Aoraciones

Evangelio de Hoy – Mateo 5, 38-42: No hagas frente al que te agravia

 

Evangelio del día – Mateo 5, 38-42
No hagas frente al que te agravia

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Habéis oído que se dijo: "Ojo por ojo, diente por diente". Pero yo os digo: no hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también el manto; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas».

Palabra del Señor

🕯 Comentario y reflexión sobre el Evangelio

Jesús nos presenta una enseñanza que desafía toda lógica humana: en vez de responder al mal con más mal, estamos llamados a vencerlo con el bien. Él no anula la justicia, sino que la eleva al nivel del amor.

1. “Presentar la otra mejilla” no es pasividad ni resignación. Es una resistencia firme que se niega a dejarse contaminar por el odio. Es una acción profundamente activa y liberadora.

2. La lógica del Reino de Dios es opuesta a la del mundo. Nos pide entregar, servir, perdonar y dar sin medida. No se trata de permitir abusos, sino de responder con dignidad, sabiduría y caridad cristiana.

3. Generosidad sin condiciones: “Al que te pide, dale”. No nos habla sólo de bienes materiales, sino de entrega del alma: dar tiempo, afecto, perdón, escucha…

💬 Oración devocional

Señor Jesús,
me enseñas a amar incluso cuando me hieren,
a dar cuando me piden,
a ceder cuando otros buscan pelear.

Tú no solo me llamas a vivir en paz,
sino a construirla con las manos vacías,
con el corazón limpio
y el alma abierta a tu gracia.

Hazme reflejo de tu bondad,
instrumento de tu reconciliación,
testigo fiel de tu Evangelio de amor.
Amén.

🪔 Aplicación práctica para hoy

  • ¿A quién debo perdonar de corazón?
  • ¿Puedo hoy caminar una milla más con alguien que lo necesita?
  • ¿Estoy dispuesto a dar sin esperar nada a cambio?

Que este Evangelio toque tu corazón y te impulse a vivir en el espíritu del amor radical que nos enseña Jesús.

Oración por la Paz en Tierra Santa y en el Mundo

✨ Oración por la Paz en Tierra Santa y en el Mundo

📿 Oh Dios de la Paz y de la Justicia, Padre de todos los pueblos y naciones, elevamos hacia Ti nuestras súplicas en este tiempo de angustia, cuando la guerra tiñe de sangre la tierra donde naciste, donde vivió tu Hijo, y donde aún hoy tantos claman por consuelo. 


 Mira, Señor, con piedad a tus hijos en Israel, en Gaza, en Irán, en Líbano y en cada rincón del mundo donde reina la violencia. Tú que sabes cuánto sufre una madre por la pérdida de un hijo, escucha el llanto de tantas familias que claman al cielo en medio del dolor. 


 Envía, Señor, tu Espíritu Santo, para que disipe el odio, confunda a los violentos y renueve los corazones endurecidos. Haz que los gobernantes abandonen el camino de las armas y abracen el sendero de la verdad y del diálogo. 


 Te pedimos, Reina de la Paz, Virgen María, que intercedas por tus hijos heridos y desplazados, que cubras con tu manto a los niños que ya no tienen hogar y a las madres que buscan a sus desaparecidos. Que esta oración atraviese los cielos y llegue como incienso a tu Trono de Misericordia, para que en tu Nombre, oh Dios nuestro, se levante un nuevo amanecer de esperanza. 

 Amén.

San Agustín de Hipona: Vida, Conversión y Legado

 

San Agustín de Hipona

San Agustín de Hipona: Vida, Conversión y Legado

Fecha de nacimiento: 13 de noviembre del 354
Festividad: 28 de agosto
Lugar: Tagaste, Norte de África (hoy Souk-Ahras)

1. Primeros años de San Agustín

San Agustín, nacido como Aurelio Agustín, vino al mundo el 13 de noviembre del año 354 en Tagaste, un pequeño pueblo del norte de África romana. Su padre, Patricio, era un pagano que aspiraba a ver a su hijo convertido en un hombre de saber. Su madre, Santa Mónica, una cristiana devota, oraba con fervor por la conversión de su hijo y su crecimiento en la fe. Desde temprana edad, Agustín fue testigo de la tensión entre el mundo secular y el anhelo espiritual.

2. Agustín estudiante

Durante sus primeros once años, estudió en su pueblo natal, donde mostró más travesura que entusiasmo académico. A los once, fue enviado a Madaura para continuar su formación, costeada por los esfuerzos de su padre. Allí descubrió su amor por la lengua latina, aunque rechazó el griego. Su carácter vivaz y su inclinación por el placer comenzaron a perfilar su personalidad.

A los quince años regresó a Tagaste. Poco después, fue enviado a Cartago, a 196 km de distancia, donde la gran ciudad lo sedujo con sus placeres: el teatro, los baños, el amor. A los 17 años, inició una relación con una joven con la que tuvo a su hijo, Adeodato. Su inteligencia y pasión por la filosofía le valieron el respeto de muchos. En este periodo, también se unió a los maniqueos, buscando la verdad en doctrinas alternativas al cristianismo.

3. Agustín profesor

A los 19 años regresó a Tagaste como profesor de Gramática. Luego de la pérdida de un amigo, se trasladó nuevamente a Cartago y después a Roma, en busca de un mejor futuro. En el 384 se trasladó a Milán, donde obtuvo la cátedra de Retórica. A pesar del prestigio, su alma seguía inquieta.

En Milán comenzó a frecuentar la catedral donde predicaba el obispo Ambrosio, cuya elocuencia lo atrajo profundamente. Poco a poco, las palabras del obispo sembraron dudas en sus creencias anteriores y encendieron su deseo por la verdad eterna.

4. Agustín cristiano

El punto de quiebre llegó en un jardín, mientras meditaba en su crisis existencial. Escuchó unas palabras de la carta a los Romanos: “No en comilonas ni borracheras, sino revestíos de Nuestro Señor Jesucristo” (Rom 13,13). Su corazón se llenó de luz. Fue bautizado por San Ambrosio en la Pascua del año 387, junto a su hijo Adeodato y su amigo Alipio. Comenzaba una nueva vida: la del hombre reconciliado con Dios.

5. Agustín monje

Al volver a África tras la muerte de su madre en Ostia, Agustín vendió sus bienes, repartió su herencia entre los pobres y fundó una comunidad monástica en Tagaste. Allí vivió en oración y estudio con sus compañeros. La muerte de su hijo lo marcó profundamente, pero también lo afianzó en su propósito de servir a Dios en todo.

6. Agustín obispo

En el año 391 viajó a Hipona para invitar a un amigo a su monasterio. Pero terminó siendo ordenado sacerdote por petición popular y del obispo Valerio. Fundó un monasterio en el jardín del obispo, donde vivió en comunidad con otros religiosos. En el 395 fue nombrado obispo de Hipona, cargo que ocupó durante 35 años. Su labor pastoral, intelectual y espiritual marcaría para siempre a la Iglesia.

7. Agustín fundador y defensor de la fe

San Agustín fue un incansable defensor de la ortodoxia cristiana. Fundó comunidades, escribió cartas y libros que se volvieron fundamentales. Se enfrentó a herejías como el maniqueísmo, el donatismo y el pelagianismo. A partir del 398 comenzó a escribir obras como Las Confesiones, El Tratado sobre la Trinidad y, más adelante, La Ciudad de Dios, un hito en la filosofía de la historia cristiana.

8. Agustín Santo

En el año 430, durante el asedio de los vándalos a Hipona, San Agustín enfermó. Rodeado de sus discípulos y amigos, murió el 28 de agosto, entregando su alma al Señor. Fue declarado santo y Doctor de la Iglesia. Su pensamiento ha influido en teólogos como Santo Tomás de Aquino y ha inspirado generaciones enteras de creyentes. Hoy es uno de los Padres más venerados de la Iglesia Occidental.

9. Principales obras de San Agustín

  • Confesiones: una autobiografía espiritual donde relata su búsqueda de Dios.
  • La Ciudad de Dios: reflexión sobre el destino de la humanidad frente al poder político y el Reino de Dios.
  • Tratado sobre la Trinidad: exploración profunda del misterio trinitario.
  • Enchiridion o Manual sobre la fe, la esperanza y la caridad
  • Comentarios a los Salmos y al Evangelio de San Juan
Fuente: https://agustinos.es/san-agustin/

San Juan de Sahagún, el predicador

San Juan de Sahagún - Aoraciones
San Juan de Sahagún — Aoraciones

San Juan de Sahagún, el predicador que salvó a su pueblo de una epidemia

Cada 12 de junio se celebra la memoria de San Juan de Sahagún, eremita y predicador español de la Orden de Ermitaños de San Agustín, quien vivió en el siglo XV. Fue declarado, en 1688, Patrón único de Salamanca (España) por el Papa Inocencio XI. La tradición cuenta que libró a la ciudad de la peste del tifus negro gracias a su intercesión poderosa.

Primero sacerdote

Juan González Martínez, su nombre de nacimiento, nació en Sahagún (España), en 1430. Fue hijo de una familia acomodada. Educado por los monjes benedictinos, pronto manifestó vocación al sacerdocio. En 1454 fue ordenado presbítero y se convirtió en secretario y canónigo de la catedral de Burgos. Más tarde culminó sus estudios en la Universidad de Salamanca.

La gran promesa

Enfermo a fines de 1462, se encomendó a Dios antes de una cirugía riesgosa, prometiendo consagrarse totalmente si sobrevivía. Sanó, y cumplió su promesa. Ingresó a la Orden de San Agustín el 28 de junio de 1463. Un año después hizo su profesión solemne.

Predicador elocuente

Como religioso, fue un predicador apasionado. Denunciaba injusticias sin temor y ayudaba a pobres, huérfanos, enfermos y mujeres explotadas. Muchos, al escucharlo, se convertían profundamente. Su testimonio era radical, lleno de caridad y verdad.

Los milagros

En Salamanca se recuerdan dos milagros suyos: salvó a un niño que cayó a un pozo al pedir que subieran las aguas; y detuvo a un toro bravo en las calles gritándole “Tente, necio”. También se cree que con sus oraciones, la ciudad fue librada del tifus negro.

Víctima inocente

Murió en 1479, envenenado por una mujer despechada. Fue beatificado en 1601 y canonizado en 1691. Se le representa con la Eucaristía en las manos, como fiel servidor de Cristo Sacramentado.

Oración a Jesucristo Nuestro Sumo y Eterno Sacerdote

Señor Jesucristo nuestro Sumo Sacerdote - Aoraciones
Señor Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote — Aoraciones

Oración a Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote

Señor Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, que ofreciste al Padre el sacrificio perfecto en la cruz y nos diste la Eucaristía como memorial de tu entrega, te adoramos y bendecimos con todo el fervor de nuestro corazón.

Tú que fuiste ungido por el Espíritu Santo y enviado a anunciar la Buena Nueva a los pobres, a sanar los corazones heridos y a liberar a los oprimidos, extiende hoy tu bendición sobre todos los sacerdotes del mundo, tus ministros y servidores.

Fortalece, Señor, a quienes has llamado a compartir tu sacerdocio. Que vivan en fidelidad, castidad y entrega total, transformando el pan y el vino en tu Cuerpo y tu Sangre, y transformando también sus vidas en hostias vivas por amor a tu pueblo.

Oh Jesús Sacerdote Eterno, consérvalos en la santidad de tus llagas, protégelos con el manto de tu Madre Inmaculada y líbralos de todo mal, tentación o escándalo. Que ardan en celo apostólico y sean siempre puentes entre el cielo y la tierra.

Te pedimos, Señor, que suscites nuevas vocaciones sacerdotales, generosas, humildes y fieles. Mueve los corazones de los jóvenes para que, al escuchar tu llamado, respondan con un “sí” lleno de amor y confianza, como el de María.

Jesucristo, Sacerdote y Víctima, haznos comprender la grandeza del sacerdocio y ayúdanos a sostener a nuestros pastores con la oración, el afecto y el respeto. Que sepamos reconocer en ellos a hombres escogidos por Ti para guiarnos hacia el Reino.

Te adoramos, Señor, en todos los Sagrarios del mundo, donde permaneces como Pan Vivo para alimentar nuestra alma. Haznos también a nosotros ofrenda agradable al Padre, viviendo en caridad, obediencia y comunión contigo.

Amén.

Escrita por Claret Coromoto para Aoraciones — https://aoraciones.blogspot.com/

Oración para Todos los Días

 

✨ Actos para Todos los Días

Oración devocional diaria por las Benditas Ánimas del Purgatorio

¡Te adoro, Dios mío, Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas y un solo Dios!

Me humillo en el abismo de mi nada, bajo los ojos de tu infinita majestad. Creo firmemente en todo lo que te dignaste enseñar a través de la Sagrada Escritura y tu santa Iglesia; creo porque Tú lo has revelado y estoy dispuesto a dar mil veces mi vida por esta creencia.

Pongo toda mi esperanza en Ti: todo lo bueno que hay en mí, ya sea espiritual o temporal, en esta como en la otra vida, es solo de Ti que espero, por los méritos de Jesucristo, mi Dios, mi vida, mi única esperanza.

Te amo, bondad infinita, con toda la ternura de mi corazón, porque te mereces todo mi amor. ¡Ojalá pudiera amarte como los ángeles, los santos y todos los justos te aman! Aúno mi amor, aunque muy débil, con el amor que todos los santos te consagran a Ti, a María y a Jesús.

Oh Dios mío, soberano bien, infinitamente digno de ser amado y servido, lamento mucho haberte ofendido; me arrepiento de todos mis pecados; los odio con todas mis fuerzas y más que todos los males. De ahora en adelante estoy resuelto a morir antes que consentir en lo más mínimo que te desagrade.

En tus manos, hoy y siempre, entrego mi cuerpo y alma, todos mis sentidos y facultades, mi memoria, entendimiento y voluntad: Señor, tenme a mí y todo lo mío como quieras. Dame tu amor y la perseverancia final; y haz que, en todas mis tentaciones, nunca deje de volverme hacia Ti.

Me hago el buen propósito de dedicarme sin reservas a lo que te agrada; dispuesta a sufrir todos los dolores y penalidades para satisfacerte, siempre diré: ¡Señor, hágase tu voluntad!

Deseo que todos te amen y te sirvan; me gustaría consagrarme para hacer que todos los habitantes de la tierra te amen y te sirvan.

Majestad, ofrezco para siempre mis obras regadas con la sangre de Jesús, mi Redentor. Pretendo ganar hoy todas las indulgencias que pueda, y quiero aplicarlas como sufragio por las almas del purgatorio; los recomiendo a tu merced.

También os felicito a todos los pecadores; Ilumina y fortifica a estos miserables, para que todos lleguen a conocerte y amarte. Experimento, oh Dios mío, una alegría extrema, sabiendo que tu felicidad es infinita y nunca terminará. 

Te agradezco todos los dones y beneficios que has prodigado a todos los hombres, y especialmente a mí, el más ingrato de todos. Oh mi amadísimo Jesús, en tus sagradas llagas te doy la bienvenida: que sean mi asilo en la hora de la tentación, ahora y siempre, hasta que me concedas la fortuna de verte y amarte para siempre en el paraíso. 

Que así sea. 

Del ofertorio a la elevación

 Padre Eterno, te ofrezco este sacrificio en acción de gracias por todos los regalos que has hecho a Jesucristo como hombre a la Santísima Virgen María y a todos mis santos protectores.

 Te felicito al Soberano Pontífice, el magistrado que nos gobierna, a mis familiares, benefactores, amigos y enemigos. También recomiendo a los infieles, herejes y todos los pecadores que viven fuera de tu gracia: dales la luz y ayuda que necesitan para salir de tan miserable estado.

Oración a San Judas Tadeo

 

San Judas Tadeo oración con historia devocional

Oración a San Judas Tadeo con historia original

Conoce una historia inspiradora de fe y una oración original a San Judas Tadeo para momentos difíciles y milagros urgentes.

✨ Historia original de fe:
“La carta y la vela de esperanza”

María del Pilar era una madre soltera que trabajaba como costurera en un pequeño taller. Con tres hijos a su cargo y una renta atrasada, se encontraba al borde de la desesperación. 

Una noche, mientras recogía un retazo de tela caída, halló una pequeña estampa vieja de San Judas Tadeo que había pertenecido a su abuela. 

La imagen, desgastada por el tiempo, mostraba al santo con una llama sobre su cabeza y una mirada de profunda compasión. Recordó que su abuela siempre le decía: "Cuando todo parezca imposible, encomiéndate a San Judas Tadeo.

 Él es el patrón de las causas perdidas, pero también de los corazones que no se rinden.” Esa noche, encendió una vela blanca y escribió una carta con todas sus preocupaciones. 

La dejó bajo la estampa y rezó con fervor. A la mañana siguiente, recibió una llamada inesperada: una antigua clienta, ahora encargada de una tienda de moda, le ofrecía un contrato estable para coser vestuarios a medida.

 A los pocos días, su situación comenzó a cambiar radicalmente. Pilar nunca volvió a apagar aquella vela; desde entonces, cada 28 de mes, encendía una nueva en agradecimiento.

🙏 Oración original a San Judas Tadeo

Para momentos difíciles y milagros urgentes

Oh glorioso San Judas Tadeo,
apóstol fiel y primo del Salvador,
tú que viviste junto a la Luz del mundo
y no temiste proclamar su Nombre,
ven ahora en mi auxilio...

Tú, que intercedes por los casos más imposibles
y alivias las cargas de quienes ya no pueden más,
escucha mi súplica humilde y confiada:
(pide aquí tu intención con fe).

Que tu llama de esperanza ilumine mis días oscuros,
que tu intercesión poderosa abra caminos donde no los hay,
y que mi corazón no se rinda ante la dificultad.

San Judas Tadeo, amigo de los afligidos,
enséñame a confiar como tú confiaste,
a permanecer firme cuando todo se sacude,
y a creer que para Dios no hay nada imposible.

Prometo honrar tu nombre,
difundir tu devoción y agradecer eternamente
el consuelo y la gracia que recibo por tu amor.

Amén.


 

Novena a San Antonio de Padua + Oración + Video

 

San Antonio de Padua

Oración a San Antonio de Padua

¡Oh glorioso San Antonio de Padua!, siervo fiel de Dios y amigo de los pobres, tú que fuiste conocido por tu sabiduría, humildad y poderosa intercesión, acudo hoy a ti con el corazón lleno de esperanza.

Tú que hiciste milagros en vida y continúas obrando maravillas desde el cielo, intercede por mí ante el trono del Altísimo. Tú que devotamente anunciaste la Palabra, que consolaste a los afligidos, que encontraste lo perdido, ayúdame también a mí en esta necesidad que me acongoja:

(Aquí se hace la petición personal)

Glorioso San Antonio, tú que abrazaste a Jesús en tus brazos y sentiste el fuego del Espíritu Santo en tu corazón, enséñame a vivir con fe firme, con caridad ardiente y con humildad sincera.

Ruega por nosotros, San Antonio, para que, siguiendo tu ejemplo, también nosotros seamos luz en medio de la oscuridad, refugio para los pobres y fieles instrumentos del amor de Dios.

Te suplico, oh santo milagroso, que tomes mi súplica y la presentes ante el Señor. Si es para mi bien y para gloria de Dios, que sea concedida. Y si no, fortaléceme para aceptarlo con serenidad y fe.

Amado San Antonio de Padua, nunca me abandones. Acompáñame en mis luchas, ilumina mis pasos, y cuando llegue el día de mi partida, guíame al encuentro con Cristo, el Señor.

Amén.

Invoca a San Agustín para pedir sabiduría

Oración a San Agustín

Oh glorioso San Agustín, gran doctor de la Iglesia, cuyo corazón inquieto solo halló descanso en Dios, te invocamos hoy con humildad y esperanza.

Tú, que conociste las trampas del mundo, las dudas del alma y las luchas de la carne, guíanos por el camino de la conversión verdadera. Que como tú, también nosotros podamos decir un día: 

“Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé”.

Ruega por nosotros para que amemos la Verdad con pasión y no temamos seguirla dondequiera que nos lleve. Enséñanos a buscar a Dios con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas nuestras fuerzas.

Intercede por los que están perdidos, por los que han cerrado su corazón a la fe, por quienes han sido heridos por la confusión y el pecado. Que tu ejemplo de conversión radical sea luz en su oscuridad.

San Agustín, amante de la sabiduría divina, fortalécenos en la lucha espiritual, danos claridad en las decisiones difíciles y amor verdadero por la Iglesia de Cristo.

Te pedimos que inspires a los pastores de la Iglesia con tu celo y tu amor por la Palabra, y que intercedas por los jóvenes que buscan sentido en sus vidas.

Oh San Agustín, que ahora gozas del rostro eterno de Dios, ruega por nosotros para que un día también podamos contemplar esa misma gloria sin fin.

Amén.

Oración profunda y esperanzadora a la Virgen de la Encarnación

 

Oración a la Virgen de la Encarnación

Oh Virgen Santísima de la Encarnación, Madre del Verbo eterno, elegida por el Padre desde toda la eternidad y llena del Espíritu Santo, te alabamos y te bendecimos con todo nuestro corazón. En tu seno purísimo, el Hijo de Dios tomó carne humana para habitar entre nosotros y redimirnos del pecado. Tú eres el sagrario viviente del Amor divino, la puerta por la cual vino la salvación al mundo.

Madre admirable, que dijiste “sí” con humildad y fe, enséñanos a vivir con esa misma disponibilidad. Enséñanos a escuchar la Palabra, a meditarla en el corazón y a dejar que transforme nuestras vidas, como lo hiciste Tú en Nazaret. Que tu obediencia inspire la nuestra, y tu silencio orante nos guíe en medio del ruido del mundo.

Intercede, Virgen de la Encarnación, por todos los que dudan, por quienes sufren, por los que no encuentran sentido a sus días. Ruega por las madres que esperan a sus hijos, por los que comienzan un nuevo camino y por aquellos que necesitan renovar su fe.

Madre del Verbo encarnado, protégeme bajo tu manto maternal. Refúgiame en tu ternura y preséntame ante tu Hijo Jesús, para que Él me conceda la gracia que humildemente te pido (mencionar aquí la intención personal).

Oh María, llena de gracia, llena de Dios, ayúdanos a acoger el misterio de la Encarnación en nuestras propias vidas. Que cada día, con tu ayuda, sepamos encarnar el amor, la esperanza y la paz de Cristo en el mundo. Amén.

Claret Coromoto – Aoraciones