Aoraciones

Oración a las Almas del Purgatorio: Invocando a la Virgen del Carmen y San Miguel Arcángel

 

Oración a las Almas del Purgatorio

Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
Fuente de todo consuelo y misericordia,
te imploramos en este momento de súplica por las benditas Almas del Purgatorio.

Oh Virgen del Carmen, Madre compasiva y Estrella de la Mañana,
tú que conoces el fuego purificador y consuelas a tus hijos en la prueba,
acoge con tu manto de ternura a estas almas que anhelan la visión beatífica;
intercede ante tu Hijo, Jesús, para que alivie su pena y apure su paso hacia la gloria.

San Miguel Arcángel, príncipe valiente de los ejércitos celestiales,
defiende con tu espada de luz a estas almas cautivas por el temor y la culpa;
rompe las cadenas del purgatorio y guía sus corazones hacia la libertad eterna.

Señor Padre, Creador de todo lo visible e invisible,
mira con compasión el sufrimiento de tus hijos en el camino de la purificación.
Señor Hijo, Redentor nuestro, que derramaste tu Sangre para lavar todos los pecados,
extiende tu mano sanadora y apresura el fin de su expiación.
Señor Espíritu Santo, Consolador y Fuego Divino,
enciende en ellas la llama suave pero firme de la caridad y la esperanza.

Que nuestras oraciones, indulgencias y obras de misericordia
sean para ellas como brisas que avivan el rescoldo de su fe,
hasta que, purificadas, puedan elevarse en himnos eternos de gratitud.

Oh Almas benditas, unid vuestros sufrimientos a la Pasión de Cristo
y alegraos, pues muy pronto compartiréis la dicha del Cielo.
Confiamos en la intercesión de la Virgen del Carmen y de San Miguel Arcángel,
y en la infinita clemencia de la Santísima Trinidad.

Amén.

Oración para Aceptar a Jesús

Oración para Aceptar a Jesús | Aoraciones

Oración para Aceptar a Jesús, Inspirada en los Salmos

• por

Señor Jesús,

Tú que dijiste: El Señor es mi pastor; nada me faltará (Salmo 23,1).

Como el ciervo busca las corrientes de agua, mi alma anhela contemplar Tu rostro (Salmo 42,2). Reconozco mi sed de Ti, mi sed de Vida, y confieso mis pecados con el corazón contrito: Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí (Salmo 51,10).

Jesús, Hijo de Dios vivo, hoy te elijo como mi Señor y Salvador. Te abro las puertas de mi corazón y te recibo con gozo y gratitud. Sé Tú mi luz y mi salvación: El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién he de temer? (Salmo 27,1).

Perdona mis dudas, mis miedos y mis caídas. Como el salmista exclamó: Vuélvete, Señor, y libra mi alma; sálvame por tu misericordia (Salmo 6,4), así confío en tu compasión.

Jesús, abrazo tu Cruz y tu Resurrección. En Ti hallo fuerza para caminar y esperanza para renacer cada día. El Señor da fuerza a su pueblo; el Señor bendice a su pueblo con paz (Salmo 29,11).

Espíritu Santo, ven a habitar en mí, hazme templo de la presencia divina. Que mi vida refleje el canto agradecido: Bendeciré al Señor en todo tiempo; mi boca proclamará tu alabanza (Salmo 34,1).

Amado Jesús, gracias por amarme primero, por morir por mí y resucitar para mi salvación. Toma mi voluntad, mis sueños y mis luchas; haz de mí un instrumento tuyo para llevar tu amor a todos.

Hoy sello mi compromiso: eres Tú mi Pastor, mi Rey y mi Amigo. En tu iglesia y en tu palabra quiero morar, hasta el día en que camine contigo en la gloria eterna.

Amén.

© 2018 Aoraciones — Todos los derechos reservados.

Virgen Santa Lutgarda

Santa Lutgarda de Aywieres, Virgen y Mística Cisterciense

Publicado por en

Santa Lutgarda, mística cisterciense de Aywieres (Bélgica), nació en 1182. A los doce años fue confiada a las monjas benedictinas de Saint-Trond, no por vocación sino porque su familia perdió la dote matrimonial. Inicialmente vivía libremente como pensionista, sin mostrar inclinación religiosa, hasta que un día tuvo una visión de Nuestro Señor Jesucristo que le reveló sus llagas y le pidió amarlo solo a Él. Ese instante marcó el inicio de su intensa vida de unión mística con Cristo.

Santa Mística sisterciense de Aywieres, Bélgica. Nace en 1182. A los doce años de edad fue encomendada a las monjas benedictinas cerca de Saint-Trond, no por piedad sino porque el dinero para su dote matrimonial había sido perdido por su padre. Era la costumbre de la época. Lutgarda era bonita y le gustaba divertirse sanamente y vestir bien. No aparentaba vocación religiosa, por lo que en el convento vivía como una especie de pensionista, libre para entrar y salir. Sin embargo, un día, mientras charlaba con unas amistades, tuvo una visión de Nuestro Señor Jesucristo que le mostraba sus heridas y le pedía que lo amase solo a El. Lutgarda aquel día descubrió el amor de Jesús y lo aceptó al instante como su Prometido. Desde aquel momento su vida cambió.

Sus compañeras dudaron de la duración de su fervor, pero Lutgarda perseveró: rezaba en éxtasis, veía a Jesús con ojos corporales y hablaba con Él como amiga. En ocasiones levitaba y su frente irradiaba luz; pequeñas gotas de sangre aparecían en su cabello mientras meditaba la Pasión. Su corazón se amplió hasta sentir los dolores ajenos como propios.

Tras doce años en el convento de Santa Catalina, optó por la regla más estricta del Cister en Aywieres, pese a no hablar francés. Con humildad y dones de curación, profecía y comprensión de las Escrituras, consoló muchas almas. La beata María de Oignies dice de ella que es una intercesora incomparable por los pecadores y las almas del purgatorio.

Lutgarda recibió visiones del Sagrado Corazón. Al pedirle un regalo al Señor, Él intercambió corazones con ella en un acto místico sin precedentes. Once años antes de morir, quedó ciega y ayunó con fervor; fue revelado que su hemorragia era aceptada en el cielo como martirio. Predijo su muerte, que aconteció la noche del sábado posterior a la Santísima Trinidad, cuando iniciaba el oficio nocturno del domingo, el 16 de junio de 1246.

Oración de la Mañana

Oración de la Mañana 🌞 – Claret Coromoto | Aoraciones

Oración de la Mañana 🌞

Autor:

Oración

Señor mío y Dios mío, te alabo en esta mañana con todo mi corazón, porque sé que estás atento a mi oración, que escuchas cada palabra que brota de lo profundo de mi alma. Gracias porque puedo hablarte con sinceridad y abrir mi corazón sin temor. Hoy quiero pedirte, con humildad, que me regales el don de la paciencia, que me ayudes a confiar en tus tiempos y a no desesperarme cuando las cosas no suceden como yo las espero. Tú conoces bien mis luchas internas, mis ansias de resolver todo rápido, de controlar cada detalle de la vida. Pero sé que tu plan es mejor que el mío, y por eso me abandono en Ti.

Dame, Señor, la fuerza de tu Espíritu para aceptar con serenidad que cada persona que me rodea tiene su propio ritmo, su forma de comprender, de actuar, de crecer. Ayúdame a no exigir a los demás desde mis propias expectativas, sino a comprender, a acompañar, a esperar con amor. Hazme entender que no todo depende de mí y que muchas veces debo soltar el control y dejar que Tú actúes. Solo así podré vivir con más paz y menos ansiedad, con más confianza y menos orgullo.

También te pido que ilumines mi interior para reconocer con humildad mis errores, mis actitudes que han provocado situaciones difíciles. Quiero aprender de lo que vivo, crecer con lo que me duele y no repetir aquello que me aleja de tu voluntad. Gracias por no soltarme nunca, incluso cuando me equivoco. En tus manos pongo todo lo que voy a vivir hoy. Te amo, Señor, y confío plenamente en tu guía, tu misericordia y tu amor constante. Amén🙏🏼

📍Lunes, 16 de Junio de 2025
📖 “No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a robar. Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar.”
Mateo 6:19-20🕊

Comentario

En Mateo 6:19-20, Jesús nos llama a orientar nuestro corazón hacia lo eterno y no a lo pasajero. En lugar de afanarnos por acumular bienes y reconocimientos que se desgastan con el tiempo, nos invita a invertir en virtudes y obras de amor que permanecen ante Dios. La “polilla” y el “óxido” simbolizan todo aquello que corroe nuestra seguridad terrenal: el orgullo, la ansiedad, la avaricia. Por el contrario, los “tesoros en el cielo” son las actitudes de entrega, servicio y compasión, que edifican nuestra vida interior y florecen en la comunión con Dios y el prójimo.

Reflexión

Tu oración de esta mañana, pidiendo el don de la paciencia y la humildad para soltar el control, conecta profundamente con este pasaje evangélico. Cuando dejamos de aferrarnos a resultados inmediatos y aprendemos a confiar en el ritmo divino, estamos acumulando un tesoro espiritual: la paz interior, la fortaleza para perdonar, la capacidad de acompañar al otro con amor. Cada acto de comprensión —cuando damos tiempo a un amigo que sufre, cuando escuchamos con atención a un familiar— es una semilla celestial que crece en el corazón de Dios. Reconocer nuestras limitaciones y abrirnos a su Espíritu nos libera de la necesidad de controlar y nos acerca al verdadero valor de la confianza mutua.

Aplicación

  1. Práctica de la paciencia: Hoy, cuando sientas prisa o impaciencia, haz una pausa breve. Respira profundamente y repite en tu corazón: “Señor, en tus manos confío”.
  2. Acto concreto de entrega: Elige una tarea que normalmente harías a tu ritmo y propón delegar una parte a alguien más, confiando en su forma de hacer las cosas.
  3. Tesoro celestial diario: Antes de dormir, anota un gesto de amor o un momento de entrega que hayas vivido hoy. Atesora esa experiencia como un verdadero “tesoro en el cielo”.
  4. Oración de gratitud: A lo largo del día, da gracias por cada oportunidad de soltar el control y de servir. Reconoce en cada acto sencillo la presencia de Dios obrando a través de ti.

Evangelio de Hoy – Mateo 5, 38-42: No hagas frente al que te agravia

 

Evangelio del día – Mateo 5, 38-42
No hagas frente al que te agravia

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Habéis oído que se dijo: "Ojo por ojo, diente por diente". Pero yo os digo: no hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también el manto; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas».

Palabra del Señor

🕯 Comentario y reflexión sobre el Evangelio

Jesús nos presenta una enseñanza que desafía toda lógica humana: en vez de responder al mal con más mal, estamos llamados a vencerlo con el bien. Él no anula la justicia, sino que la eleva al nivel del amor.

1. “Presentar la otra mejilla” no es pasividad ni resignación. Es una resistencia firme que se niega a dejarse contaminar por el odio. Es una acción profundamente activa y liberadora.

2. La lógica del Reino de Dios es opuesta a la del mundo. Nos pide entregar, servir, perdonar y dar sin medida. No se trata de permitir abusos, sino de responder con dignidad, sabiduría y caridad cristiana.

3. Generosidad sin condiciones: “Al que te pide, dale”. No nos habla sólo de bienes materiales, sino de entrega del alma: dar tiempo, afecto, perdón, escucha…

💬 Oración devocional

Señor Jesús,
me enseñas a amar incluso cuando me hieren,
a dar cuando me piden,
a ceder cuando otros buscan pelear.

Tú no solo me llamas a vivir en paz,
sino a construirla con las manos vacías,
con el corazón limpio
y el alma abierta a tu gracia.

Hazme reflejo de tu bondad,
instrumento de tu reconciliación,
testigo fiel de tu Evangelio de amor.
Amén.

🪔 Aplicación práctica para hoy

  • ¿A quién debo perdonar de corazón?
  • ¿Puedo hoy caminar una milla más con alguien que lo necesita?
  • ¿Estoy dispuesto a dar sin esperar nada a cambio?

Que este Evangelio toque tu corazón y te impulse a vivir en el espíritu del amor radical que nos enseña Jesús.

Oración por la Paz en Tierra Santa y en el Mundo

✨ Oración por la Paz en Tierra Santa y en el Mundo

📿 Oh Dios de la Paz y de la Justicia, Padre de todos los pueblos y naciones, elevamos hacia Ti nuestras súplicas en este tiempo de angustia, cuando la guerra tiñe de sangre la tierra donde naciste, donde vivió tu Hijo, y donde aún hoy tantos claman por consuelo. 


 Mira, Señor, con piedad a tus hijos en Israel, en Gaza, en Irán, en Líbano y en cada rincón del mundo donde reina la violencia. Tú que sabes cuánto sufre una madre por la pérdida de un hijo, escucha el llanto de tantas familias que claman al cielo en medio del dolor. 


 Envía, Señor, tu Espíritu Santo, para que disipe el odio, confunda a los violentos y renueve los corazones endurecidos. Haz que los gobernantes abandonen el camino de las armas y abracen el sendero de la verdad y del diálogo. 


 Te pedimos, Reina de la Paz, Virgen María, que intercedas por tus hijos heridos y desplazados, que cubras con tu manto a los niños que ya no tienen hogar y a las madres que buscan a sus desaparecidos. Que esta oración atraviese los cielos y llegue como incienso a tu Trono de Misericordia, para que en tu Nombre, oh Dios nuestro, se levante un nuevo amanecer de esperanza. 

 Amén.

San Agustín de Hipona: Vida, Conversión y Legado

 

San Agustín de Hipona

San Agustín de Hipona: Vida, Conversión y Legado

Fecha de nacimiento: 13 de noviembre del 354
Festividad: 28 de agosto
Lugar: Tagaste, Norte de África (hoy Souk-Ahras)

1. Primeros años de San Agustín

San Agustín, nacido como Aurelio Agustín, vino al mundo el 13 de noviembre del año 354 en Tagaste, un pequeño pueblo del norte de África romana. Su padre, Patricio, era un pagano que aspiraba a ver a su hijo convertido en un hombre de saber. Su madre, Santa Mónica, una cristiana devota, oraba con fervor por la conversión de su hijo y su crecimiento en la fe. Desde temprana edad, Agustín fue testigo de la tensión entre el mundo secular y el anhelo espiritual.

2. Agustín estudiante

Durante sus primeros once años, estudió en su pueblo natal, donde mostró más travesura que entusiasmo académico. A los once, fue enviado a Madaura para continuar su formación, costeada por los esfuerzos de su padre. Allí descubrió su amor por la lengua latina, aunque rechazó el griego. Su carácter vivaz y su inclinación por el placer comenzaron a perfilar su personalidad.

A los quince años regresó a Tagaste. Poco después, fue enviado a Cartago, a 196 km de distancia, donde la gran ciudad lo sedujo con sus placeres: el teatro, los baños, el amor. A los 17 años, inició una relación con una joven con la que tuvo a su hijo, Adeodato. Su inteligencia y pasión por la filosofía le valieron el respeto de muchos. En este periodo, también se unió a los maniqueos, buscando la verdad en doctrinas alternativas al cristianismo.

3. Agustín profesor

A los 19 años regresó a Tagaste como profesor de Gramática. Luego de la pérdida de un amigo, se trasladó nuevamente a Cartago y después a Roma, en busca de un mejor futuro. En el 384 se trasladó a Milán, donde obtuvo la cátedra de Retórica. A pesar del prestigio, su alma seguía inquieta.

En Milán comenzó a frecuentar la catedral donde predicaba el obispo Ambrosio, cuya elocuencia lo atrajo profundamente. Poco a poco, las palabras del obispo sembraron dudas en sus creencias anteriores y encendieron su deseo por la verdad eterna.

4. Agustín cristiano

El punto de quiebre llegó en un jardín, mientras meditaba en su crisis existencial. Escuchó unas palabras de la carta a los Romanos: “No en comilonas ni borracheras, sino revestíos de Nuestro Señor Jesucristo” (Rom 13,13). Su corazón se llenó de luz. Fue bautizado por San Ambrosio en la Pascua del año 387, junto a su hijo Adeodato y su amigo Alipio. Comenzaba una nueva vida: la del hombre reconciliado con Dios.

5. Agustín monje

Al volver a África tras la muerte de su madre en Ostia, Agustín vendió sus bienes, repartió su herencia entre los pobres y fundó una comunidad monástica en Tagaste. Allí vivió en oración y estudio con sus compañeros. La muerte de su hijo lo marcó profundamente, pero también lo afianzó en su propósito de servir a Dios en todo.

6. Agustín obispo

En el año 391 viajó a Hipona para invitar a un amigo a su monasterio. Pero terminó siendo ordenado sacerdote por petición popular y del obispo Valerio. Fundó un monasterio en el jardín del obispo, donde vivió en comunidad con otros religiosos. En el 395 fue nombrado obispo de Hipona, cargo que ocupó durante 35 años. Su labor pastoral, intelectual y espiritual marcaría para siempre a la Iglesia.

7. Agustín fundador y defensor de la fe

San Agustín fue un incansable defensor de la ortodoxia cristiana. Fundó comunidades, escribió cartas y libros que se volvieron fundamentales. Se enfrentó a herejías como el maniqueísmo, el donatismo y el pelagianismo. A partir del 398 comenzó a escribir obras como Las Confesiones, El Tratado sobre la Trinidad y, más adelante, La Ciudad de Dios, un hito en la filosofía de la historia cristiana.

8. Agustín Santo

En el año 430, durante el asedio de los vándalos a Hipona, San Agustín enfermó. Rodeado de sus discípulos y amigos, murió el 28 de agosto, entregando su alma al Señor. Fue declarado santo y Doctor de la Iglesia. Su pensamiento ha influido en teólogos como Santo Tomás de Aquino y ha inspirado generaciones enteras de creyentes. Hoy es uno de los Padres más venerados de la Iglesia Occidental.

9. Principales obras de San Agustín

  • Confesiones: una autobiografía espiritual donde relata su búsqueda de Dios.
  • La Ciudad de Dios: reflexión sobre el destino de la humanidad frente al poder político y el Reino de Dios.
  • Tratado sobre la Trinidad: exploración profunda del misterio trinitario.
  • Enchiridion o Manual sobre la fe, la esperanza y la caridad
  • Comentarios a los Salmos y al Evangelio de San Juan
Fuente: https://agustinos.es/san-agustin/

San Juan de Sahagún, el predicador

San Juan de Sahagún - Aoraciones
San Juan de Sahagún — Aoraciones

San Juan de Sahagún, el predicador que salvó a su pueblo de una epidemia

Cada 12 de junio se celebra la memoria de San Juan de Sahagún, eremita y predicador español de la Orden de Ermitaños de San Agustín, quien vivió en el siglo XV. Fue declarado, en 1688, Patrón único de Salamanca (España) por el Papa Inocencio XI. La tradición cuenta que libró a la ciudad de la peste del tifus negro gracias a su intercesión poderosa.

Primero sacerdote

Juan González Martínez, su nombre de nacimiento, nació en Sahagún (España), en 1430. Fue hijo de una familia acomodada. Educado por los monjes benedictinos, pronto manifestó vocación al sacerdocio. En 1454 fue ordenado presbítero y se convirtió en secretario y canónigo de la catedral de Burgos. Más tarde culminó sus estudios en la Universidad de Salamanca.

La gran promesa

Enfermo a fines de 1462, se encomendó a Dios antes de una cirugía riesgosa, prometiendo consagrarse totalmente si sobrevivía. Sanó, y cumplió su promesa. Ingresó a la Orden de San Agustín el 28 de junio de 1463. Un año después hizo su profesión solemne.

Predicador elocuente

Como religioso, fue un predicador apasionado. Denunciaba injusticias sin temor y ayudaba a pobres, huérfanos, enfermos y mujeres explotadas. Muchos, al escucharlo, se convertían profundamente. Su testimonio era radical, lleno de caridad y verdad.

Los milagros

En Salamanca se recuerdan dos milagros suyos: salvó a un niño que cayó a un pozo al pedir que subieran las aguas; y detuvo a un toro bravo en las calles gritándole “Tente, necio”. También se cree que con sus oraciones, la ciudad fue librada del tifus negro.

Víctima inocente

Murió en 1479, envenenado por una mujer despechada. Fue beatificado en 1601 y canonizado en 1691. Se le representa con la Eucaristía en las manos, como fiel servidor de Cristo Sacramentado.

Oración a Jesucristo Nuestro Sumo y Eterno Sacerdote

Señor Jesucristo nuestro Sumo Sacerdote - Aoraciones
Señor Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote — Aoraciones

Oración a Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote

Señor Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, que ofreciste al Padre el sacrificio perfecto en la cruz y nos diste la Eucaristía como memorial de tu entrega, te adoramos y bendecimos con todo el fervor de nuestro corazón.

Tú que fuiste ungido por el Espíritu Santo y enviado a anunciar la Buena Nueva a los pobres, a sanar los corazones heridos y a liberar a los oprimidos, extiende hoy tu bendición sobre todos los sacerdotes del mundo, tus ministros y servidores.

Fortalece, Señor, a quienes has llamado a compartir tu sacerdocio. Que vivan en fidelidad, castidad y entrega total, transformando el pan y el vino en tu Cuerpo y tu Sangre, y transformando también sus vidas en hostias vivas por amor a tu pueblo.

Oh Jesús Sacerdote Eterno, consérvalos en la santidad de tus llagas, protégelos con el manto de tu Madre Inmaculada y líbralos de todo mal, tentación o escándalo. Que ardan en celo apostólico y sean siempre puentes entre el cielo y la tierra.

Te pedimos, Señor, que suscites nuevas vocaciones sacerdotales, generosas, humildes y fieles. Mueve los corazones de los jóvenes para que, al escuchar tu llamado, respondan con un “sí” lleno de amor y confianza, como el de María.

Jesucristo, Sacerdote y Víctima, haznos comprender la grandeza del sacerdocio y ayúdanos a sostener a nuestros pastores con la oración, el afecto y el respeto. Que sepamos reconocer en ellos a hombres escogidos por Ti para guiarnos hacia el Reino.

Te adoramos, Señor, en todos los Sagrarios del mundo, donde permaneces como Pan Vivo para alimentar nuestra alma. Haznos también a nosotros ofrenda agradable al Padre, viviendo en caridad, obediencia y comunión contigo.

Amén.

Escrita por Claret Coromoto para Aoraciones — https://aoraciones.blogspot.com/

Oración para Todos los Días

 

✨ Actos para Todos los Días

Oración devocional diaria por las Benditas Ánimas del Purgatorio

¡Te adoro, Dios mío, Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas y un solo Dios!

Me humillo en el abismo de mi nada, bajo los ojos de tu infinita majestad. Creo firmemente en todo lo que te dignaste enseñar a través de la Sagrada Escritura y tu santa Iglesia; creo porque Tú lo has revelado y estoy dispuesto a dar mil veces mi vida por esta creencia.

Pongo toda mi esperanza en Ti: todo lo bueno que hay en mí, ya sea espiritual o temporal, en esta como en la otra vida, es solo de Ti que espero, por los méritos de Jesucristo, mi Dios, mi vida, mi única esperanza.

Te amo, bondad infinita, con toda la ternura de mi corazón, porque te mereces todo mi amor. ¡Ojalá pudiera amarte como los ángeles, los santos y todos los justos te aman! Aúno mi amor, aunque muy débil, con el amor que todos los santos te consagran a Ti, a María y a Jesús.

Oh Dios mío, soberano bien, infinitamente digno de ser amado y servido, lamento mucho haberte ofendido; me arrepiento de todos mis pecados; los odio con todas mis fuerzas y más que todos los males. De ahora en adelante estoy resuelto a morir antes que consentir en lo más mínimo que te desagrade.

En tus manos, hoy y siempre, entrego mi cuerpo y alma, todos mis sentidos y facultades, mi memoria, entendimiento y voluntad: Señor, tenme a mí y todo lo mío como quieras. Dame tu amor y la perseverancia final; y haz que, en todas mis tentaciones, nunca deje de volverme hacia Ti.

Me hago el buen propósito de dedicarme sin reservas a lo que te agrada; dispuesta a sufrir todos los dolores y penalidades para satisfacerte, siempre diré: ¡Señor, hágase tu voluntad!

Deseo que todos te amen y te sirvan; me gustaría consagrarme para hacer que todos los habitantes de la tierra te amen y te sirvan.

Majestad, ofrezco para siempre mis obras regadas con la sangre de Jesús, mi Redentor. Pretendo ganar hoy todas las indulgencias que pueda, y quiero aplicarlas como sufragio por las almas del purgatorio; los recomiendo a tu merced.

También os felicito a todos los pecadores; Ilumina y fortifica a estos miserables, para que todos lleguen a conocerte y amarte. Experimento, oh Dios mío, una alegría extrema, sabiendo que tu felicidad es infinita y nunca terminará. 

Te agradezco todos los dones y beneficios que has prodigado a todos los hombres, y especialmente a mí, el más ingrato de todos. Oh mi amadísimo Jesús, en tus sagradas llagas te doy la bienvenida: que sean mi asilo en la hora de la tentación, ahora y siempre, hasta que me concedas la fortuna de verte y amarte para siempre en el paraíso. 

Que así sea. 

Del ofertorio a la elevación

 Padre Eterno, te ofrezco este sacrificio en acción de gracias por todos los regalos que has hecho a Jesucristo como hombre a la Santísima Virgen María y a todos mis santos protectores.

 Te felicito al Soberano Pontífice, el magistrado que nos gobierna, a mis familiares, benefactores, amigos y enemigos. También recomiendo a los infieles, herejes y todos los pecadores que viven fuera de tu gracia: dales la luz y ayuda que necesitan para salir de tan miserable estado.