Oraciones a la Virgen del Carmen: Sumérgete en la ternura y el amparo de la Virgen del Carmen a través de estas oraciones profundas que acompañan tu camino espiritual.
Oración Fuerte a los Ángeles para la Protección de Hijos y Nietos
Amados Ángeles del Señor,
poderosos mensajeros de la luz,
acudo a ustedes con humildad y esperanza,
implorando su protección para mis hijos y nietos.
Envuelvan con sus alas de luz cada paso que den,
iluminen sus caminos y alejen toda sombra de peligro,
toda envidia, enfermedad, accidente o maldad.
Arcángel San Miguel, defiéndelos con tu espada de justicia,
Arcángel San Gabriel, anúnciales siempre la paz y la esperanza, Arcángel San Rafael, cúralos y acompáñalos en su salud y caminos.
Ángeles de la guarda de mis hijos y nietos,
no los dejen ni de día ni de noche, protégelos de todo mal visible e invisible,
líbralos de caídas, tentaciones y de toda trampa del enemigo.
Cubran sus hogares, escuelas, trabajos y caminos,
para que nada ni nadie pueda tocarles con maldad.
Que cada paso que den sea guiado por ustedes,
que cada decisión sea inspirada por la luz divina,
que sus corazones permanezcan en la gracia de Dios.
Los coloco bajo la custodia de los Coros Celestiales,
para que sean defendidos por legiones de ángeles guerreros,
y sus vidas estén selladas con la Sangre de Cristo.
Ángeles del Señor, no los abandonen nunca,
llévenlos siempre por senderos de paz, salud y salvación,
hasta que, un día, podamos alabar a Dios unidos en el Cielo.
Lectio Divina: lunes, 14 de julio de 2025
Tiempo Ordinario
1) Oración inicial
¡Oh Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados, para que
puedan volver al buen camino!, concede a todos los cristianos rechazar lo que es
indigno de este nombre y cumplir cuanto en él se significa. Por nuestro Señor.
2) Lectura del santo Evangelio según Mateo 10,34-11,1
« No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada.
Sí, he venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con
su suegra; y enemigos de cada cual son los de su casa. «El que ama a su padre o a su
madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí,
no es digno de mí. El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí. El que
encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará «Quien a
vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha
enviado. «Quien reciba a un profeta por ser profeta, recompensa de profeta recibirá, y
quien reciba a un justo por ser justo, recompensa de justo recibirá. «Y todo aquel que
dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo,
os aseguro que no perderá su recompensa.» Y sucedió que, cuando acabó Jesús de dar
instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus
ciudades.
3) Reflexión
La V Conferencia de los Obispos de América Latina, que tuvo lugar en Aparecida del
Norte, Brasil, elaboró un documento muy importante sobre el tema:
“Discípulos y
Misioneros/as de Jesucristo, para que en El nuestros pueblos tengan vida”. El Sermón
de la Misión del Capítulo 10 del Evangelio de San Mateo, que estamos meditando en
estos días, ofrece muchas luces para poder realizar la misión de discípulos y misioneros
de Jesucristo. El evangelio de hoy presenta la parte final de este Sermón de la Misión.
• Mateo 10,34-36:
No he venido a traer la paz, sino la espada. Jesús habla siempre
de paz (Mt 5,9; Mc 9,50; Lc 1,79; 10,5; 19,38; 24,36; Jn 14,27; 16,33; 20,21.26). Entonces
cómo entender la frase del evangelio de hoy que parece decir lo contrario: " No
penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino
espada. ”? Esta afirmación no significa que Jesús estuviera a favor de la división y
de la espada. ¡No! Jesús no quiere la espada (Jn 18,11) ni la división. Lo que él
quiere es la unión de todos en la verdad (cf. Jn 17,17-23). En aquel tiempo, el
anuncio de la verdad que indicaba que Jesús de Nazaret era el Mesías se volvió
motivo de mucha división entre los judíos. Dentro de la familia o comunidad,
unos estaban a favor y otros radicalmente en contra. En este sentido la Buena
Nueva de Jesús era realmente una fuerte división, una “señal de contradicción”
(Lc 2,34) o, como decía Jesús, él traía la espada. Así se entiende la otra
advertencia:
“Sí, he venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su
madre, a la nuera con su suegra; y enemigos de cada cual son los de su casa. Era
lo que estaba aconteciendo, de hecho, en las familias y en las comunidades:
mucha división, mucha discusión, como consecuencia del anuncio de la Buena
Nueva entre los judíos de aquella época, unos aceptando, otros negando. Hasta
hoy es así. Muchas veces, allí donde la Iglesia se renueva, el llamado de la Buena
Nueva se vuelve una “señal de contradicción” y de división. Personas que
durante años vivieron acomodadas en la rutina de su vida cristiana, no quieren
ser incomodadas por las “innovaciones” del Vaticano II. Incomodadas por los
cambios, usan toda su inteligencia para encontrar argumentos en defensa de
sus opiniones y para condenar los cambios como contrarios a los que pensaban
ser la verdadera fe.
Mateo 10,37:
Quien ama a su padre y a su madre más que a mí, no es digno de
mí. Lucas presenta esta misma frase, pero mucho más exigente. Dice
literalmente: «Si alguno viene junto a mí y no odia a su padre, a su madre, a su
mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y hasta su propia vida, no
puede ser discípulo mío.” (Lc 14,26). ¿Cómo combinar esta afirmación de Jesús
con aquella otra en la que manda observar el cuarto mandamiento: amar y
honorar al padre y a la madre? (Mc 7,10-12; Mt 19,19). Dos observaciones:
El
criterio básico en el que Jesús insiste es éste: la Buena Nueva de Dios ha de ser el
valor supremo de nuestra vida. No puede haber en la vida un valor más alto.
La situación económica y social en la época de Jesús era tal que las familias eran
obligadas a encerrarse en sí misma.
No tenían condiciones para mantener las
obligaciones de convivencia comunitaria como, por ejemplo, el compartir, la
hospitalidad, la comunión alrededor de la mesa y la acogida a los excluidos. Ese
repliegue individualista sobre ellas mismas, causado por la coyuntura nacional e
internacional, provocaba las siguientes distorsiones:
Imposibilitaba la vida en
la comunidad.
Reducía el mandamiento “honora el padre y la madre”
exclusivamente a la pequeña familia nuclear y no alargaba a la gran familia de la
comunidad.
Impedía la manifestación plena de la Bondad de Dios, pues si
Dios es Padre/Madre, nosotros somos hermanos y hermanas unos de otros. Y
esta verdad ha de encontrar su expresión en la vida en comunidad. Una
comunidad viva y fraterna es el espejo del rostro de Dios. Convivencia humana
sin comunidad es como un espejo rajado que desfigura el rostro de Dios.
En este contexto, lo que Jesús pide “odiar al padre y a la madre” significaba que los
discípulos y las discípulas debían superar la cerrazón individualista de la
pequeña familia sobre sí misma y alargarla a la dimensión de la comunidad.
Jesús mismo practicó lo que enseñó a los otros. Su familia quería llamarlo para
que volviera, y así la familia se encerraba en sí misma. Cuando le dijeron: “Mira, tu
madre y tus hermanos están fuera y te buscan”, él respondió: “¿Quién es mi
madre y quiénes son mis hermanos?. Y mirando a las personas a su alrededor
dice:
“Aquí están mi madre y mis hermanos. Quien hace la voluntad de Dios, éste
es mi hermano, mi hermana y mi madre (Mc 3,32-35). ¡Alargó la familia! Y éste era
y sigue siendo hasta hoy el único camino para que la pequeña familia pueda
conservar y transmitir los valores en los que cree.
• Mateo 10,38-39:
Las exigencias de la misión de los discípulos. En estos dos
versículos, Jesús da dos consejos importantes y exigentes:
Tomar la cruz y
seguir a Jesús: Quien no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. Para
percibir todo el alcance de este primer consejo, es conveniente tener presente el
testimonio de San Pablo: “Yo sólo me gloriaré en la cruz de nuestro Señor
Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí, como yo lo estoy para el
mundo.” (Gal 6,14). Cargar la cruz supone, hasta hoy, la ruptura radical con el
sistema inicuo vigente en el mundo.
Tener el valor de dar la vida: El que
encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará. Sólo
se siente realizado en la vida aquel que fue y es capaz de darse enteramente a
los demás. Pierde la vida aquel que quiere conservarla sólo para sí. Este segundo
consejo es la confirmación de la experiencia humana más profunda: la fuente de
vida está en el don de la propia vida.
Dando se recibe. Si el grano de trigo no
muere, ..… (Jn 12,24).
• Mateo 10,40:
La identificación del discípulo con Jesús y con el propio Dios. Esta
experiencia tan humana de don y de entrega recibe aquí una aclaración, una
profundización. “Quien os recibe, a mí me recibe; y quien a mí me recibe, recibe
a aquel que me ha enviado”. En el don total de sí el discípulo se identifica con
Jesús; allí se realiza su encuentro con Dios, y allí Dios se deja encontrar por aquel
que le busca.
Mateo 10,41-42:
La recompensa del profeta, del justo y del discípulo. Para concluir
el Sermón de la Misión sigue una frase sobre la recompensa: "Quien reciba a un
profeta por ser profeta, recompensa de profeta recibirá, y quien reciba a un justo
por ser justo, recompensa de justo recibirá. «Y todo aquel que dé de beber tan
sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os
aseguro que no perderá su recompensa.» En esta frase existe una secuencia
muy significativa: al profeta se le reconoce por su misión como enviado de Dios.
El justo es reconocido por su comportamiento, por su manera perfecta de
observar la ley de Dios. El discípulo no es reconocido por ninguna calidad o
misión especial, sino sencillamente por su condición social de gente pequeña. El
Reino no está hecho de cosas grandes. Es como un edificio muy grande que se
construye con ladrillos pequeños. Quien desprecia al ladrillo, nunca tendrá el
edificio. Hasta un vaso de agua sirve de ladrillo en la construcción del Reino.
• Mateo 11,1:
El final del Sermón de la Misión. Fin del Sermón de la Misión. Y sucedió
que, cuando acabó Jesús de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí
para enseñar y predicar en sus ciudades. Ahora Jesús se va para practicar
aquello que enseñó. Y es lo que veremos en los próximos días meditando los
capítulos 11 y 12 del evangelio de Mateo.
4) Para la reflexión personal
Perder la vida para poderla ganar. ¿Has tenido alguna experiencia de sentirte
recompensado/a por una entrega gratuita de ti a los demás?
• Aquel que os recibe a vosotros a mí me recibe, y aquel que me recibe a mí,
recibe a aquel que me ha enviado. Detente y piensa en lo que Jesús dice aquí: él
y Dios mismo se identifican contigo.
5) Oración final
Señor, dichosos los que moran en tu casa y pueden alabarte siempre; dichoso el que
saca de ti fuerzas cuando piensa en las subidas. (Sal 84,5-6)
Virgen María Rosa Mística y la Hora de Gracia del 8 de diciembre
🌹 Rosa Mística: Luz en el Camino de la Fe en María
En el recorrido de mi fe, he aprendido que la Virgen María, bajo la advocación de Rosa Mística, se convierte en un faro de esperanza que ilumina hasta los momentos más oscuros de la vida. Cada encuentro con Ella ha significado un renacer, una certeza de que la oración sincera es escuchada, y en su inmediatez, las puertas que parecían cerradas comienzan a abrirse de manera casi inexplicable. Esta devoción no es solo un rezo, sino una forma de vivir la fe con una profunda conexión espiritual, sintiendo a la Virgen como una madre que cuida cada paso.
🌹 ¿Quién es la Virgen María bajo la advocación de Rosa Mística?
La advocación de Rosa Mística representa una de las manifestaciones más tiernas y consoladoras de la Virgen María. Se le conoce por aparecer con tres rosas en su pecho: una blanca, una roja y una dorada, cada una con un profundo simbolismo espiritual. Esta devoción surgió en Italia, donde la Virgen se presentó a Pierina Gilli en Montichiari, compartiendo mensajes de oración, penitencia y reparación por las ofensas cometidas contra el Señor y la Virgen.
Lo que hace especial esta advocación es la forma en la que invita a cada persona a acercarse a Ella con un corazón sincero, buscando consuelo y dirección en momentos de tribulación. He sentido en carne propia esta cercanía, pues en cada petición a la Virgen María bajo la advocación de Rosa Mística, he sido escuchada en su inmediatez, recordándome que la Virgen no es indiferente al dolor humano y que su intercesión actúa cuando se le invoca con fe.
🌹 Origen e historia de la Rosa Mística: Apariciones y mensajes
La historia de la Rosa Mística se remonta a 1947, cuando Pierina Gilli, una enfermera en Montichiari, comenzó a recibir apariciones de la Virgen. La Virgen le pidió oraciones por la santificación de los sacerdotes y por la conversión de las almas, destacando la necesidad de la penitencia y la oración en un mundo que se alejaba de Dios.
Durante estas apariciones, la Virgen se presentó como “Rosa Mística” y solicitó que el 13 de cada mes se dedicara a la oración especial en su honor, además de promover la “Hora de Gracia” cada 8 de diciembre. Estas fechas se convirtieron en momentos de encuentro espiritual profundo para muchos fieles, quienes acudían a pedirle favores y agradecían los milagros recibidos a través de su intercesión.
Lo extraordinario de estas apariciones es cómo se extendieron rápidamente por el mundo, llevando a miles de personas a encontrar esperanza en momentos de dificultad. Yo misma he experimentado esta cercanía en mi vida diaria, cuando al invocar a la Rosa Mística, he sentido que mis súplicas son escuchadas casi al instante, y he visto cambios en situaciones que parecían imposibles de resolver.
🌹 Significado espiritual de la Rosa Mística
La advocación de Rosa Mística va más allá de la devoción tradicional; es una invitación a transformar la vida a través de la oración, la conversión y la penitencia. Las tres rosas que la Virgen porta simbolizan:
🌹 Blanca: espíritu de oración
🌹 Roja: espíritu de sacrificio
🌹 Dorada o amarilla: espíritu de penitencia
Estos símbolos no solo decoran su imagen, sino que son un llamado a vivir en mayor comunión con Dios y a ofrecer nuestras vidas como testimonio de fe.
Cada vez que he invocado a la Rosa Mística, me he sentido movida a rezar con mayor constancia, a ofrecer pequeños sacrificios cotidianos por amor y a aceptar con humildad las dificultades, entendiendo que son oportunidades de purificación espiritual. Esta devoción enseña que la Virgen camina junto a nosotros, fortaleciendo nuestro espíritu y ayudándonos a mantenernos firmes en la fe, incluso en medio de pruebas.
🌹 El simbolismo de las tres rosas de la Virgen
Las tres rosas en el pecho de la Rosa Mística nos invitan a meditar sobre el camino de la fe:
✅ La rosa blanca, con su pureza, nos recuerda que la oración no es una rutina vacía, sino un acto de amor que fortalece nuestra relación con Dios.
✅ La rosa roja, con su color intenso, simboliza los sacrificios y las pequeñas renuncias que podemos ofrecer con alegría.
✅ La rosa dorada, con su luz, nos anima a la penitencia como medio de purificación, para acercarnos a Dios con un corazón limpio.
Integrar estos valores en la vida diaria me ha ayudado a vivir la devoción con autenticidad, y cada vez que elevo una oración a la Virgen María bajo esta advocación, he sentido cómo mis peticiones encuentran respuesta con rapidez, reafirmando mi confianza en su intercesión.
🌹 ¿Cómo pedir con fe a la Rosa Mística?
Pedir con fe a la Rosa Mística implica acercarse a Ella con un corazón sincero, confiando en su intercesión como madre. Puedes comenzar con una oración sencilla, hablándole con tus propias palabras, presentándole tus preocupaciones y agradecimientos.
Un hábito que ha fortalecido mi conexión con Ella es dedicar un momento de oración cada día, ofreciendo un misterio del Rosario o un Avemaría en su honor. Cada 13 del mes, he procurado dedicar un tiempo especial para pedir por las necesidades de mi familia, la conversión de los corazones y la paz del mundo.
No importa cuán grande sea tu petición, la Virgen escucha incluso las súplicas más sencillas. “En cada petición a la Virgen María bajo la advocación de Rosa Mística he sido escuchada en su inmediatez”, y con esta fe te invito a acercarte a Ella, pidiendo con confianza aquello que más necesites.
🌹 Oraciones y novenas a la Rosa Mística
Las oraciones y novenas a la Rosa Mística son herramientas poderosas para acercarse a su intercesión. La novena consiste en nueve días de oración, meditando sobre los mensajes de la Virgen, sus peticiones de oración, sacrificio y penitencia, mientras se le confían intenciones personales.
Una oración breve que puedes incluir en tu rutina es:
“Oh María, Rosa Mística, Madre de Jesús y Madre nuestra, intercede por nosotros ante tu Hijo, para que podamos recibir la gracia que humildemente pedimos, si es para el bien de nuestras almas. Amén.”
Incorporar estas oraciones ha fortalecido mi fe, recordándome que la Virgen María está presente en cada situación de la vida. Y, como en mi experiencia, te darás cuenta de que “en cada petición a la Virgen María bajo la advocación de Rosa Mística, eres escuchado en su inmediatez”.
🌹 Testimonios de fe y milagros de la Rosa Mística
A lo largo del mundo, miles de testimonios confirman el poder de la intercesión de la Rosa Mística. Desde sanaciones físicas hasta cambios radicales en situaciones familiares y laborales, la Virgen actúa en quienes se acercan a Ella con fe sincera.
En mi propio caminar espiritual, puedo decir con convicción que cada vez que he recurrido a la Rosa Mística, mis oraciones han sido escuchadas rápidamente, dándome señales claras, consuelo y soluciones inesperadas que han fortalecido mi fe.
Estos testimonios no buscan reemplazar la voluntad de Dios, sino mostrar cómo la intercesión de la Virgen María, cuando se pide con fe, puede ser una manifestación de la misericordia divina en nuestras vidas.
🌹 Cómo integrar la devoción a la Rosa Mística en la vida diaria
La devoción a la Rosa Mística no debe quedarse solo en una imagen o en rezar de forma automática; es una invitación a transformar nuestro día a día:
✅ Inicia tu día con una breve oración pidiendo la intercesión de la Rosa Mística.
✅ Ofrécele tus trabajos, alegrías y dificultades como actos de amor.
✅ Dedica un momento de silencio diario para meditar sus mensajes.
✅ Realiza un acto de caridad o sacrificio en su honor.
✅ Participa en la “Hora de Gracia” cada 8 de diciembre y en la oración del 13 de cada mes.
Estos pequeños gestos mantienen viva la devoción, fortalecen tu fe y te permiten sentir que la Virgen te acompaña en cada paso. En mi experiencia, integrar estas prácticas ha hecho que la Virgen María, bajo la advocación de Rosa Mística, escuche mis peticiones en su inmediatez y me sostenga con su ternura en los momentos más difíciles.
🌹 Reflexión final:
La Rosa Mística como madre que escucha en la inmediatez
La Rosa Mística no es solo un título; es un llamado a vivir en oración, sacrificio y penitencia, confiando en la intercesión de la Virgen María como madre que nos acompaña.
He comprobado que “en cada petición a la Virgen María bajo la advocación de Rosa Mística he sido escuchada en su inmediatez”, y esta experiencia ha transformado mi relación con Dios y con la Virgen, permitiéndome vivir cada día con mayor paz y confianza.
Te invito a abrirle tu corazón a la Rosa Mística, acercarte con humildad y confianza, y permitir que su ternura guíe tus pasos mientras descubres la belleza de una fe vivida con amor.
Lectio Divina: Domingo 13 de julio de 2025 – El Buen Samaritano
Lectio Divina: El Buen Samaritano – Domingo XV del Tiempo Ordinario.
1. Lectio
Oración inicial (Beato Jorge Preca)
Señor Dios, tú estás presente y yo estoy en ti: dame la sabiduría para conocer tu espíritu. Concédeme el don del espíritu de mi Maestro Cristo Jesús. Guíame en todos mis caminos con tu luz. Enséñame a hacer siempre tu voluntad. No permitas que me aleje de tu Espíritu de amor. No me dejes cuando me abandonen mis fuerzas. Amén.
Lectura del Santo Evangelio (Lucas 10,25-37)
“Un legista preguntó a Jesús: «¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna?» … Jesús le respondió con la parábola del Buen Samaritano, diciendo: «Vete y haz tú lo mismo.»”
Momento de silencio
Permite que esta Palabra penetre en tu corazón, ilumine tus heridas y te impulse a la acción con amor.
2. Meditación
La parábola del Buen Samaritano no es solo un llamado a la filantropía, sino un modelo de amor compasivo que trasciende la ley y rompe prejuicios. Nos recuerda que Jesús es el Buen Samaritano que viene a nuestro encuentro, cura nuestras heridas con el aceite de la gracia y el vino del Espíritu, y nos confía al cuidado de la Iglesia para sanar nuestras almas.
Los Padres de la Iglesia ven en esta parábola el plan de salvación: la humanidad herida por el pecado (el hombre caído), la ley incapaz de salvarnos (sacerdote y levita), y Cristo que nos salva y nos llama a seguir su ejemplo.
a) Clave de lectura:
• Nos encontramos en el capítulo 10 del evangelio según lo cuenta Lucas. Estamos
en la sección central del relato lucano, que toma forma de viaje de Jesús hacia
Jerusalén: “Mientras se estaban cumpliendo los días en los que sería arrebatado
del mundo, se dirigió decididamente hacia Jerusalén” (Lc 9,51). Sabemos que
para Lucas, Jerusalén es la ciudad donde se realiza la salvación y el viaje de Jesús
hacia Jerusalén es un tema central. El relato de Lucas comienza en la ciudad
santa (Lc 1,5) y termina en la misma ciudad (Lc 24,52). En esta sección central,
Lucas repetirá con insistencia el hecho de que Jesús se dirige a Jerusalén (por
ejemplo en Lc 13,22; 17,11). • En este texto que narra la parábola del Buen Samaritano en el contexto de la
discusión con un doctor de la ley sobre el gran mandamiento, encontramos de
nuevo el tema de un viaje, esta vez de Jerusalén hacia Jericó (Lc 10,30). La
parábola forma parte de esta sección central del evangelio, que comienza con
Jesús peregrino hacia Jerusalén con sus discípulos. Mandándoles delante de Él
para preparar alojamiento en una aldea de Samaria, encuentran solamente
hostilidad precisamente porque se dirigían hacia Jerusalén (Lc 9, 51-53). Los
Samaritanos impedían a los peregrinos que se dirigiesen a Jerusalén y
mostraban hostilidad para con ellos. Después de este hecho envía setenta y dos
discípulos “ a cada ciudad y lugar donde Él debía de venir” (Lc 10,1). Setenta y dos
es el número tradicional de las naciones paganas.
Los Padres de la Iglesia (Ambrosio, Agustín, Jerónimo y otros) teniendo en
cuenta todo el simbolismo de Jerusalén, la ciudad santa de la salvación,
interpretan de modo particular esta parábola. En el hombre que desciende de
Jerusalén a Jericó ven la figura de Adán que representa a toda la humanidad
expulsada del Edén, el paraíso, la Jerusalén Celestial, por causa del pecado. En
los ladrones, los Padres de la Iglesia ven al tentador que se despoja de la amistad
con Dios y hiere con sus asechanzas y tiene en la esclavitud a la humanidad
herida por el pecado. En la figura del sacerdote y del levita ven la insuficiencia de
la ley antigua para nuestra salvación que será llevada a cumplimiento por el
buen samaritano, Jesucristo nuestro Señor y Salvador, que saliendo también Él
de la Jerusalén celeste viene al encuentro de nuestra condición de pecadores y
nos cura con el aceite de la gracia y el vino del Espíritu. • En la posada los Padres ven la imagen de la Iglesia y en la figura del posadero,
entrevén a los pastores en manos de los cuales Jesús confía el cuidado de su
pueblo. La partida del samaritano de la posada, los Padres la interpretan como la
resurrección y ascensión de Jesús a la derecha del Padre, pero que promete
volver para dar a cada uno su merecido. A la Iglesia deja para nuestra salvación
los dos denarios de la Sagrada Escritura y de los Sacramentos que nos ayudan
en el camino hacia la santidad. • Esta interpretación alegórica y mística del texto nos ayuda a centrarnos bien en
el mensaje de esta parábola. El texto de la parábola se abre con un diálogo entre
un doctor de la ley que se levanta para poner a prueba al Señor diciendo:
“Maestro, ¿ qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?” Jesús no responde,
sino que le hace otra pregunta: “¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? (Lc 10,
26). Debemos considerar este diálogo como una confrontación entre dos
maestros, muy común en aquella época, como sistema para clarificar y
profundizar algunos puntos de la ley. Aunque aquí, prevalece el tono de
polémica, no como encontramos en el texto traído por Marcos, donde la
pregunta viene dada por un escriba que “los había visto discutir (Jesús y los
saduceos), y visto como (Jesús) les había bien respondido” (Mc 12,28), se acerca
para preguntar. Este escriba se muestra bien dispuesto para escuchar a Jesús,
de modo que el Señor termina el diálogo: “No estás lejos del reino de Dios” (Mc
12,34). • Sin embargo Mateo coloca esta pregunta en el contexto de una discusión entre
Jesús y los saduceos en la que estaban presentes algunos fariseos, que “
habiendo oído que Él había cerrado la boca a los saduceos, se reunieron juntos y
un doctor de la ley, lo interrogó para ponerle a prueba...” (Mt 22,34-35). Jesús
responde enseguida citando el mandamiento del amor, que se encuentra en los
libros del Deuteronomio y del Levítico Sólo en el texto de Lucas la pregunta no
se hace sobre cuál sea el mandamiento más grande, sino cómo heredar la vida
eterna, una pregunta que los sinópticos la ponen de nuevo en la boca de un
joven rico (Mt 19,16; Mc 10,17; Lc 18,18). Como en Marcos, también aquí Jesús alaba
al doctor de la ley : “Has respondido bien; haz esto y vivirás” (Lc 10,28). Pero el
doctor no está todavía contento con la respuesta de Jesús y “queriendo
justificarse” (Lc 10, 29) por haber hecho la pregunta, le pide quién es el prójimo. • Esta segunda pregunta hace de introducción y enlaza la siguiente parábola con
el diálogo entre Jesús y el doctor de la ley. Podemos ver una inclusión entre el
versículo 28 que cierra la disputa y nos prepara a la narración de la parábola y el
versículo 37 que cierra definitivamente el diálogo y la parábola En este versículo,
Jesús repite al doctor de la ley que había definido al prójimo como aquel “que ha
tenido compasión”: “Ve y haz tú lo mismo”. Esta frase de Jesús nos recuerda las
palabras pronunciadas en la última cena, como nos la cuenta Juan, cuando,
después de lavar los pies Jesús invita a los discípulos a obrar según su ejemplo.
(Jn 13,12-15).
En esta última cena Jesús deja a los suyos el mandamiento del amor, entendido
como la disponibilidad a “dar la vida” para amarnos mutuamente como el Señor
nos ha amado (Jn 15,12-14). Este mandamiento va más allá de la observancia de la
ley. El sacerdote y el levita han observado la ley, no acercándose al pobrete
herido y dejado medio muerto, para no volverse impuros (Lev 21,1) Jesús va más
allá de la ley y quiere que sus discípulos obren como Él. “Por esto sabrán que sois
mis discípulos, si os amáis los unos a los otros” (Jn 13,35). Para el discípulo de
Jesús, la mera filantropía no es suficiente, el cristiano está llamado a algo más
que le hace semejante a su maestro, como dice el apóstol Pablo: “Ahora,
nosotros tenemos el pensamiento de Cristo” (1 Cor 2,16)“Porque el amor de
Cristo nos urge, persuadidos como estamos de que uno murió por todos” (2 Cor
5,14).
b) Preguntas para orientar la meditación y la actualización:
• ¿Qué te ha golpeado más en la parábola? • ¿Con quién te identificas en el relato? • ¿Has pensado alguna vez en Jesús como el Buen Samaritano? • En tu vida ¿sientes la necesidad de la salvación? • ¿Puedes decir con el apóstol Pablo que tienes el pensamiento de Cristo? • ¿Qué cosa te constriñe al ofrecer amor al prójimo? ¿La necesidad de amar y ser
amado o la compasión y el amor de Cristo? • ¿Quién es tu prójimo?
3. Oración
Cántico – 1 Pedro 2,21-24: “Cristo sufrió por nosotros, dejándonos un ejemplo para que sigamos sus huellas. El que no
cometió pecado, y en cuya boca no se halló engaño; el que, al ser insultado, no
respondía con insultos; al padecer, no amenazaba, sino que se ponía en manos de
Aquel que juzga con justicia; el mismo que, sobre el madero, llevó nuestros pecados en
su cuerpo, a fin de que, muertos a nuestros pecados, viviéramos para la justicia; con
cuyas heridas habéis sido curados. Erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis
vuelto al pastor y guardián de vuestras almas.”
4. Contemplatio
Permanece en silencio ante Jesús, el Buen Samaritano, y deja que su misericordia sane tus heridas. Permítele transformar tu corazón para que puedas amar y servir como Él. Recuerda: “Sabiendo estas cosas, seréis dichosos si las ponéis en práctica” (Jn 13,17).
Lectio Divina: Viernes 4 de julio de 2025 – Mateo 9,9-13
Lectio Divina: Viernes 4 de julio de 2025 – Aoraciones
Oración Inicial
Padre de bondad, que por la gracia de la adopción nos has hecho hijos de la luz; concédenos vivir fuera de las tinieblas del error y permanecer siempre en el esplendor de la verdad. Por nuestro Señor. Amén.
Lectura del Evangelio según Mateo 9,9-13
“Sígueme.” Él se levantó y lo siguió... “Misericordia quiero y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.”
iempo Ordinario
1) Oración inicial
Padre de bondad, que por la gracia de la adopción nos has hecho hijos de la luz;
concédenos vivir fuera de las tinieblas del error y permanecer siempre en el esplendor
de la verdad. Por nuestro Señor.
2) Lectura del santo Evangelio según Mateo 9,9-13
Cuando se iba de allí, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el
despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme.» Él se levantó y le siguió. Y sucedió que
estando él a la mesa en la casa, vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la
mesa con Jesús y sus discípulos. Al verlo los fariseos decían a los discípulos: «¿Por qué
come vuestro maestro con los publicanos y pecadores?» Mas él, al oírlo, dijo: «No
necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal. Id, pues, a aprender qué
significa Misericordia quiero, que no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos,
sino a pecadores.»
3) Reflexión
El Sermón de la Montaña ocupa los capítulos de 5 a 7 del Evangelio de Mateo. La parte
narrativa de los capítulos 8 y 9 tiene como finalidad mostrar cómo Jesús practicaba lo
que acababa de enseñar. En el Sermón de la Montaña Jesús enseñó la acogida (Mt
5,23-25.38-42.43). Ahora, él mismo la practica al acoger a leprosos (Mt 8,1-4), extranjeros
(Mt 8,5-13), mujeres (Mt 8,14-15), enfermos (Mt 8,16-17), endemoniados (Mt 8,28-34),
paralíticos (Mt 9,1-8), publicanos (Mt 9,9-13), personas impuras (Mt 9,20-22), etc. Jesús
rompe con las normas y costumbres que excluían y dividían a las personas, esto es, el
miedo y la falta de fe (Mt 8,23-27) y las leyes de pureza (9,14-17), e indica claramente
cuáles son las exigencias de quienes quieren seguirle. Tienen que tener el valor de
abandonar muchas cosas (Mt 8,18-22). Así, en las actitudes y en la práctica de Jesús,
aparece en qué consisten el Reino y la observancia perfecta de la Ley de Jesús.
Mateo 9,9:
El llamado para seguir a Jesús. Las primeras personas llamadas a
seguir a Jesús fueron cuatro pescadores, todos judíos (Mt 4,18-22). Ahora Jesús
llama a un publicano, considerado pecador y tratado como impuro por las
comunidades más observantes de los fariseos. En los demás evangelios, este
publicano se llama Leví. Aquí su nombre es Mateo, que significa don de Dios o
dado por Dios. Las comunidades, en vez de excluir al publicano como impuro,
deben considerarlo como un Don de Dios para la comunidad, pues su presencia
hace que la comunidad se vuelva ¡señal de salvación para todos! Como los
primeros cuatro llamados, así el publicano Mateo deja todo lo que tiene y sigue a
Jesús. El seguimiento de Jesús exige ruptura. Mateo deja su despacho de
impuestos, su fuente de renta, y sigue a Jesús.
Mateo 9,10:
Jesús se sienta en la mesa con los pecadores y los publicanos. En
aquel tiempo, los judíos vivían separados de los paganos y de los pecadores y no
comían con ellos en la misma mesa. Los judíos cristianos tenían que romper este
aislamiento y crear comunión con los paganos e impuros. Fue esto lo que Jesús
enseñó en el Sermón de la Montaña, como expresión del amor universal de Dios
Padre (Mt 5,44-48). La misión de las comunidades era ofrecer un lugar a los que
no tenían lugar. En algunas comunidades, las personas venidas del paganismo,
aún siendo cristianas, no eran aceptadas en la misma mesa (cf. Hec 10,28; 11,3; Gal
2,12). El texto del evangelio de hoy indica cómo Jesús comía con publicanos y
pecadores en la misma casa y en la misma mesa.
Mateo 9,11:
La pregunta de los fariseos. A los judíos estaba prohibido sentarse en
la mesa con publicanos y paganos, pero Jesús no presta atención a esto, por el
contrario, confraterniza con ellos. Los fariseos, viendo la actitud de Jesús,
preguntan a los discípulos: “¿Por qué vuestro maestro come con los
recaudadores de impuestos y con los pecadores?" Esta pregunta puede ser
interpretada como expresión del deseo de éstos, que quieren saber por qué
Jesús actúa así. Otros interpretan la pregunta como una crítica de los
comportamientos de Jesús, pues durante más de quinientos años, desde el
tiempo del cautiverio en Babilonia hasta la época de Jesús, los judíos habían
observado las leyes de pureza. Esta observancia secular se volvió para ellos una
fuerte señal de identidad. Al mismo tiempo, era factor de su separación en
medio de los otros pueblos. Así, por las causas de las leyes de pureza, no podían
ni conseguían sentarse en la mesa para comer con los paganos. Comer con los
paganos significaba volverse impuro Los preceptos de la pureza eran
rigurosamente observados, tanto en Palestina como en las comunidades
judaicas de la Diáspora. En la época de Jesús, había más de quinientos preceptos
para guardar la pureza. En los años setenta, época en que Mateo escribe, este
conflicto era muy actual.
Mateo 9,12-13:
Misericordia quiero y no sacrificios. Jesús oye la pregunta de los
fariseos a los discípulos y responde con dos aclaraciones. La primera está sacada
del sentido común: "No necesitan médico los que están fuertes, sino los que
están mal”. La otra está sacada de la Biblia: “Aprendan, pues, lo que significa:
Misericordia quiero, y no sacrificio”. Por medio de estas dos aclaraciones Jesús
explicita y aclara su misión junto con la gente: “No he venido a llamar a los
justos sino a los pecadores". Jesús niega la crítica de los fariseos, y no acepta sus
argumentos, pues nacían de una falsa idea de la Ley de Dios. El mismo invoca la
Biblia: "¡Misericordia quiero y no sacrificio!" Para Jesús la misericordia es más
importante que la pureza legal. Apela a la tradición profética para decir que para
Dios la misericordia vale más que todos los sacrificios (Os 6,6; Is 1,10-17). Dios tiene
entrañas de misericordia, que se conmueven ante las faltas de su pueblo (Os 11,8-
9).
Reflexión
Hoy, Jesús nos enseña que el seguimiento auténtico implica misericordia, cercanía y apertura con todos, incluso con quienes la sociedad rechaza. Nos invita a romper prejuicios, a acoger y a ofrecer un espacio a quienes no tienen lugar, transformando nuestra comunidad en un signo vivo del Reino.
Mateo, considerado pecador por su oficio, se convierte en “don de Dios” para la comunidad. Su disposición a dejarlo todo nos llama a revisar nuestras seguridades y prioridades, recordándonos que seguir a Jesús exige apertura, desprendimiento y amor concreto hacia los demás.
Hoy, Jesús te dice: “Misericordia quiero, y no sacrificio.” Pregúntate: ¿A quién excluyo con mis actitudes? ¿A quién puedo acoger hoy con misericordia?
Para la reflexión personal
¿Quiénes son marginados o excluidos en mi entorno? ¿Qué prejuicios debo derribar?
¿Cómo puedo vivir la misericordia en lugar de un sacrificio vacío en mi vida cotidiana?
Oración Final
Señor, dichosos los que guardan tus preceptos, los que te buscan de todo corazón; los que, sin cometer iniquidad, andan por tus caminos. (Salmo 119,2-3)
Lectio Divina: jueves, 3 de julio de 2025 Santo Tomás, apóstol
1) Oración inicial
Padre de bondad, que por la gracia de la adopción nos has hecho hijos de la luz;
concédenos vivir fuera de las tinieblas del error y permanecer siempre en el esplendor
de la verdad. Por nuestro Señor.
2) Lectura del santo Evangelio según san Juan 20,24-
29
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los
otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.» Pero él les contestó:
«Si no veo en sus
manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto
mi mano en su costado, no creeré.»
Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos
dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y
dijo:
«La paz con vosotros.»
Luego dice a Tomás:
«Acerca aquí tu dedo y mira mis
manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente.»
Tomás
le contestó:
«Señor mío y Dios mío.»
Dícele Jesús:
«Porque me has visto has creído.
Dichosos los que no han visto y han creído.»
3) Reflexión
Hoy, en la fiesta de Santo Tomás, el evangelio nos presenta el encuentro de Jesús
resucitado con el apóstol Tomás, que quería ver para poder creer. Por esto muchos lo
llaman Tomás, el incrédulo. En realidad, el mensaje de este evangelio es bien diferente.
Es mucho más profundo y actual.
• Juan 20,24-25:
La duda de Tomás. Tomás, uno de los doce, no estaba presente
cuando Jesús aparece a los discípulos la semana anterior. Tomás no cree en el
testimonio de los demás que decían: “Hemos visto al Señor”. Pone condiciones:
"«Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero
de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré.”. Tomás es exigente.
Quiere ver para creer. No quiere un milagro para poder creer. ¡No! Quiere ver las
señales en las manos, en los pies y en el costado. No cree en un Jesús glorioso,
desligado del Jesús humano que sufre en la cruz. Cuando Juan escribe, al final
del siglo primero, había personas que no aceptaban la venida del Hijo de Dios en
la carne (2 Jn 7; 1Jn 4,2-3). Eran los gnósticos que despreciaban la materia y el
cuerpo. Y para criticar a los gnósticos, el evangelio de Juan habla de la
preocupación de Tomás que quiere “ver para creer”. La duda de Tomás deja
transparentar también lo difícil que era creer en la resurrección.
• Juan 20,26-27:
No seas incrédulo, sino creyente. El texto dice “seis días después”.
Esto significa que Tomás fue capaz de sostener su opinión durante una entera
semana, contra el testimonio de los otros apóstoles. ¡Vaya tozudez! ¡Gracias a
Dios, para nosotros! Y así, seis días después, durante la reunión de la comunidad,
ellos tuvieron de nuevo una profunda experiencia de la presencia de Jesús
resucitado en medio de ellos. Las puertas cerradas no pudieron impedir que El
estuviera en medio de los que creían en El. Hoy pasa lo mismo. Cuando estamos
reunidos, aunque tengamos las puertas cerradas, Jesús está en medio de
nosotros. Y hasta hoy, la primera palabra de Jesús, es y será siempre: “¡La Paz
esté con vosotros!" Lo que llama la atención es la bondad de Jesús. No critica, ni
juzga la incredulidad de Tomás, sino que acepta el reto y dice: “Tomás, ¡ven, pon
tu dedo en mis heridas!". Jesús confirma la convicción de Tomás y de las
comunidades, a saber: el resucitado glorioso es ¡el crucificado torturado! El Jesús
que está en la comunidad, no es un Jesús glorioso que no tiene nada en común
con nuestra vida de gente normal. Es el mismo Jesús que vivió en esta tierra y
que tiene en el cuerpo las señales de su pasión. Las señales de su pasión están
hoy en el sufrimiento de la gente, en el hambre, en las señales de tortura, de
injusticia. Y en las personas que reaccionan, que luchan por la vida y no se dejan
abatir, Jesús resucita y se hace presente en medio de nosotros. Y ¡Tomás cree en
este Cristo, y nosotros también!
• Juan 20,28-29:
Felices los que no vieron y creyeron. Con él decimos: "¡Señor mío y
Dios mío!" Esta entrega de Tomás es la actitud ideal de la fe. Y Jesús completa
con el mensaje final: "Has creído porque has visto. ¡Dichosos los que no han visto
y han creído ¡" Con esta frase, Jesús declara felices todos los que estamos en esta
condición: sin haber visto, creemos que el Jesús que está en medio de nosotros,
es el mismo Jesús que ¡murió crucificado!
• El envío:
"¡Como el Padre me ha enviado, yo también os envío!" De este Jesús,
crucificado y resucitado, recibimos la misión, la misma que él recibió de su Padre
(Jn 20,21). Aquí, en la segunda aparición, Jesús repite: "La paz sea con vosotros.”
Esta repetición acentúa la importancia de la Paz. Construir la paz forma parte de
la misión. Paz, significa mucho más que la ausencia de guerra. Significa construir
una convivencia humana armoniosa, en la que las personas puedan ser ellas
mismas, teniendo todas lo necesario para vivir, conviviendo felices y en paz. Fue
ésta la misión de Jesús, y es también nuestra misión. Jesús sufrió y dijo: “Recibid
al Espíritu Santo” (Jn 20,22). Solamente con la ayuda del Espíritu de Jesús,
seremos capaces de realizar la misión que Él nos dio. Enseguida Jesús comunicó
el poder de perdonar los pecados: "A quienes perdonéis los pecados, les quedan
perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.» El punto central
de la misión de paz está en la reconciliación, en el intento de superar las barreras
que nos separan. Este poder de reconciliar y de perdonar es dado a la
comunidad (Jn 20,23; Mt 18,18). En el evangelio de Mateo es dado también a
Pedro (Mt 16,19). Aquí se percibe que una comunidad sin perdón ni reconciliación
no es una comunidad cristiana. Dicho con una palabra, nuestra misión es crear
comunidad a ejemplo de la comunidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
4) Para la reflexión personal
En la sociedad de hoy, las divergencias y tensiones de raza, clase, religión, género
y cultura son enormes y crecen cada día. ¿Cómo realizar hoy la misión de
reconciliación?
En tu familia y en tu comunidad, ¿hay algún grano de mostaza que apunta hacia
una sociedad reconciliadora?
5) Oración final
¡Alabad a Yahvé, todas las naciones, ensalzadlo, pueblos todos! Pues sólido es su amor
hacia nosotros, la lealtad de Yahvé dura para siempre. (Sal 117)
Padre de bondad, que por la gracia de la adopción nos has hecho hijos de la luz; concédenos vivir fuera de las tinieblas del error y permanecer siempre en el esplendor de la verdad. Por nuestro Señor.
2) Lectura del santo Evangelio según Mateo 8,28-34
Al llegar a la otra orilla, a la región de los gadarenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, y tan furiosos que nadie era capaz de pasar por aquel camino. Y se pusieron a gritar: «¿Qué tenemos nosotros contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes de tiempo?» Había allí a cierta distancia una gran piara de puercos paciendo. Y le suplicaban los demonios: «Si nos echas, mándanos a la piara de puercos.» Él les dijo: «Id.» Saliendo ellos, se fueron a los puercos, y de pronto toda la piara se arrojó al mar precipicio abajo, y perecieron en las aguas. Los porqueros huyeron, y al llegar a la ciudad lo contaron todo y también lo de los endemoniados. Y he aquí que toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, en viéndole, le rogaron que se retirase de su territorio.
3) Reflexión
El evangelio de hoy acentúa el poder de Jesús sobre el demonio. En nuestro texto, el demonio o el poder del mal es asociado con tres cosas:
Con el cementerio, el lugar de los muertos. La muerte que ¡mata la vida!
Con el cerdo, que era considerado un animal impuro. ¡La impureza que separa de Dios!
Con el mar, que era visto como símbolo del caos antes de la creación. El caos que destruyó la naturaleza.
El evangelio de Marcos, de donde Mateo saca su información, asocia el poder del mal con un cuarto elemento que es la palabra Legión, (Mc 5,9), nombre de los ejércitos del imperio romano. El imperio que oprimía y que explotaba a la gente. Así se comprende como la victoria de Jesús sobre el demonio tenía un alcance enorme para la vida de las comunidades de los años setenta, época en que Mateo escribe su evangelio. Las comunidades vivían oprimidas y marginadas, por la ideología oficial del imperio romano y del farisaísmo que se renovaba. Este mimo significado y alcance sigue siendo válido para nosotros hoy.
• Mateo 8,28:
El poder del mal oprime, maltrata y aliena a las personas. Este versículo inicial describe la situación antes de la llegada de Jesús. En la manera de describir el comportamiento de los endemoniados, el evangelista asocia el poder del mal con el cementerio y con la muerte. Es un poder mortal sin rumbo, amenazador, destructor y descontrolado, que da miedo a todos. Priva a la persona de su conciencia, del autocontrol y de la autonomía.
• Mateo 8,29:
Ante la simple presencia de Jesús el poder del mal se desmorona y se desintegra. Aquí se describe el primer contacto entre Jesús y los dos poseídos. Es la total desproporción. El poder, que antes parecía tan fuerte, se derrite y se desmorona ante Jesús. Ellos gritan: "¿Qué tenemos nosotros contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido para atormentarnos antes de tiempo?" Se dan cuenta de que perdieron poder.
• Mateo 8,30-32:
El poder del mal es impuro y no tiene autonomía, ni consistencia. El demonio no tiene poder sobre sus propios movimientos. Consigue sólo entrar en los puercos con el permiso de Jesús. Una vez dentro de los puercos, éstos se precipitan a la mar. Según la opinión de la gente, el cerdo era símbolo de impureza que impedía al ser humano relacionarse con Dios y sentirse acogido por El. El mar era símbolo del caos que existía antes de la creación y que, según la creencia de la época, seguía amenazando la vida. Este episodio de los cerdos que se precipitan al mar es extraño y difícil de ser entendido. Pero el mensaje es muy claro: ante Jesús, el poder del mal no tiene autonomía, no tiene consistencia. Quien cree en Jesús, ha vencido ya el poder del mal y no tiene que temer.
• Mateo 8,33-34:
La reacción de la gente del lugar. Alertado por los empleados que se ocupaban de los cerdos, la gente del lugar fue al encuentro de Jesús. Marcos informa que vieron “al endemoniado sentado, vestido y en perfecto juicio” (Mc 5,15). Pero ¡se quedaron sin los cerdos! Por esto, piden a Jesús que se vaya lejos. Para ellos, los cerdos eran más importantes que el ser humano que acababa de recobrar el juicio.
• La expulsión de los demonios.
En el tiempo de Jesús, las palabras demonio o Satanás, eran usadas para indicar el poder del mal que desviaba a las personas del buen camino. Por ejemplo, cuando Pedro tentó de desviar a Jesús, él fue Satanás para Jesús (Mc 8,33). Otras veces, aquellas mismas palabras eran usadas para indicar el poder político del imperio romano que oprimía y explotaba a la gente. Por ejemplo, en el Apocalipsis, el imperio romano se identifica con el “Diablo o Satanás” (Ap 12,9). Otras veces la gente usaba las mismas palabras para indicar los males y las enfermedades. Así se hablaba de demonio o espíritu mudo, espíritu sordo, espíritu impuro, etc. ¡Había mucho miedo!
• En el tiempo de Mateo, segunda mitad del primer siglo, el miedo a los demonios estaba aumentando.
Algunas religiones, venidas de Oriente, divulgaban un culto a los espíritus. Enseñaban que gestos errados podían irritar a los espíritus, y éstos para vengarse, podían impedir nuestro acceso a Dios y privarnos de los beneficios divinos. Por esto, a través de ritos y oraciones, plegarias y ceremonias complicadas, la gente trataba de aplacar a esos espíritus o demonios, para que no perjudicaran la vida humana. Estas religiones, en vez de liberar a la gente, alimentaban el miedo y la angustia. Ahora bien, uno de los objetivos de la Buena Nueva de Jesús era ayudar a la gente a liberarse de este miedo.
• La llegada del Reino de Dios significó la llegada de un poder más fuerte.
Jesús es “el hombre más fuerte” que llega para amarrar a Satanás, al poder del mal, y robarle la humanidad prisionera del miedo (cf. Mc 3,27). Por ello, los evangelios insisten en la victoria de Jesús sobre el poder del mal, sobre el demonio, sobre Satanás, sobre el pecado y sobre la muerte. Era para animar a las comunidades a vencer este miedo al demonio. Y hoy, ¿Quién de nosotros puede decir: “Soy totalmente libre”? ¡Nadie! Entonces, si no soy totalmente libre, alguna parte en mí es poseída por otros poderes. ¿Cómo expulsar estos poderes? El mensaje del evangelio de hoy sigue siendo válido para nosotros.
4) Para la reflexión personal
• ¿Qué es lo que hoy está oprimiendo y maltratando a la gente? ¿Por qué hoy, en ciertos lugares, se habla tanto de expulsión de demonios? ¿Es bueno insistir tanto en el demonio? ¿Qué piensas tú?
• ¿Quién de nosotros puede decir que es totalmente libre o liberado? ¡Nadie! Entonces todos estamos un poco poseídos por otros poderes que ocupan algún espacio dentro de nosotros. ¿Cómo hacer para expulsar este poder dentro de nosotros y dentro de la sociedad?
5) Oración final
Es Yahvé clemente y compasivo, tardo a la cólera y grande en amor; bueno es Yahvé para con todos, tierno con todas sus creaturas. (Sal 145,8-9)
Lectio Divina para el 1 de julio de 2025 publicada por Aoraciones, para meditar la Palabra de Dios diariamente.
Lectio Divina: martes, 1 de julio de 2025
Tiempo Ordinario
1) Oración inicial
Padre de bondad, que por la gracia de la adopción nos has hecho hijos de la luz;
concédenos vivir fuera de las tinieblas del error y permanecer siempre en el esplendor
de la verdad. Por nuestro Señor Jesucristo.
2) Lectura del santo Evangelio
Según Mateo 8,23-27
Subió a la barca y sus discípulos le siguieron. De pronto se levantó en el mar una
tempestad tan grande que la barca quedaba tapada por las olas; pero él estaba
dormido. Acercándose ellos le despertaron diciendo:
« ¡Señor, sálvanos, que
perecemos!»
Díceles:
« ¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?»
Entonces se
levantó, increpó a los vientos y al mar, y sobrevino una gran bonanza. Y aquellos
hombres, maravillados, decían:
«¿Quién es éste, que hasta los vientos y el mar le
obedecen?»
3) Reflexión
Mateo escribe para las comunidades de judíos convertidos de los años 70 que se
sentían como un barco perdido en el mar revuelto de la vida, sin mucha esperanza de
poder alcanzar el puerto deseado. Jesús parece que duerme en el barco, porque ellos
no veían ningún poder divino que los salvara de la persecución. Mateo recoge diversos
episodios de la vida de Jesús para ayudar las comunidades a descubrir, en medio de la
aparente ausencia, la acogedora y poderosa presencia de Jesús vencedor, que domina
el mar (Mt 8,23-27), que vence y expulsa el poder del mal (Mt 9,28-34) y que tiene poder
de perdonar los pecados (Mt 9,1-8). Con otras palabras, Mateo quiere comunicar la
esperanza y sugerir que las comunidades no deben temer nada. Este es el motivo del
relato de la tormenta calmada del evangelio de hoy.
• Mateo 8,23:
El punto de partida: entrar en el barco. Mateo sigue el evangelio de
Marcos, pero lo acorta y lo incluye en el nuevo esquema que él adoptó. En
Marcos, el día fue pesado por el mucho trabajo. Una vez terminado el discurso de
las parábolas (Mc 4,3-34), los discípulos llevan a Jesús al barco y, de tan cansado
que está, Jesús se duerme encima de una travesera (Mc 4,38). El texto de Mateo
es mucho más breve. Solamente dice que Jesús entra en el barco, y los
discípulos lo acompañan. Jesús es el Maestro, los discípulos siguen al maestro.
• Mateo 8,24-25:
La situación es desesperada: “! Estamos a punto de perecer!” El
lago da Galilea está cerca de altas montañas. A veces, por los resquicios de las
rocas, el viento sopla fuerte sobre el lago produciendo repentinas tormentas.
Viento fuerte, mar agitado, barco lleno de agua. Los discípulos eran pescadores
experimentados. Si ellos piensan que están a punto de hundirse, quiere decir
que la situación es peligrosa.
Pero Jesús no parece darse cuenta, y sigue
durmiendo. Ellos gritan: “Señor, ¡sálvanos! Que estamos pereciendo". En Mateo,
el sueño profundo de Jesús no es sólo señal de cansancio, es también expresión
de confianza tranquila de Jesús en Dios.
¡El contraste entre la actitud de Jesús y
de los discípulos es grande! Mateo 8,26:
La reacción de Jesús:
“¿Por qué tenéis miedo?” Jesús se despierta, no
por las olas, sino por el grito desesperado de los discípulos.
Se dirige a ellos y
dice: “¿Por qué tenéis miedo? ¡Hombres de poca fe!” Luego, él se levanta,
amenaza los vientos y el mar, y todo queda en calma. La impresión que se tiene
es que no era necesario aplacar el mar, pues no había ningún peligro. Es como
cuando uno llega a casa de un amigo, y el perro, al lado del dueño de la casa,
empieza a ladrar al visitante. Pero no es necesario tener miedo, porque el dueño
está presente y controla la situación.
El episodio de la tormenta calmada evoca el
éxodo, cuando la multitud, sin miedo, atravesó las aguas del mar (Ex 14,22). Jesús
rehace el éxodo. Evoca al profeta Isaías, que decía al pueblo:
“Cuando atravieses
las aguas, ¡yo estaré contigo!” (Is 43,2).
Por fin, el episodio de la tormenta
calmada evoca la profecía anunciada en el Salmo 107:
Los que viajaron en barco
por el mar, para traficar por las aguas inmensas, contemplaron las obras del
Señor, sus maravillas en el océano profundo.
Con su palabra desató un vendaval,
que encrespaba las olas del océano: ellos subían hasta el cielo, bajaban al
abismo, se sentían desfallecer por el mareo, se tambaleaban dando tumbos
como ebrios, y su pericia no les valía de nada. Pero en la angustia invocaron al
Señor, y él los libró de sus tribulaciones: cambió el huracán en una brisa suave y
se aplacaron las olas del mar; entonces se alegraron de aquella calma, y el Señor
los condujo al puerto deseado. (Sal 107,23-30)
• Mateo 8,27:
El miedo de los discípulos: “¿Quién es este hombre?” Jesús preguntó:
“¿Por qué tenéis miedo?” Los discípulos no saben qué responder. Admirados, se
preguntan: “¿Quién es éste, a quien hasta los vientos y el mar obedecen?” A
pesar de haber vivido tanto tiempo con Jesús, no saben todavía quién es. ¡Jesús
sigue siendo un extraño para ellos! ¿Quién es éste?
• ¿Quién es éste?
¿Quién es Jesús para nosotros, para mí? Esta debe ser la
pregunta que nos lleva a continuar la lectura del evangelio, todos los días, con el
deseo de conocer más y más el significado y el alcance de la persona de Jesús
para nuestra vida.
De esta pregunta nace la Cristología. No nació de altas
consideraciones teológicas, sino del deseo que los primeros cristianos tenían de
encontrar siempre nuevos nombres y títulos para expresar lo que Jesús
significaba para ellos.
Son decenas y decenas los nombres, los títulos y los
atributos, desde carpintero hasta hijo de Dios, que Jesús recibe: Mesías, Cristo,
Señor, Hijo amado, Santo de Dios, Nazareno, Hijo del Hombre, Esposo, Hijo de
Dios, Hijo del Dios altísimo, Hijo de María, carpintero, Profeta, Maestro, Hijo de
David, Rabuni, Bendito el que viene en el nombre del Señor, Hijo, Pastor, Pan de
vida, Resurrección, Luz del mundo, Camino, Verdad, Vida, Rey de los judíos, Rey
de Israel, etc., etc.
Cada nombre, cada imagen es un intento para expresar lo que
Jesús significaba para ellos. Pero un nombre, por muy bonito que sea, nunca
llega a revelar el misterio de una persona, mucho menos de la persona de Jesús.
Jesús no cabe en ninguno de estos nombres, en ningún esquema, en ningún
título. Él es mayor que todo, supera todo. No puede ser enmarcado. El amor
capta, la cabeza ¡no! Es a partir de la experiencia viva del amor, que los nombres,
los títulos y las imágenes reciben su pleno sentido. Al final, ¿quién es Jesús para
mí, para nosotros?
4) Para la reflexión personal
¿Cuál era el mar agitado en el tiempo de Jesús? ¿Cuál era el mar agitado en la
época en que Mateo escribió su evangelio? ¿Cuál es hoy el mar agitado para
nosotros? Alguna vez, ¿las aguas agitadas de la vida han amenazado con
ahogarte? ¿Qué te salvó?
¿Quién es Jesús para mí? ¿Cuál es el nombre de Jesús que mejor expresa mi fe y
mi amor?
5) Oración final
Una edad a otra encomiará tus obras, pregonará tus hechos portentosos. El esplendor,
la gloria de tu majestad, el relato de tus maravillas recitaré. (Sal 145,4-5)
San Pedro y San Pablo, columnas de la fe. Rueguen por nosotros.
San Pedro y San Pablo: una historia de fe y conversión que ilumina nuestra vida
Hoy, 29 de junio, la Iglesia celebra la solemnidad de San Pedro y San Pablo, columnas de nuestra fe, testigos del Evangelio y amigos de Jesús. Pero más allá de sus nombres, sus vidas nos hablan de nuestras propias luchas, caídas, conversiones y esperanza.
El pescador que aprendió a caminar sobre las aguas
Pedro era un pescador impulsivo, lleno de temores y contradicciones. Cuando Jesús lo llamó, dejó sus redes y lo siguió, pero también lo negó tres veces en la noche más oscura de su Maestro. Sin embargo, fue a Pedro a quien Jesús le dijo: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mateo 16:18).
Pedro nos enseña que Jesús no busca perfectos, sino corazones dispuestos. Aun cuando caemos, el Señor nos toma de la mano, nos perdona y nos invita a seguirle nuevamente.
El perseguidor convertido en apóstol de fuego
Saulo, conocido como Pablo, era perseguidor de cristianos. Un hombre convencido de su verdad, con dureza de corazón. Pero en el camino a Damasco, una luz del cielo lo derribó, y la voz de Cristo le preguntó: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” (Hechos 9:4). Desde ese momento, Pablo pasó de ser perseguidor a ser perseguido por amor a Cristo, llevando el Evangelio a todas las naciones.
Pablo nos recuerda que ningún pasado puede impedir el llamado de Dios. Incluso nuestras tinieblas más profundas pueden transformarse en fuego ardiente para anunciar el amor de Cristo.
Unidos en la misión, distintos en caminos
Pedro y Pablo tuvieron diferencias, incluso discusiones, pero ambos entendieron que el amor de Cristo era más grande que sus diferencias humanas. Fueron mártires de la fe, y sus vidas se sellaron con la entrega total a Jesús y a la Iglesia.
Reflexión: ¿qué nos enseñan hoy San Pedro y San Pablo?
En tiempos donde muchos se sienten indignos de acercarse a Dios o sienten que han fallado demasiado, la vida de Pedro y Pablo nos recuerda que Dios escoge a los débiles para mostrar su fuerza, y a los pecadores arrepentidos para mostrar su misericordia.
Hoy es un día para pedirles su intercesión, para fortalecer nuestra fe y para comprometernos a anunciar a Jesús con valentía en nuestros hogares, trabajos y comunidades.
Oración a San Pedro y San Pablo
Señor Jesús, que llamaste a Pedro desde su barca y transformaste a Pablo en el camino a Damasco, concédenos la gracia de seguirte con generosidad y anunciar tu nombre con valor. Por la intercesión de San Pedro y San Pablo, fortalece nuestra fe y enciende nuestro corazón con el fuego de tu amor. Amén.
🙏 San Pedro y San Pablo, rueguen por nosotros.
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¿Contradicción o equilibrio? Honrar a los padres y dejar padre y madre según la Biblia
En el corazón del cristianismo hay verdades profundas que parecen chocar entre sí. Una de ellas se encuentra en la tensión entre honrar a nuestros padres y dejar a padre y madre para unirnos en matrimonio. A primera vista, parecen instrucciones opuestas: una nos ancla, la otra nos impulsa a soltar. Pero, ¿realmente se contradicen? ¿O esconden un equilibrio sabio diseñado por Dios para nuestro bienestar?
Hoy vamos a explorar en profundidad Deuteronomio 5:16 y Génesis 2:24, sus contextos, significados y cómo podemos aplicarlos de manera saludable y espiritual en nuestras vidas.
El mandato de honrar a padre y madre: base del bienestar espiritual y emocional
“Honra a tu padre y a tu madre, como Jehová tu Dios te ha mandado, para que sean prolongados tus días, y para que te vaya bien sobre la tierra” (Deuteronomio 5:16).
Este mandato no es simplemente una recomendación moral. Es un principio espiritual con consecuencias prácticas. Honrar no significa únicamente obedecer ciegamente, ni estar de acuerdo con todo lo que nuestros padres hicieron o hacen. Significa valorar, respetar y sostener su dignidad como parte esencial de nuestras raíces.
¿Qué significa honrar realmente?
Honrar a los padres no siempre es fácil. En ocasiones, las relaciones están cargadas de heridas, expectativas frustradas o ausencias emocionales. Pero el llamado bíblico no desaparece. Honrarlos puede significar:
Perdonar, incluso si no piden perdón.
Acompañar en la vejez.
Proteger su honra incluso en la distancia.
No hablar mal de ellos, aunque hayan fallado.
Ser agradecidos, aunque no hayan sido ejemplares.
La promesa escondida detrás de Deuteronomio 5:16
El versículo nos promete bienestar y longevidad como consecuencia de honrar. No es magia, es lógica espiritual: quien guarda paz con su historia, vive en paz con su futuro. Quien honra a sus padres, aunque sea desde la distancia o los límites, se libera de resentimientos profundos que consumen el alma.
“Dejar padre y madre” en el matrimonio: independencia no es deshonra
“Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Génesis 2:24).
Este versículo es el fundamento bíblico del matrimonio. Jesús mismo lo cita en los evangelios, reforzando su autoridad. Habla de una separación necesaria para una unión saludable. El verbo “dejar” en hebreo es “azab”, que implica soltar, abandonar, apartarse... no con desprecio, sino con propósito.
El verdadero sentido de Génesis 2:24
La Biblia enseña que el matrimonio no es solo un acuerdo emocional o físico. Es un nuevo núcleo familiar que requiere autonomía.
“Una sola carne” no puede coexistir con “dos casas, dos lealtades, dos jefes”.
No se trata de olvidar a los padres. Se trata de establecer prioridades nuevas. Tu cónyuge se convierte en tu primera responsabilidad relacional. Lo que antes era tu casa, ahora es tu historia. Lo que ahora formas con tu pareja, es tu presente y tu futuro.
Construir una familia no implica destruir la anterior
Dejar padre y madre no significa dejar de amar, de visitar, ni de ayudar. Significa cortar la dependencia emocional y la autoridad directa. Un adulto que forma su propia familia debe ser libre para tomar decisiones sin miedo, sin chantajes emocionales ni imposiciones.
El conflicto aparece cuando esa separación no sucede o no es respetada. Padres que siguen opinando, hijos que siguen pidiendo permiso… son relaciones que, aunque bien intencionadas, sabotean la unidad del nuevo matrimonio.
¿Hay contradicción entre ambos mandatos? Cómo entenderlos en conjunto
A simple vista, Deuteronomio 5:16 y Génesis 2:24 parecen decir cosas opuestas: uno pide cercanía, el otro distancia. Pero la Biblia nunca se contradice, se complementa. Ambas instrucciones describen etapas de la vida espiritual y emocional del ser humano.
De la dependencia a la autonomía: una transición natural
Honrar a los padres es una base que todos debemos desarrollar desde la niñez. Pero parte de esa honra es también saber cuándo dejar el nido, asumir responsabilidad personal y formar una vida propia. No hay verdadera honra si la relación está basada en dependencia permanente o infantilismo emocional.
El joven que se casa sin cortar el cordón umbilical no puede unirse verdaderamente a su pareja. Y el adulto que se emancipa odiando a sus padres, tampoco ha entendido el corazón de Dios.
La sabiduría divina no está en elegir uno u otro versículo, sino en aplicar ambos con discernimiento en el tiempo correcto.
Ejemplos prácticos de honra en medio de la independencia
Un hijo que se casa y toma distancia, pero llama con frecuencia a sus padres, se preocupa por ellos y está presente en las decisiones importantes.
Una hija que ya no pide permiso para cada cosa, pero considera el consejo de sus padres con respeto.
Un matrimonio joven que pone límites a las visitas, pero recibe con cariño a los suegros en fechas especiales.
Alguien que no obedece exigencias contrarias a su vida conyugal, pero no permite que nadie en su familia hable mal de sus padres.
Es posible establecer límites saludables sin cortar vínculos de amor.
Cuando los padres se convierten en interferencia: límites desde la fe
Lamentablemente, no todos los padres entienden su nueva posición cuando sus hijos se casan. Algunos siguen opinando, juzgando, interfiriendo o manipulando emocionalmente. Esto puede convertir la relación en una fuente constante de tensión para la pareja.
Padres tóxicos, controladores o dependientes: cómo aplicar honra con límites
Aquí es donde muchos creyentes fallan: piensan que “honrar” significa obedecer siempre o callar ante el abuso emocional. Nada más lejos del espíritu bíblico.
Honrar no significa permitir el control. A veces, el mayor acto de honra es poner un límite firme y decir “hasta aquí”.
Honras cuando no insultas, aunque tengas que alejarte.
Honras cuando no difamas, aunque pongas límites.
Honras cuando explicas con respeto que tu prioridad ahora es tu cónyuge.
El amor no se contradice con la firmeza. Jesús mismo dejó su hogar terrenal para cumplir un propósito. No fue falta de amor por María o por sus hermanos. Fue obediencia a una etapa superior.
La salud emocional del matrimonio también es mandato bíblico
“Lo que Dios unió, no lo separe el hombre” (Mateo 19:6). Eso incluye a los suegros, cuñados, incluso padres bien intencionados. La prioridad ahora es la pareja. Proteger el matrimonio es también una forma de honrar a Dios, que fue quien lo instituyó.
El matrimonio es frágil si uno de los dos sigue bajo la autoridad emocional de los padres. Los roles deben redefinirse. Y eso requiere valentía espiritual.
Claves prácticas para equilibrar la honra con la nueva familia
Saber aplicar ambos principios bíblicos no es cuestión de talento, sino de decisión consciente. Aquí algunas claves prácticas para lograrlo con sabiduría y madurez espiritual.
Cómo honrar sin ceder el control de tu vida
Escucha sin someterte: Puedes recibir opiniones, pero no todas deben traducirse en decisiones. El respeto no implica obediencia automática.
Sé claro con tus límites: Explica con amor que ahora tu prioridad es tu hogar. No pidas permiso, informa con respeto.
Cuida el lenguaje: Evita frases hirientes como “tú no mandas en mi vida” y cámbialas por “necesitamos nuestro espacio para crecer como pareja”.
Responde con hechos, no con ira: A veces los padres entenderán solo cuando vean que eres firme. No te desgastes en discusiones eternas. Vive tu decisión.
Mantén detalles de afecto: Una llamada, una visita, un regalo inesperado… La honra también se construye con acciones pequeñas y constantes.
Cómo mantener la conexión sin retroceder en tu crecimiento
Sé agradecido públicamente: Mencionar las virtudes de tus padres delante de tus hijos o amigos les da el lugar que merecen.
Inclúyelos sin sobreexponer tu intimidad: Puedes compartir momentos familiares sin revelar decisiones privadas del matrimonio.
Pide consejo solo cuando estés dispuesto a escucharlo: Si ya tomaste una decisión, no los pongas en la situación de opinar solo por protocolo.
Celebra las tradiciones familiares sin volver a viejos roles: Puedes cocinar la receta de mamá sin que ella te diga cómo llevar tu hogar.
Ayuda, pero no seas sostén permanente: La honra no exige sacrificar tus finanzas o tiempo si eso pone en peligro tu estabilidad emocional o económica.
Reflexión final: honrar y dejar, la sabiduría divina para construir relaciones sanas
La Biblia no se contradice. Nos da una visión completa del desarrollo humano. Primero, aprendemos a honrar. Luego, aprendemos a dejar. Y finalmente, descubrimos que ambas cosas pueden coexistir en una madurez emocional saludable y espiritual...
Honrar sin someterse. Dejar sin rechazar. Construir sin destruir.
Esa es la madurez que Dios espera de nosotros. Esa es la paz que nos ofrece cuando seguimos Su diseño relacional.