¿Quién es éste, a quien hasta los vientos y el mar obedecen?” A pesar de haber vivido tanto tiempo con Jesús, no saben todavía quién es. ¡Jesús sigue siendo un extraño para ellos! ¿Quién es éste? 

• ¿Quién es éste? 

¿Quién es Jesús para nosotros, para mí? Esta debe ser la pregunta que nos lleva a continuar la lectura del evangelio, todos los días, con el deseo de conocer más y más el significado y el alcance de la persona de Jesús para nuestra vida. 

De esta pregunta nace la Cristología. No nació de altas consideraciones teológicas, sino del deseo que los primeros cristianos tenían de encontrar siempre nuevos nombres y títulos para expresar lo que Jesús significaba para ellos. 

Son decenas y decenas los nombres, los títulos y los atributos, desde carpintero hasta hijo de Dios, que Jesús recibe: Mesías, Cristo, Señor, Hijo amado, Santo de Dios, Nazareno, Hijo del Hombre, Esposo, Hijo de Dios, Hijo del Dios altísimo, Hijo de María, carpintero, Profeta, Maestro, Hijo de David, Rabuni, Bendito el que viene en el nombre del Señor, Hijo, Pastor, Pan de vida, Resurrección, Luz del mundo, Camino, Verdad, Vida, Rey de los judíos, Rey de Israel, etc., etc. 

Cada nombre, cada imagen es un intento para expresar lo que Jesús significaba para ellos. Pero un nombre, por muy bonito que sea, nunca llega a revelar el misterio de una persona, mucho menos de la persona de Jesús. 

Jesús no cabe en ninguno de estos nombres, en ningún esquema, en ningún título. Él es mayor que todo, supera todo. No puede ser enmarcado. El amor capta, la cabeza ¡no! Es a partir de la experiencia viva del amor, que los nombres, los títulos y las imágenes reciben su pleno sentido. Al final, ¿quién es Jesús para mí, para nosotros?

4) Para la reflexión personal 

  • ¿Cuál era el mar agitado en el tiempo de Jesús? ¿Cuál era el mar agitado en la época en que Mateo escribió su evangelio? ¿Cuál es hoy el mar agitado para nosotros? Alguna vez, ¿las aguas agitadas de la vida han amenazado con ahogarte? ¿Qué te salvó? 
  • ¿Quién es Jesús para mí? ¿Cuál es el nombre de Jesús que mejor expresa mi fe y mi amor?

 5) Oración final 

Una edad a otra encomiará tus obras, pregonará tus hechos portentosos. El esplendor, la gloria de tu majestad, el relato de tus maravillas recitaré. (Sal 145,4-5)