
Oración a Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote
Señor Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, que ofreciste al Padre el sacrificio perfecto en la cruz y nos diste la Eucaristía como memorial de tu entrega, te adoramos y bendecimos con todo el fervor de nuestro corazón.
Tú que fuiste ungido por el Espíritu Santo y enviado a anunciar la Buena Nueva a los pobres, a sanar los corazones heridos y a liberar a los oprimidos, extiende hoy tu bendición sobre todos los sacerdotes del mundo, tus ministros y servidores.
Fortalece, Señor, a quienes has llamado a compartir tu sacerdocio. Que vivan en fidelidad, castidad y entrega total, transformando el pan y el vino en tu Cuerpo y tu Sangre, y transformando también sus vidas en hostias vivas por amor a tu pueblo.
Oh Jesús Sacerdote Eterno, consérvalos en la santidad de tus llagas, protégelos con el manto de tu Madre Inmaculada y líbralos de todo mal, tentación o escándalo. Que ardan en celo apostólico y sean siempre puentes entre el cielo y la tierra.
Te pedimos, Señor, que suscites nuevas vocaciones sacerdotales, generosas, humildes y fieles. Mueve los corazones de los jóvenes para que, al escuchar tu llamado, respondan con un “sí” lleno de amor y confianza, como el de María.
Jesucristo, Sacerdote y Víctima, haznos comprender la grandeza del sacerdocio y ayúdanos a sostener a nuestros pastores con la oración, el afecto y el respeto. Que sepamos reconocer en ellos a hombres escogidos por Ti para guiarnos hacia el Reino.
Te adoramos, Señor, en todos los Sagrarios del mundo, donde permaneces como Pan Vivo para alimentar nuestra alma. Haznos también a nosotros ofrenda agradable al Padre, viviendo en caridad, obediencia y comunión contigo.
Amén.