Aoraciones: Anuncio del Ángel de la guarda

Anuncio del Ángel de la guarda

Anuncio del Ángel de la Guarda, oración y penitencia, imagen devocional de Aoraciones
Anuncio del Ángel de la Guarda, oración y penitencia. Imagen devocional para inspirar tu oración diaria y fortalecer tu vida espiritual.

Tener un corazón de niño

«¡Oh Amor!, ¿Qué se puede decir de Ti? Quien te siente, no te comprende; Quien quiere comprenderte, no puede conocerte. ¡Oh fuego de Amor!, ¿Qué haces en este hombre? Tú le purificas como el fuego purifica el oro, y después le conduces contigo a la patria, A este fin para el cual le has creado.»
Santa Catalina de Génova, Tratado sobre el Purgatorio, Diálogo III 

Estaba en la cárcel y me visitasteis

La voz de Jesús se hizo oír en mi Alma, muy claramente, muy íntimamente: 
Quiero que se rece por estas benditas Almas del Purgatorio, ya que mi Divino Corazón arde por ellas.
¡Deseo ardientemente su liberación, para poder unirlas a mí por fin totalmente!
Reza por ellas y escribe todo lo que te sea revelado.
No te olvides de mis palabras: 
«Estaba en la cárcel y me habéis visitado»
Aplícalas a estas benditas Almas; es a Mí a quien ínsita en ellas, con tus Oraciones y tus obras en su favor y por sus intenciones. Mira su perfección, que debe servirte de enseñanza; sufriendo las penas más
terribles; no miran, sin embar o, sus tormentos, ya que están totalmente abandonadas a mi Amor y a la Voluntad de mi Padre. Su única preocupación es nuestra Gloria. Aprende de estas Almas santas la pureza del Amor, que mira solamente hacia mi Corazón. Quédate en paz, hijo mío, y haz lo que te pido.

Durante la Oración de la mañana, mientras rezaba por las Almas del Purgatorio, mi Ángel de la guarda se manifestó a mi Alma y lo hizo, de manera totalmente interior, al oír el saludo habitual: «¡Alabado sea Jesucristo!», me incliné para responder y el Ángel me inspiró levantar la cabeza para recibir la señal de la Cruz, que trazó sobre mi frente. Podía contemplarle, mensajero del Amor Divino aureolado de luz y mi Alma estaba en una gran paz, en un gozo profundo. 

Su cara resplandecía y me miraba con dulzura y gravedad. A la vista de su cinturón de color morado sobre su túnica blanca, comprendí lo que el Señor quería de mí: Oración y penitencia.

Me hizo entender cómo nos ama el Señor y de qué modo desea descubrir a cada Alma las maravillas de su Amor. Jesús quiere desde ahora, de manera más particular, invitarme a la luz de Su Corazón, al descubrimiento y a la contemplación del misterio del Purgatorio. Sentí una ligera angustia, pero el Ángel me tranquilizó diciéndome:

No tengas pena, ni miedo; el Purgatorio es un misterio de Amor y misericordia; y al descubrirlo, tu Alma se sentirá llamada a un Amor más grande hacia el Señor. El conocimiento del Purgatorio te aportará grandes gracias de santificación; te permitirá ensanchar tu caridad y entrar más profundamente en la Pura Voluntad de Dios.

Estoy a tu lado para sostenerte, no tengas miedo.
En efecto ¿no está el Ángel a nuestro lado para sostenernos, guardarnos e iluminar nuestra Alma? No tenía nada que temer, sólo disponerme y entregarme a la Pura Voluntad de Dios ¡Qué poco importa el resto! Así se lo dije al Ángel, pidiéndole que me ayudara y enseñara a cumplir siempre mejor lo que el Señor desea de mí. Que Jesús disponga de mí según lo que quiere, ya que es tan bueno que no nos desvela más que progresivamente sus planes sobre nosotros. Sabe bien que nuestra debilidad no podría soportar una confrontación inmediata y total a las exigencias del Amor Divino... Sólo con la ayuda de la Gracia y con un conocimiento progresivo, ella los admite, ya que nuestra naturaleza tiene que ser purificada sin cesar. Y el Ángel prosiguió:

El Purgatorio es un gran misterio.
Aprenderás y descubrirás pronto muchas cosas.
Algunas serán muy bellas y consoladoras, otras te parecerán terribles.
Sin embargo, no olvides nunca que, por rudo y doloroso que te parezca el Purgatorio,
es un misterio tanto de justicia, como de misericordia.
Es sobre todo un don gratuito del Amor.
Pase lo que pase, queda en paz.
Tendrás que sufrir mucho para aprender a amar mucho. Sabes que Jesús quiere elevarte
cada vez más, de conocimiento en conocimiento, de Amor en Amor, hasta su Corazón
Eucarístico, fuente de todo Amor.
Entonces el Ángel desapareció de mi vista interior. Permanecí en una gran paz a
pesar de estas palabras tan serias. Pero la perspectiva de tener que escribir todo eso
me atormentaba; ¡otro efecto de esta terrible voluntad, propia que nos frena sin cesar
en nuestra marcha hacia el Único Bien! ...

El Ángel de la Guarda

Recibo durante la Oración luces puramente interiores e intelectuales, pero mi santo Ángel de la guarda interviene algunas veces, de manera discreta para hacerme algunas precisiones y sobre todo, para ayudarme en la formalización de las realidades misteriosas que mi inteligencia capta. 
Percibo la presencia luminosa del Ángel de una manera distinta, con los ojos del Alma, es una imagen desde luego, puesto que no tiene cuerpo y no aparece perceptible a la mirada exterior; pero es una imagen tan clara, tan precisa, tan evidente que no puedo dudar de la presencia de quien la utiliza
para comunicarse conmigo. Es la presencia, no la imagen, lo importante, la comunicación establecida entre el Alma y lo Divino. Dios es dueño de sus dones y los utiliza para su Gloria y nuestra santificación, para estimular en nosotros la fe, la esperanza y la caridad.

El Ángel aparece casi siempre de forma inesperada. Sería muy peligroso implicar la imaginación en un deseo ardiente de ver y de entender. A Dios gracias, la obediencia a mi Padre espiritual y también el miedo que suscitaban en mí al principio las intervenciones del Ángel, me han permitido evitar este escollo. La visión del Ángel, asentándose en la imaginación, encubre de alguna manera la visión intelectual y enriquece la memoria. Nunca he tenido una visión imaginaria que no haya ido precedida de una visión intelectual de la misma realidad, ya que el papel de la visión imaginaria es secundario, no hace más que comunicar a los poderes inferiores (imaginación, memoria, entendimiento) aquello que son incapaces de percibir de las realidades sobrenaturales.

Las enseñanzas del Ángel son antes que todo una Llamada a la Oración y a una constante purificación interior. Llenan el Alma de paz, de dulzura, enardeciéndola y poniéndola ante su Dios en un estado de humildad que aumenta sin cesar. ¡Dios quiera que esta humildad y este Amor, tan efectivo durante la visión, puedan prolongarse después en la vida diaria! Ahí está la meta....

Enseñanza del Ángel de la guarda

Cuando estaba yo meditando sobre las últimas gracias recibidas, mi Ángel se manifestó a mi visión interior en una luz muy viva. Eso me asustó al principio, como siempre. Él trazó pausadamente una cruz sobre mi frente, y me dijo con seriedad:
Hijo mío, escúchame y acuérdate bien de todo lo que te digo. El Altísimo permitirá que algunas Almas que están todavía en él Purgatorio se te manifiesten misteriosamente. Tú no tienes nada que temer; sólo has de humillarte profundamente ante la Majestad Divina y ponerte, al servicio del Señor. Estas benditas Almas no pueden venir a ti sin un permiso Divino y ellas nunca te harán daño, más bien, al contrario.
Estas palabras me asustaron todavía más. Pregunté al Ángel cómo podría yo discernir entre la verdad y las eventuales ilusiones —ya que la imaginación trabaja a veces demasiado—, o los prodigios o manifestaciones de origen diabólico, el demonio esforzándose siempre por hundir las Almas en la incertidumbre, la duda o el error. Le pregunté también si estas manifestaciones eran indispensables. Me respondió con bondad:
Si él Altísimo actúa así contigo, es por tu bien y por el de la Iglesia; se sirve de ti como
de un canal.
En ti está saber transmitir el agua a tus hermanos sin retenerla celosamente para ti. Tu Alma debe estar en una triple disposición: Total sumisión a la Pura Voluntad de Dios; una profunda humildad, en presencia de estas benditas Almas; y obediencia radical y confianza en tu Padre.
Dios es Amor; si permite que tengas estas gracias, es para tu santificación, para abrir tu Alma hacia su Amor infinito, para ensancharla en el Amor a todos tus hermanos, para purificarte en la Cruz de Jesucristo. Estas gracias serán para ti ocasión de sufrimientos, así como de profundas alegrías espirituales.
Ofrece todo por estas benditas Almas, para glorificar la Misericordia de Dios. Asentí en silencio, estaba orando. Enseguida prosiguió el Ángel:
Cuando venga alguna de estas benditas Almas, la saludarás en el nombre de Jesús; te contestará siempre o mediante un signo o hablando. Algunas Almas no podrán hablarte, ya que están en el Gran Purgatorio; ellas no te pueden ver. Dios las muestra a los ojos de tu Alma, para que reces por ellas. A veces, sin embargo, podrán contestar a tu saludo «Laudemus Dominum” (Alabemos al Señor) y santiguarse al llegar cerca de ti. Pide siempre un signo, no es temeridad sino prudencia. Nunca preguntes a un Alma, sólo Dios es él Maestro de lo que te dirán, si te lo deben decir. Mira, en estas gracias del Purgatorio, solamente se te pide una cosa: Amar y, en consecuencia, orar, que es lo mismo. Si el Señor abre el Purgatorio a tu insta interior, es para estimular en ti él Amor. Si quiere que escribas, es para suscitar el Amor en las Almas. Todo, todo está encaminado a una sola cosa: El Amor. 

Mi Alma estaba en una paz muy grande. Le di las gracias al Ángel, que me animó con un gesto y concluyó:
¡Si supierais quién es el Amor!
El Amor es don de Dios, porque es Dios que se da a vosotros.
Vuelve a leer estos pasajes de la Escritura «Dios es Amor y quien mora en el Amor, mora en Dios; y Dios mora en él».
Lee a menudo este versículo; te dará fuerza, alegría y paz.
Si supierais que sois hijos de Dios, si estuvierais convencidos de que sois verdaderamente los hijos del Amor Infinito.
¡Dejad que Dios venga a vosotros, dejad al Amor establecerse en vosotros, comunicarse con vosotros, derramarse como un río de fuego que abrase todo el univer so!
¡Sed portadores de este fuego de Amor, de esta luz!
Dios es Amor... Dios es Amor... Dios es Amor...

Al decir estas palabras, el Ángel estaba resplandeciente, como elevado en éxtasis, deslumbrante, contemplando la faz de este Amor infinito. Yo veía reflejadas en él las manifestaciones del Amor Divino y sin darme cuenta, me puse de rodillas ante esta Oración del Ángel. No puede uno imaginarse lo que es; mi Alma estaba arrebatada a la vista de este coloquio de Amor, entre el Amor y su mensajero, se sentía asociada a ese intercambio de Amor, que era suave e inefable; al mismo tiempo que cantaba el Amor Divino, el Ángel me comunicaba ese Amor; no puedo explicarlo. De todos modos, perdí el uso de todos mis sentidos, interiores y exteriores; y mi Alma fue sumergida en el Amor.

Unas imágenes para que entiendas

Durante la tarde, estuve preguntándome algo que me extrañaba ¿Qué era lo que ocurría para que pudiera percibir tantas cosas que tenían que ver con este gran misterio del Purgatorio? ¿Y por qué bajo estas formas tan notables? Al momento se manifestó mi Ángel la vista de mi Alma, radiante y sonriente. La preciosa Cruz de color púrpura que adorna su traje resplandeciente sobre su pecho. Él puso su mano sobre mi brazo y me dijo con dulzura:

Hijo mío, eso son imágenes destinadas a hacerte entender realidades espirituales, donde no podrías penetrar sin esta ayuda.
El Todopoderoso quiere servirse de todas las riquezas de tu imaginación, para enseñarte y hacerte entrar siempre más profundamente en estos misterios. Estas explicaciones me causaron una gran sorpresa y mi Alma, no sé por qué se angustió. «Si todo esto es imaginación, es ilusión», pensaba yo. Empezó a atenazarme el miedo. Entonces el Ángel me hablo con bondad:
No, hijo mío, no son ilusiones
¿Desde cuándo son las visiones imaginarías una ilusión? Son sencillamente un modo de conocimiento que el Señor concede a las Almas; e impone ante todo no deformarlas, ni adornarlas o arreglarlas según industrias humanas.
Por eso te pido siempre que anotes todo lo que has visto y oído, y que lo hagas enseguida después de haber recibido estas gracias; no hay que dejar pasar el tiempo, por miedo a que pensamientos humanos vengan a mezclarse con el don de Dios.
Quédate en la paz de Jesucristo.
Dicho esto, sonrió y desapareció de golpe. Mí Alma se quedó tranquila y apaciguada.

La imaginación al servicio de la inteligencia

Cuando estaba trabajando en el jardín, mi Ángel de la guarda se mostró a mi vista interior, en una luz deslumbrante, tan viva que trastornaba todo, tirando de mí con fuerza y quitando de mi vista todo lo que no estaba en ella. Entonces me dijo.
«¡Alabado sea Jesucristo!»

Pero fue tal la sorpresa que me quedé con la boca abierta, mientras intentaba convencerme de que no era más que una ilusión. Entonces, sin decir nada, el Ángel se me acercó y con su pulgar trazó sobre mi frente la señal de la cruz. Siempre lo hace, pero esta vez fue verdaderamente especial; apoyó tan fuerte que me sobresalté.

Prosiguió con su voz tranquila:

¿Desde cuándo las visiones  imaginarias son ilusión? Mi confusión era tan grande que me quedé allí sin decir nada, la cruz sobre mi frente me dolía, por lo menos, esa sensación no era una ilusión. El Ángel prosiguió con gravedad:

Bueno, tengo que explicarte qué es una visión imaginaria y tú lo escribirás y lo volverás a leer en ocasiones; también se lo transmitirás a tu Padre Espiritual. ¡Dios mío! Así es como yo quería sustraerme a vuestra voluntad; pero en vuestra infinita ternura hacia mí, me habéis enviado a vuestro Ángel y por su boca me recordáis que no es mi voluntad la que cuenta, sino la vuestra. Qué miserable soy...
Entonces le dije al Ángel que oraba en silencio mientras levantaba mi Alma hacia el Señor:
¡Alabado sea Jesucristo; ¡Ángel santísimo, sed para mi portador de la Luz y del Amor infinito de Dios, al que tenéis la gracia de contemplar sin cesar!

Al oír estas palabras, que habían salido más de mi corazón que de mi boca, y bajo el efecto de un profundo impulso interior, mi Ángel, todavía más resplandeciente de luz, se prosternó profundamente, con el rostro entre sus manos, diciendo:

¡Adoración, Alabanza, Honor y Gloria a nuestro Dios tres veces Santo, nuestro Creador y vuestro Padre!

Después se levantó lentamente, cruzó las manos sobre el pecho y prosiguió con su enseñanza:
Ver y comprender en Dios, son una misma cosa.

Las visiones imaginarias no son más que un medio concedido al Alma por el Señor, que le hace comprender lo que tiene que conocer. Dios infunde una luz en la inteligencia y el Alma percibe esta luz como visión intelectual.

No puede expresarlo a menudo ni traducirlo en una comunicación que otras Almas podrían recibir como una relación; o ver como una enseñanza.

Ocurre entonces, que el Señor quiere dar la posibilidad de que esta luz —infusa en la inteligencia y percibida por el Alma como visión intelectual— sea comprendida y comunicada. Entonces, Él mismo traza en la imaginación, imágenes que convierten esta luz en fuerzas sensibles que el Alma puede contemplar y describir. No es la visión imaginaría; ya ves, que no tiene nada de un fantasma.
Yo escuchaba esta explicación con mucho interés y atención. Pedí a mi Ángel que me explicara de qué modo él mismo resultaba perceptible para mi vista interior. Me dijo esto:

Los Ángeles, como sabes, no tenemos cuerpo, por lo que no podéis vemos como realmente somos; también nos manifestamos como imágenes perceptibles a vuestros sentidos interiores, imágenes que recubren y manifiestan de alguna manera nuestra presencia cerca de vosotros.

Los Santos se manifiestan de esta misma forma y las pobres Almas del Purgatorio. Vuestros ojos no pueden verlas y sin embargo, existen en la realidad. Cuando el Señor quiere que se os aparezcan, infunde en vuestra inteligencia la profunda realidad de su presencia entre vosotros y hace que se manifieste esta presencia de manera sensible, imprimiendo en nuestra imaginación su imagen.

En vuestra vida espiritual importa mucho que nuestra imaginación sea constantemente purificada y domada; debe ser la sirvienta de la inteligencia. Pero la imaginación es una vagabunda y encuentra muy a menudo una cómplice en la memoria; la memoria es una golosa, que se traga todo lo que la imaginación le presenta después de que ésta lo haya recogido de aquí o de allí.
Estas dos potencias son muy versátiles, les encanta trabajar con independencia de la voluntad y de la inteligencia. 

¡Sin embargo, deben someterse!

Cuando tengas visiones de este tipo, solamente les harás caso si te aportan luces que te permiten entender mejor lo que el Señor te da en una visión intelectual. Dios da estas gracias para el crecimiento del Alma en el conocimiento y el Amor; no hay que sobrestimarlas, pero sería temerario despreciarlas: Son un Don de Dios.

Mira siempre al Donante. El Don que te regala en su misericordia debe siempre hacerte volver a Él. Tras terminar su enseñanza, el Ángel cruzó sus manos lentamente y las colocó sobre la cruz que adorna su túnica de luz. Se inclinó en una silenciosa adoración a Dios, y desapareció de mi vista interior.