Aoraciones

Las Santas Llagas por las Almas del Purgatorio

 

Las Santas Llagas por las Almas del Purgatorio - Aoraciones


Las Santas Llagas por las Almas del Purgatorio: por Jesús a la hermana Marie Marthe Chambon (1841-1907)


He aquí las promesas hechas por Jesús a la hermana Marie Marthe Chambon (1841-1907), una monja humilde consagrada a la Visitación de Santa María y muerta en olor de santidad. Hija de pobres campesinos, en el año 1864 ingresó en el monasterio, donde vivió hasta su muerte; trabajó toda su vida en las tareas domésticas. Después de una visión del crucifijo ensangrentado, se consagró al culto de las Santas Llagas, y desde entonces tuvo impresionantes visiones diarias. En el año 1875 recibió los estigmas.

Concederé todo lo que me pidan con la invocación de mis Santas Llagas. Es necesario pagar esta devoción.

En verdad esta oración no es de la Tierra, sino del Cielo... y puede obtenerlo todo.

Mis Santas Llagas sostienen el mundo. 

Pedidme amarlas constantemente porque son fuente de todas las gracias. Hay que invocarlas con frecuencia y atraer al prójimo para imprimir en sus corazones la devoción hacia las almas.

Cuando tengáis penas que soportar, llevarlas prontamente a mis Llagas y serán mitigadas.

Cerca de los enfermos se debe repetir con frecuencia esta invocación:

 «Jesús mío, perdón y misericordia, por los méritos de tus Santas Llagas». 

Esta oración elevará su alma y su cuerpo.

El pecador que diga: 

«Padre Eterno, yo te ofrezco las Llagas de nuestro Señor Jesucristo, para curar las llagas de nuestras almas», obtendrá la conversión.

Mis Llagas curarán las vuestras.

No habrá muerte para el alma que espere en mis Llagas: 

Ellas dan la verdadera vida.

Por cada palabra del Rosario de la Misericordia, yo dejo caer una gota de mi Sangre sobre el alma de un pecador.

El alma que honre mis Santas Llagas y las ofrezca al padre Eterno por las almas del Purgatorio, será acompañada en el momento de su muerte por la Santísima Virgen y los ángeles; yo, resplandeciente de gloria, la recibirá para coronar.

Las Santas Llagas son el tesoro de los tesoros para las almas del Purgatorio.

La devoción a las Santas Llagas es el remedio para los tiempos de iniquidad. De mis Llagas salen frutos de santidad. Meditándolas encontraréis siempre un nuevo alimento para vuestro amor. Amén

Oración de Santa Matilde por los difuntos

 

Oración de Santa Matilde por los difuntos

Oración de Santa Matilde por los difuntos


Habiendo comulgado Santa Matilde por los difuntos, se le apareció Jesús diciéndole que rezara por ellos el Padrenuestro. La Santa recitó la divina oración en la forma que a continuación se expresa, viendo al terminar que, un gran número de almas subían al Cielo. (Revelaciones 1, 21)

Padre nuestro que estás en el Cielo

¡Oh adorabilísimo y misericordioso Padre! Tú que te dignaste por mera bondad, constituir a las almas en tal alta dignidad que, llegando a ser tu verdaderas hijas llevan tu nombre, apiádate de ellas. ¡Oh Padre, perdónales el no haberte amado, ni rendido el culto que te es debido! ¡Cuántas veces te han desterrado de su corazón, donde anhelabas aposentarte y reinar como en tu Cielo!. Para suplir su falta. Padre, te imploro, uniendo mi penitencia y mi satisfacción a las que su hermano  inocente, Jesucristo, te ofreció con tanto celo. Te ofrezco el amor que tu Hijo amantísimo te profesó con reverencia y honor, en su Humanidad. Dígnate aceptarlo en expiación del pecado de aquellos infelices. Así sea.

Santificado sea tu nombre

Yo te suplico. ¡Oh tierno Padre!, te dignes perdonar a las almas de los difuntos su descuido en no haberte honrado siempre dignamente el  santo nombre de tan poderoso Padre; en no haberlo recordado con devoción, en haberlo invocado con frecuencia en vano, y pronunciando raras veces con amor… Más aún. Con la deshonrosa vida a que se entregaron, ellas desmerecieron el hermoso título de cristianos que les brindara Jesucristo. Como satisfacción por este pecado, dígnate aceptar la perfectísima santidad de tu Hijo, con la cual. Él exaltó tu nombre en sus predicaciones y lo honró en sus obras humanas. Así sea.

Venga a nosotros tu Reino

Yo te suplico. ¡Oh tierno Padre!, te dignes perdonar a las almas de los difuntos el no haber deseado con fervor ni buscado con cuidado a Ti ni a tu Reino, en el que solamente se encuentra el verdadero reposo y la eterna felicidad. Para expiar la indiferencia que han tenido, yo te ofrezco los santos deseos por los cuales tu amantísimo Hijo ha querido que nosotros fuésemos los coherederos de su Reino. Así sea.

Hágase tu voluntad en el Cielo como en la tierra

Yo Te ruego, Clementísimo Padre, perdona a las pobres almas, porque ellas no han sometido su voluntad a la Tuya y no siempre han tratado de realizarla en todas las cosas, sino que a menudo han vivido según sus gustos, a su manera, han obrado y se han comportado contra tu Querer. Por su desobediencia yo Te ofrezco una perfecta unión del corazón muy querido de Tu Hijo con tu Santísima Voluntad y su profunda sumisión, habiendo sido Él obediente hasta la muerte. Amén.

Danos hoy nuestro pan de cada día

Yo te ruego, Clementísimo Padre, te dignes perdonar a las almas de los difuntos por no haber recibido el Santísimo Sacramento del altar, con los deseos, la devoción y el amor que Él merece, y por haberlo recibido pocas veces o, tal vez, jamás. Para expiar su pecado, yo te ofrezco, la perfecta santidad y la devoción de tu Hijo, así como el ardiente amor y el inefable deseo que le han llevado a darnos ese precioso tesoro. Así sea.

Y perdónanos nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden

Yo te suplico. ¡Oh tierno Padre!.., te dignes perdonar a las almas de los difuntos los pecados capitales en que cayeron, sobre todo no perdonando a los que les habían ofendido y no amando a sus enemigos. Por esos pecados  yo te ofrezco la súplica de la más dulce caridad que tu Hijo hizo sobre la cruz por sus enemigos. Así sea

Y no nos dejes caer en la tentación

Yo te suplico. ¡Oh tierno Padre!., te dignes perdonar a las almas del Purgatorio, por no haber resistido a sus vicios y a su concupiscencia; por haber frecuentemente consentido a los engaños del demonio y caído voluntariamente en muchas malas acciones. Por la multitud de sus pecados, yo te ofrezco la gloriosa victoria, con la cual tu Hijo venció al mundo y al demonio, y su santísima vida con todos sus trabajos y fatigas, su Pasión y su muerte. Así sea.

Más líbranos del mal

Líbralas también de todo mal y de toda pena, por los méritos de tu Santísimo Hijo, y condúcelas al Reino de tu gloria, que no es otra cosa que Tú mismo. Así sea.

Oración al Divino Corazón de Jesús

 

Oración al Divino Corazón de Jesús - Aoraciones


Oración al Divino Corazón de Jesuscristo


Divino Corazón de Jesús, concédeme la gracia de vivir siempre según tu voluntad, tanto en los momentos mejores, los más felices y los más importantes de mi vida, como en los momentos difíciles. Concédeme estar siempre preparado para mi última hora. Dame la fuerza de darlo todo por tu amor, incluso mi vida si fuera necesario. Jesús, por tu santa y dolorosa Pasión, haz que tu venida a la hora de mi muerte me encuentre despierto como un servidor fiel, como un verdadero penitente después de una buena confesión y de haber recibido los últimos sacramentos. Señor, no me abandones en mi última lucha en la Tierra, cuando deberé combatir contra Satanás, acaso con furia. Que la Virgen Santísima y Madre de Misericordia, San Miguel y los ángeles me asisten y me protejan contra toda tentación en el momento en que yo tendré que dejar este mundo. Que ellos puedan consolarme y fortificarse en medio de los tormentos. Concédeme, Señor, durante mi vida, una firme confianza, un amor ardiente y una gran paciencia. Y cuando llegue ese momento, plenamente consciente, vuelva a ponerme en tus manos y que me abandone como un niño en tu santa paz.Por tu infinita bondad y misericordia, Jesús, acuérdate de mí! Amén.

Acto de Consagración al Corazón Inmaculado de María

 

Acto de Consagración al Corazón Inmaculado de María - Aoraciones

Acto de Consagración al Corazón Inmaculado de María Madre Nuestra

Oh María, Madre de Dios y Madre nuestra, nosotros, en esta hora de tribulación, recurrimos a ti. Tú eres nuestra Madre, nos amas y nos conoces, nada de lo que nos preocupa se te oculta. Madre de misericordia, muchas veces hemos experimentado tu ternura providente, tu presencia que nos devuelve la paz, porque tú siempre nos llevas a Jesús, Príncipe de la paz.


Nosotros hemos perdido la senda de la paz. Hemos olvidado la lección de las tragedias del siglo pasado, el sacrificio de millones de caídos en las guerras mundiales. Hemos desatendido los compromisos asumidos como Comunidad de Naciones y estamos traicionando los sueños de paz de los pueblos y las esperanzas de los jóvenes. Nos hemos enfermado de avidez, nos hemos encerrado en intereses nacionalistas, nos hemos dejado endurecer por la indiferencia y paralizar por el egoísmo. Hemos preferido ignorar a Dios, convivir con nuestras falsedades, alimentar la agresividad, suprimir vidas y acumular armas, olvidándonos de que somos custodios de nuestro prójimo y de nuestra casa común. Hemos destrozado con la guerra el jardín de la tierra, hemos herido con el pecado el corazón de nuestro Padre, que nos quiere hermanos y hermanas. Nos hemos vuelto indiferentes a todos y a todo, menos a nosotros mismos. Y con vergüenza decimos:

perdónanos, Señor.

En la miseria del pecado, en nuestros cansancios y fragilidades, en el misterio de la iniquidad del mal y de la guerra, tú, Madre Santa, nos recuerdas que Dios no nos abandona, sino que continúa mirándonos con amor, deseoso de perdonarnos y levantarnos de nuevo. Es Él quien te ha entregado a nosotros y ha puesto en tu Corazón inmaculado un refugio para la Iglesia y para la humanidad. Por su bondad divina estás con nosotros, e incluso en las vicisitudes más adversas de la historia nos conduces con ternura.

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Por eso recurrimos a ti, llamamos a la puerta de tu Corazón, nosotros, tus hijos queridos que no te cansas jamás de visitar e invitar a la conversión. En esta hora oscura, ven a socorrernos y consolarnos. Repite a cada uno de nosotros: 

“¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu Madre?”.

 Tú sabes cómo desatar los enredos de nuestro corazón y los nudos de nuestro tiempo. Ponemos nuestra confianza en ti. Estamos seguros de que tú, sobre todo en estos momentos de prueba, no desprecias nuestras súplicas y acudes en nuestro auxilio.

Así lo hiciste en Caná de Galilea, cuando apresuraste la hora de la intervención de Jesús e introdujiste su primer signo en el mundo. Cuando la fiesta se había convertido en tristeza le dijiste:

«No tienen vino» (Jn 2,3). 

Repíteselo otra vez a Dios, oh Madre, porque hoy hemos terminado el vino de la esperanza, se ha desvanecido la alegría, se ha aguado la fraternidad. Hemos perdido la humanidad, hemos estropeado la paz. Nos hemos vuelto capaces de todo tipo de violencia y destrucción. Necesitamos urgentemente tu ayuda materna.

Acto de Consagración al Corazón Inmaculado de María - Aoraciones


Acoge, oh Madre, nuestra súplica.

Tú, estrella del mar, no nos dejes naufragar en la tormenta de la guerra.

Tú, arca de la nueva alianza, inspira proyectos y caminos de reconciliación.

Tú, “tierra del Cielo”, vuelve a traer la armonía de Dios al mundo.

Extingue el odio, aplaca la venganza, enséñanos a perdonar.

Líbranos de la guerra, preserva al mundo de la amenaza nuclear.

Reina del Rosario, despierta en nosotros la necesidad de orar y de amar.

Reina de la familia humana, muestra a los pueblos la senda de la fraternidad.

Reina de la paz, obtén para el mundo la paz.

Que tu llanto, oh Madre, conmueva nuestros corazones endurecidos. Que las lágrimas que has derramado por nosotros hagan florecer este valle que nuestro odio ha secado. Y mientras el ruido de las armas no enmudece, que tu oración nos disponga a la paz. Que tus manos maternas acaricien a los que sufren y huyen bajo el peso de las bombas. Que tu abrazo materno consuele a los que se ven obligados a dejar sus hogares y su país. Que tu Corazón afligido nos mueva a la compasión, nos impulse a abrir puertas y a hacernos cargo de la humanidad herida y descartada.

Santa Madre de Dios, mientras estabas al pie de la cruz, Jesús, viendo al discípulo junto a ti, te dijo:

 «Ahí tienes a tu hijo» (Jn 19,26),

 y así nos encomendó a ti. Después dijo al discípulo, a cada uno de nosotros: 

«Ahí tienes a tu madre» (v. 27). 

Madre, queremos acogerte ahora en nuestra vida y en nuestra historia. En esta hora la humanidad, agotada y abrumada, está contigo al pie de la cruz. Y necesita encomendarse a ti, consagrarse a Cristo a través de ti. El pueblo ucraniano y el pueblo ruso, que te veneran con amor, recurren a ti, mientras tu Corazón palpita por ellos y por todos los pueblos diezmados a causa de la guerra, el hambre, las injusticias y la miseria.

Por eso, Madre de Dios y nuestra, nosotros solemnemente encomendamos y consagramos a tu Corazón inmaculado nuestras personas, la Iglesia y la humanidad entera, de manera especial Rusia y Ucrania. Acoge este acto nuestro que realizamos con confianza y amor, haz que cese la guerra, provee al mundo de paz. El “sí” que brotó de tu Corazón abrió las puertas de la historia al Príncipe de la paz; confiamos que, por medio de tu Corazón, la paz llegará. A ti, pues, te consagramos el futuro de toda la familia humana, las necesidades y las aspiraciones de los pueblos, las angustias y las esperanzas del mundo.

Que a través de ti la divina Misericordia se derrame sobre la tierra, y el dulce latido de la paz vuelva a marcar nuestras jornadas. Mujer del sí, sobre la que descendió el Espíritu Santo, vuelve a traernos la armonía de Dios. Tú que eres “fuente viva de esperanza”, disipa la sequedad de nuestros corazones. Tú que has tejido la humanidad de Jesús, haz de nosotros constructores de comunión. Tú que has recorrido nuestros caminos, guíanos por sendas de paz. Amén.

Acto de Consagración al Corazón Inmaculado de María - Aoraciones - Oraciones a la Virgen del Carmen




Oración al Inmaculado Corazón de María

 

Oración al Inmaculado Corazón de María - Aoraciones


¡Oh Inmaculado Corazón de María, traspasado de dolor por las injurias con que los pecadores ultrajan vuestro santísimo Nombre y vuestras excelsas prerrogativas! Aquí tenéis postrado a vuestros pies, un indigno hijo vuestro, que, agobiado por el peso de sus propias culpas, viene arrepentido y lloroso, y con ánimo de resarcir las injurias que, a modo de penetrantes flechas dirigen contra Vos hombres insolentes y malvados. Deseo reparar con este acto de amor y rendimiento, que hago delante de vuestro amantísimo Corazón, todas las blasfemias que se lanzan contra vuestro augusto Nombre, todos los agravios que se infieren a vuestras excelsas prerrogativas y todas las ingratitudes con que los hombres corresponden a vuestro maternal amor e inagotable misericordia. Aceptad, oh Corazón Inmaculado esta pequeña demostración de mi filial cariño y justo reconocimiento, junto con el firme propósito que hago de seros fiel en adelante, de salir por vuestra honra cuando la vea ultrajada y de propagar vuestro culto y vuestras glorias. Concededme, oh Corazón amabilísimo, que viva y crezca incesantemente en vuestro santo amor, hasta verlo consumado en la gloria. Amén.

La Misericordia de Dios: Sacratísimo Corazón

 

La Misericordia de Dios - Sacratísimo Corazón de Jesús - Aoraciones


La Misericordia de Dios + Sacratísimo Corazón de Jesús

“Jesús, verdad eterna, vida nuestra, te suplico e imploro tu misericordia para los pobres pecadores. Oh Sacratísimo Corazón, fuente de misericordia de donde brotan rayos de gracias inconcebibles sobre toda la raza humana. Te pido luz para los pobres pecadores. Oh Jesús, recuerda tu amarga pasión y no permitas que se pierdan almas redimidas con tan preciosa, santísima sangre tuya. Oh Jesús, cuando considero el alto precio de tu sangre, me regocijo en su inmensidad porque una sola gota habría bastado para salvar a todos los pecadores. Aunque el pecado es un abismo de maldad e ingratitud, el precio pagado por nosotros jamás podrá ser igualado. Por lo tanto, haz que cada alma confíe en la pasión del Señor y que ponga su esperanza en su misericordia.  Dios no le negará su misericordia a nadie. El cielo y la tierra podrán cambiar, pero jamás se agotará la misericordia de Dios. ¡OH, qué alegría arde en mi corazón, cuando contemplo tu bondad inconcebible, oh Jesús mío! Deseo traer a todos los pecadores a tus pies para que glorifiquen tu misericordia por los siglos de los siglos”.

 

La Misericordia de Dios - Sacratísimo Corazón de Jesús

 Las doce promesas del Sagrado Corazón de Jesús a quién sea su fiel y Devoto Seguidor

  1. Les daré todas las gracias necesarias para su estado de vida.
  2. Les daré paz a sus familias.
  3. Los consolaré en todas sus aflicciones.
  4. Seré su refugio durante la vida y sobre todo a la hora de la muerte. 
  5. Derramaré abundantes bendiciones en todas sus empresas.
  6. Los pecadores encontrarán en mi Corazón un océano de misericordia.
  7. Las almas tibias se volverán fervorosas.
  8. Las almas fervorosas harán rápidos progresos en la perfección.
  9. Bendeciré las casas donde la imagen de mi Corazón sea expuesta y venerada.
  10. Otorgaré a aquellos que se ocupan de la salvación de las almas el don de mover los corazones más endurecidos.
  11. Grabaré para siempre en mi Corazón los nombres de aquellos que propaguen esta devoción.
  12. Yo te prometo, en la excesiva misericordia de mi Corazón, que su amor omnipotente concederá a todos aquellos que comulguen nueve primeros viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final: No morirán en desgracia mía, ni sin recibir sus sacramentos, y mi Corazón divino será su refugio en aquél último momento.

Divina Misericordia ¡Jesús, confío en Ti!

 

Divina Misericordia ¡Jesús, confío en Ti! - Aoraciones - Oraciones a la Virgen del Carmen


¡Jesús, confío en Ti!

«Prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá» (Diario,48)


«A través de esta imagen concederé muchas gracias a las almas» (Diario,742)


Divina Misericordia ¡Jesús, confío en Ti!

«Los dos rayos significan la Sangre y el Agua. El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas… Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de Mi misericordia cuando Mi Corazón agonizante fue abierto en la cruz por la lanza. Estos rayos protegen a las almas de la indignación de Mi Padre. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, porque no le alcanzará la justa mano de Dios» (Diario,299)


«De todas Mis llagas, como de arroyos, fluye la misericordia para las almas, pero la herida de Mi Corazón es la Fuente de la Misericordia sin límites, de esta fuente brotan todas las gracias para las almas» (Diario,1190)


Divina Misericordia

Divina Misericordia ¡Jesús, confío en Ti!


«Mira Mi Corazón lleno de amor y de misericordia que tengo por los hombres y especialmente por los pecadores» (Diario,1663)


«Diles a las almas pecadoras que no tengan miedo de acercarse a Mí, habla de Mi gran misericordia» (Diario,1396)


«Persigo a los pecadores con Mi misericordia en todos sus caminos y Mi Corazón se alegra cuando ellos vuelven a Mí» (Diario,1728)


«Hija Mía, escribe que cuanto más grande es la miseria de un alma tanto más grande es el derecho que tiene a Mi Misericordia e (invita) a todas las almas a confiar en el inconcebible abismo de Mi misericordia, porque deseo salvarlas a todas» (Diario,1182)


«Secretaria Mía, escribe que soy más generoso para los pecadores que para los justos. Por ellos he bajado a la tierra … por ellos he derramado Mi Sangre; que no tengan miedo de acercarse a Mí, son los que más necesitan Mi Misericordia» (Diario,1275)


Las tres de la tarde

«A las tres, ruega por Mi misericordia, en especial para los pecadores y aunque sólo sea por un brevísimo momento, sumérgete en Mi Pasión, especialmente en Mi abandono en el momento de Mi agonía. Esta es la hora de la gran misericordia para el mundo entero. Te permitiré penetrar en Mi tristeza mortal. En esta hora nada le será negado al alma que lo pida por los méritos de Mi Pasión…» (Diario, 1320)


«Te recuerdo, hija Mía, que cuántas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete totalmente en Mi misericordia, adorándola y glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y especialmente para los pobres pecadores, ya que en ese momento se abrió de par en par para cada alma. En esa hora puedes obtener todo lo que pides para ti y para los demás. En esa hora se estableció la gracia para el mundo entero: la misericordia triunfó sobre la justicia» (Diario,1572)


  HIMNO OFICIAL DEL JUBILEO DE LA MISERICORDIA

MISERICORDIOSOS 

COMO EL PADRE MISERICORDIOSOS

COMO EL PADRE MISERICORDIOSOS

COMO EL PADRE MISERICORDIOSOS 

Damos gracias al Padre porque es bueno.

Es eterna su misericordia.

Ha creado el mundo con sabiduría.

Es eterna su misericordia.

Conduce a su pueblo en la historia.Es eterna su misericordia. 

Acoge y perdona a sus hijos.

Es eterna su misericordia.

MISERICORDIOSOS COMO EL PADRE…

Damos gracias al Hijo, luz de las gentes.

Es eterna su misericordia.

Que nos ha amado con un corazón de carne.

Es eterna su misericordia.

De Él recibimos a Él nos damos.

Es eterna su misericordia.

El corazón se abra a quien tiene sed y hambre.

Es eterna su misericordia.

MISERICORDIOSOS COMO EL PADRE…

Pedimos los siete dones del Espíritu.

Es eterna su misericordia.

Fuente de todo bien dulcísimo descanso.

Es eterna su misericordia.

Confortados por Él ofrecemos consolación.

Es eterna su misericordia

 ¡Jesús, confío en Ti!

 



Qué es un acto de contricción perfecta

 

Qué es un acto de contricción perfecta o de caridad - aoraciones



Qué es un acto de contricción perfecta o de caridad


Existe la contrición perfecta e imperfecta.

Contrición proviene del vocablo latino contritio y alude al arrepentimiento.


Existen dos tipos de contrición

1.- La contrición perfecta o de caridad:

Es cuando el penitente, se duele por amor a Dios de sus pecados; es decir, cuando la persona siente tristeza o pena porque le falló a Dios.


“Semejante contrición perdona las faltas veniales; obtiene también el perdón de los pecados mortales, si comprende la firme resolución de recurrir tan pronto como sea posible a la confesión sacramental”. (Catecismo de la Iglesia Católica, 1452)


2.- La contrición imperfecta o atrición:

Es cuando la persona se arrepiente de haber pecado por temor al castigo, a la condenación eterna; o bien, a otras penas, como el infierno.


“Tal conmoción de la conciencia puede ser el comienzo de una evolución interior que culmina, bajo la acción de la gracia, en la absolución sacramental. Sin embargo, por sí misma la contrición imperfecta no alcanza el perdón de los pecados graves, pero dispone a obtenerlo en el sacramento de la Penitencia”. (Catecismo de la Iglesia católica, 1453)

Existe la contrición perfecta e imperfecta, te explicamos en qué consisten:


Contrición proviene del vocablo latino contritio y alude al arrepentimiento.


El acto de contrición perfecta es una acción del penitente que es movido por el amor a Dios a dolerse de sus pecados; es decir, que la persona se siente mal de haber pecado por haber ofendido con sus actos a Aquel que es Amor infinito.

De acuerdo con lo que enseña el Catecismo de la Iglesia Católica. 


“Es un dolor del alma y una detestación del pecado cometido, con la resolución de no volver a pecar”, así lo explica el Concilio de Trento: DS 1676.


Todo pecado es grave, porque el pecado establece una distancia entre nosotros y Dios. Dios no es quien nos aleja, pero nos da la libertad de alejarlo a El.


Y cualquier persona de la tierra utiliza esta libertad de una manera menos que ideal. Las Escrituras lo dicen claramente: “todos pecaron, todos están privados de la presencia salvadora de Dios”; (Rom 3, 23). “Si decimos que no tenemos pecado, nos estamos engañando a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros” (1 Jn 1,8).


El autoengaño es el peor tipo de mentira, porque agrega un elemento de falsedad a todo lo que decimos y hacemos. Es algo que opaca nuestra comprensión del mundo y de la gente que nos rodea. Hace que la realidad se vuelva irreal.


Cuando pecamos, nos alejamos de Dios y de la luz divina.


A menos que veamos a nuestro mundo —y a la gente a la que amamos— a la luz de Dios, no podemos hacer nada correctamente. El pecado nos obstaculiza. Perturba nuestras amistades, nuestra vida de familia e inclusive nuestro trabajo.


Todo pecado es grave, pero algunos pecados son más graves que otros (1 Juan 5, 16-17). Ciertas acciones son inmediatamente mortíferas para el alma, así como hay ciertas acciones que son inmediatamente mortíferas para el cuerpo. A estas transgresiones mortíferas las llamamos “pecados mortales”. El negar la fe católica es un pecado mortal. El asesinato y el adulterio son otros ejemplos obvios. Un pecado mortal es una acción mala que involucra materia grave y pleno consentimiento de la voluntad.


Otros pecados no matan inmediatamente el alma, pero la debilitan y la hieren. La tradición católica les llama a éstos “pecados veniales”. Sin embargo, deberíamos estar conscientes de que incluso estas ofensas, relativamente pequeñas, tienen consecuencias reales. Si hacemos un hábito de ellas, pueden, con el tiempo, destruirnos. Podemos llegar a pensar que ofender a Dios es algo normal. Las ofensas habituales y deliberadas, incluso si son relativamente pequeñas, con el tiempo llegarán a destruir una relación.


La buena noticia es que Dios no quiere que vivamos en el pecado y la miseria, y debido a eso nos ha proporcionado un “camino de escape” (1 Corintios 10, 13). El pecado puede ser una condición universal, pero no es inevitable.


San Juan nos dice: “Si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad” (1 Jn 1, 9). San Pablo aclara que la “confesión” es algo que “declaramos con nuestra boca” y no sólo con nuestro corazón y nuestra mente (Rom 10, 10).


Al darle a su clero el poder de perdonar los pecados (Jn 20,23), Jesús estableció una manera ordinaria por la que podemos buscar el perdón. Él nos facilitó mucho el acceso a una “vía de escape”. Nos dio el sacramento de la confesión —reconciliación— o penitencia.


Rosario de Mar a Mar

Los misterios del Santo Rosario: La importancia de rezarlo en Cuaresma

 


Los misterios del Santo Rosario - El Santo Rosario en Cuaresma


Los misterios del Santo Rosario - El Santo Rosario en Cuaresma


En el tiempo de Cuaresma, además del ayuno, la penitencia y la abstinencia, también es importante rezar el Santo Rosario a la Virgen María. Es un tiempo de gracia en donde nos preparamos para meditar los misterios de la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, mientras mantenemos entre nuestras manos las cuentas del Rosario, con que intensamente al rezarlo, vamos manifestando en cada uno de los decenarios, nuestra fe.


Los misterios del Santo Rosario - El Santo Rosario en Cuaresma

La Virgen María siendo la Madre de Jesús, por lo tanto, también Madre Nuestra, nos acompaña, aconseja y nos proteje de todo mal.


Cuando rezamos las oraciones del Santo Rosario, nos va acercando cada vez mas a Jesucristo para seguirle amando.


Rezar el Santo Rosario durante la Cuaresma, puede ayudar a los fieles católicos a conseguir indulgencias plenarias o temporales, bien sea para uno mismo o en sufragio de las almas que aún penan en el purgatorio.

Los misterios del Santo Rosario - El Santo Rosario en Cuaresma


La indulgencia es una forma de perdón ante Dios de la pena temporal por los pecados, por lo que un fiel, cumpliendo determinadas condiciones las puede obtener a través de la mediación de la Santa Iglesia Católica.

ACOMPAÑEMOS A JESÚS EN ADORACION

( Aún más durante la cuaresma)

La Cuaresma es tal vez el período más importante de la liturgia católica apostólica romana. Este período va desde el Miércoles de Ceniza hasta el Jueves Santo, y como su nombre lo indica, se extiende por cuarenta días.

Se espera que durante este tiempo el buen cristiano se arrepienta genuinamente de sus pecados y que pueda cambiar desde lo más profundo de su interior, de modo de ser mejor persona y poder vivir más cerca de Jesucristo, rezando y haciendo obras de bien y de caridad. Se lo considera un tiempo de luto y penitencia (plasmado en el color morado), también de reflexión y, sobre todo, de entrega hacia un cambio espiritual y reconciliación fraterna.

Señor mío, Jesucristo, creo firmemente que estás aquí; en estos pocos minutos de oración que empiezo ahora quiero pedirte y agradecerte. Pedirte la gracia de darme más cuenta de que tú vives, me escuchas y me amas; tanto, que has querido morir libremente por mí en la cruz y renovar cada día en la misa ese sacrificio. Y agradecerte con obras lo mucho que me amas: ¡Tuyo soy, para ti nací! ¿Qué quieres, Señor, de mí?

Conviértenos a ti, Dios salvador nuestro, y ayúdanos a progresar en el conocimiento de tu palabra, para que así la celebración de esta Cuaresma dé en nosotros fruto abundante. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, quien contigo vive y reina en unidad con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.


Rosario de Mar a Mar

Los misterios del Santo Rosario: Letanía Lauretanas



Los Misterios del Santo Rosario

Meditación diaria que nos acerca al corazón de Cristo y de la Virgen María.

Cada día de la semana se rezan uno de los cuatro conjuntos de cinco misterios, acompañados de un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria por cada misterio. A continuación, un breve esquema:

  • Lunes y Sábado · Misterios Gozosos

    1. La Anunciación del Ángel a María

    2. La Visitación de María a su prima Santa Isabel

    3. El Nacimiento de Jesús en Belén

    4. La Presentación del Niño Jesús en el Templo

    5. El hallazgo del Niño Jesús en el templo

  • Martes y Viernes · Misterios Dolorosos

    1. La Agonía de Jesús en el Huerto

    2. La Flagelación del Señor

    3. La Coronación de Espinas

    4. Jesús con la Cruz a cuestas

    5. La Crucifixión y Muerte de Jesús

  • Miércoles y Domingo · Misterios Gloriosos

    1. La Resurrección de Jesús

    2. La Ascensión de Jesús al Cielo

    3. La Venida del Espíritu Santo

    4. La Asunción de María al Cielo

    5. La Coronación de María como Reina del Cielo

  • Jueves · Misterios Luminosos

    1. El Bautismo de Jesús en el Jordán

    2. Las Bodas de Caná

    3. El Anuncio del Reino de Dios

    4. La Transfiguración de Jesús

    5. La Institución de la Eucaristía


Letanía Lauretana
(Invocaciones a la Santísima Virgen María)

Se dice primero el Cordero de Dios, luego:

 Señor, ten piedad. — Señor, ten piedad. 
 Cristo, ten piedad. — Cristo, ten piedad.
 Señor, ten piedad. — Señor, ten piedad. 
 Dios Padre celestial, — ten piedad de nosotros. 
 Dios Hijo Redentor del mundo, — ten piedad de nosotros. 
 Dios Espíritu Santo, — ten piedad de nosotros. 
 Dios Trinidad, único Dios, — ten piedad de nosotros. 
 Santa María, — ruega por nosotros. 
 Santa Madre de Dios, — ruega por nosotros. 
 Santa Virgen de las vírgenes, — ruega por nosotros. 
 Madre de Cristo, — ruega por nosotros. 
 Madre de la Iglesia, — ruega por nosotros. 
 Madre de la divina gracia, — ruega por nosotros. 
 Madre purísima, — ruega por nosotros. 
 Madre castísima, — ruega por nosotros. 
 Madre siempre Virgen, — ruega por nosotros. 
 Madre inmaculada, — ruega por nosotros. 
 Madre amable, — ruega por nosotros. 
 Madre admirable, — ruega por nosotros. 
 Madre del buen consejo, — ruega por nosotros. 
 Madre del Creador, — ruega por nosotros. 
 Madre del Salvador, — ruega por nosotros. 
 Virgen prudentísima, — ruega por nosotros. 
 Virgen venerable, — ruega por nosotros. 
 Virgen digna de veneración, — ruega por nosotros. 
 Virgen poderosa, — ruega por nosotros. 
 Virgen clemente, — ruega por nosotros. 
 Virgen fiel, — ruega por nosotros. 
 Espejo de justicia, — ruega por nosotros. 
 Trono de la Sabiduría, — ruega por nosotros. 
 Causa de nuestra alegría, — ruega por nosotros. 
 Vaso espiritual, — ruega por nosotros. 
 Vaso digno de honor, — ruega por nosotros. 
 Vaso insigne de devoción, — ruega por nosotros. 
 Rosa mística, — ruega por nosotros. 
 Torre de David, — ruega por nosotros. 
 Torre de marfil, — ruega por nosotros. 
 Casa de oro, — ruega por nosotros. 
 Arca de la alianza, — ruega por nosotros. 
 Puerta del Cielo, — ruega por nosotros. 
 Estrella de la mañana, — ruega por nosotros. 
 Salud de los enfermos, — ruega por nosotros. 
 Refugio de los pecadores, — ruega por nosotros. 
 Consuelo de los afligidos, — ruega por nosotros. 
 Auxilio de los cristianos, — ruega por nosotros. 
 Reina de los ángeles, — ruega por nosotros. 
 Reina de los patriarcas, — ruega por nosotros. 
 Reina de los profetas, — ruega por nosotros. 
 Reina de los apóstoles, — ruega por nosotros. 
 Reina de los mártires, — ruega por nosotros. 
 Reina de los confesores, — ruega por nosotros. 
 Reina de las vírgenes, — ruega por nosotros. 
 Reina de todos los santos, — ruega por nosotros. 
 Reina concebida sin pecado original, — ruega por nosotros. 
 Reina elevada al cielo, — ruega por nosotros. 
 Reina del Santísimo Rosario, — ruega por nosotros. 
 Reina de la familia, — ruega por nosotros. 
 Reina de la paz, — ruega por nosotros. 
 Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, — perdónanos, Señor. 
 Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, — escúchanos, Señor. 
 Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, — ten piedad de nosotros. 
 Ruega por nosotros, 
Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. 
 Amén.