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Rosario de los 100 Réquiem Por Las Almas del Purgatorio

 

Rosario de los 100 Réquiem por las Almas del Purgatorio
Rosario de los 100 Réquiem por las Almas del Purgatorio

Rosario de los 100 Réquiem (en latín, "descanso") por las Almas del Purgatorio

Rosario de intercesión por las almas del Purgatorio, según la tradición de Santa Catalina de Bolonia, con plegarias, instrucciones y el Salmo 130.

Santa Catalina de Bolonia dejó escrito que muchas veces se obtiene más fácilmente las gracias que deseamos por medio de las almas buenas que están en el purgatorio, que por la intercesión de los santos.

Instrucciones para rezar el Rosario

Para rezar el rosario se puede utilizar un rosario común (dos veces). Después de la señal de la cruz e invocando el auxilio del Espíritu Santo para hacer con fruto esta oración, se comienza con la siguiente invocación:

“Animas santas, ánimas que están purgando, rueguen a Dios por mí; que yo rogaré por ustedes, a fin de que cuanto antes se les conceda la gloria del Paraíso Celestial.”

En las cuentas grandes

  • Un Padrenuestro
  • Un Avemaría
  • Un Gloria

En las cuentas chicas (10 veces)

“Dales, Señor, el descanso eterno y brille sobre ellas la luz que no tiene fin.”

Terminada la primera decena, se repite la cuenta grande y las diez cuentas chicas hasta completar 10 decenas (dos rosarios), es decir, los 100 Réquiem.

Salmo 130 (129)

Canto de peregrinación.

Desde lo más profundo clamo a ti, Señor;
¡Señor, oye mi voz!
Estén tus oídos atentos al clamor de mi plegaria.
Si tienes en cuenta las culpas, Señor, ¿quién podrá subsistir?
Pero en ti se encuentra el perdón, para que seas temido.
Mi alma espera en el Señor, y yo confío en su palabra.
Mi alma espera al Señor, más que el centinela la aurora.
Como el centinela espera la aurora, espere Israel al Señor,
porque en él se encuentra la misericordia y la redención en abundancia:
él redimirá a Israel de todos sus pecados.
Gloria al Padre, al Hijo, etc.
Dales, Señor, el descanso eterno, brille para ellas la luz que no tiene fin.
De las puertas del infierno libra, Señor, sus almas, descansen en paz. Amén.

O también se puede terminar con un Padrenuestro y con otro Réquiem al final:

“Dales, Señor, el descanso eterno y brille sobre ellas la luz que no tiene fin.”

Oración Profunda por las Almas del Purgatorio

 

Velas encendidas en recuerdo de las almas del purgatorio - Aoraciones
Velas encendidas en memoria de las almas del purgatorio - Aoraciones

Oración por las almas del purgatorio

Ruega por las almas necesitadas de purificación y misericordia. Una súplica profunda por los difuntos que esperan la gloria del Cielo.

A cada invocación se contesta: Jesús mío, misericordia

  • Ayuda a mis hermanos y parientes, Jesús mío, misericordia
  • Ayuda a todos mis bienhechores espirituales y temporales, Jesús mío, misericordia
  • Ayuda a los que han sido mis amigos y súbditos, Jesús mío, misericordia
  • Ayuda a cuantos debo amor y oración, Jesús mío, misericordia
  • Ayuda a cuantos he perjudicado y dañado, Jesús mío, misericordia
  • Ayuda a los que han faltado contra mí, Jesús mío, misericordia
  • Ayuda a aquellos a quienes profesáis predilección, Jesús mío, misericordia
  • Ayuda a los que están más próximos a la unión con Vos, Jesús mío, misericordia
  • Ayuda a los que os desean más ardientemente, Jesús mío, misericordia
  • Ayuda a los que sufren más, Jesús mío, misericordia
  • Ayuda a los que están más lejos de su liberación, Jesús mío, misericordia
  • Ayuda a los que menos auxilio reciben, Jesús mío, misericordia
  • Ayuda a los ciegos que ahora reconocen su ceguera, Jesús mío, misericordia
  • Ayuda a los vanidosos que malgastaron su tiempo, Jesús mío, misericordia
  • Ayuda a los pobres que no buscaron las riquezas divinas, Jesús mío, misericordia
  • Ayuda a los tibios que muy poca oración han hecho, Jesús mío, misericordia
  • Ayuda a los perezosos que han descuidado tantas obras buenas, Jesús mío, misericordia
  • Ayuda a los de poca fe que descuidaron los santos Sacramentos, Jesús mío, misericordia
  • Ayuda a los reincidentes que sólo por un milagro de la gracia se han salvado, Jesús mío, misericordia
  • Ayuda a los padres que no vigilaron bien a sus hijos, Jesús mío, misericordia
  • Ayuda a los superiores poco atentos a la salvación de sus súbditos, Jesús mío, misericordia
  • Ayuda a los pobres hombres, que casi sólo se preocuparon del dinero y del placer, Jesús mío, misericordia
  • Ayuda a los de espíritu mundano que no aprovecharon sus riquezas o talentos para el Cielo, Jesús mío, misericordia
  • Ayuda a los necios, que vieron morir a tantos no acordándose de su propia muerte, Jesús mío, misericordia
  • Ayuda a los que no dispusieron a tiempo de su casa, estando completamente desprevenidos para el viaje más importante, Jesús mío, misericordia
  • Ayuda a los que juzgaréis tanto más severamente, cuánto más les fue confiado, Jesús mío, misericordia
  • Ayuda a los obispos y sus consejeros, Jesús mío, misericordia
  • Ayuda a los difuntos sacerdotes de esta diócesis, Jesús mío, misericordia
  • Ayuda a los sacerdotes y religiosos de la Iglesia Católica, Jesús mío, misericordia
  • Ayuda a los defensores de la Fe, Jesús mío, misericordia
  • Ayuda a los caídos en los campos de batalla, Jesús mío, misericordia
  • Ayuda a los sepultados en los mares, Jesús mío, misericordia
  • Ayuda a los muertos repentinamente, Jesús mío, misericordia
  • Ayuda a los fallecidos sin recibir los santos sacramentos, Jesús mío, misericordia

Dadles, Señor, a todas las almas el descanso eterno.
R/ Y brille para ellas la luz perpetua
Descansen en paz
R/ Amén

Oración de ofrecimiento por las almas del purgatorio

Amabilísimo y buen Dios, porque es Tu voluntad que oremos por las pobres almas del purgatorio, te ofrecemos por medio de las purísimas manos de María, nuestra Madre, todas las Misas celebradas en este día para gloria tuya y por la libertad de todas las almas del purgatorio.

Te rogamos humildemente que tengas piedad de todas ellas y canceles sus culpas, por los infinitos méritos de tu amadísimo Hijo.

Amén.

Oración Profunda al Fallecimiento de Un Ser Querido

 

Una súplica a Jesús por el consuelo eterno de quienes han partido y la esperanza del reencuentro celestial

Oración al fallecimiento de un ser querido

Una súplica a Jesús por el consuelo eterno de quienes han partido y la esperanza del reencuentro celestial.

¡Oh Jesús, único consuelo en las horas eternas del dolor, único sostén en el vacío inmenso que la muerte causa entre los seres queridos! Tú, Señor, a quien los cielos, la tierra y los hombres vieron llorar en días tristísimos.

Tú, Señor, que has llorado a impulsos del más tierno de los cariños sobre el sepulcro de un amigo predilecto; Tú, ¡oh Jesús!, que te compadeciste del luto de un hogar deshecho y de corazones que en él gemían sin consuelo.

Tú, Padre amantísimo, compadécete también de nuestras lágrimas. Míralas, Señor, como sangre del alma dolorida, por la pérdida de aquel que fue deudo queridísimo, amigo fiel, cristiano fervoroso.

¡Míralas, Señor, como tributo sentido que te ofrecemos por su alma, para que la purifiques en tu sangre preciosísima y la lleves cuanto antes al Cielo, si aún no te goza en él!

¡Míralas, Señor, para que nos des fortaleza, paciencia, conformidad con tu divino querer en esta tremenda prueba que tortura el alma!

¡Míralas, oh dulce, oh piadosísimo Jesús! y por ellas concédenos que los que aquí en la Tierra hemos vivido atados con los fortísimos lazos de cariño, y ahora lloramos la ausencia momentánea del ser querido, nos reunamos de nuevo junto a Ti en el Cielo, para vivir eternamente unidos en tu Corazón.

Amén.

Evangelio de Hoy: Mateo 5,13-16

 

Evangelio de Hoy

Evangelio del martes: Mateo 5,13-16

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«Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se le devolverá el sabor? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres.»

«Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. Y no se enciende una lámpara para ponerla debajo de un cajón, sino sobre el candelero, para que ilumine a todos los que están en la casa.»

«Así debe brillar su luz delante de los hombres, para que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo»

Comentario significativo sobre Mateo 5,13-16

La sal de la tierra: Jesús compara a sus discípulos con la sal, un condimento que no solo da sabor, sino que conserva y purifica. En el mundo antiguo, la sal se utilizaba para preservar los alimentos y evitar la putrefacción; así, nuestra presencia en la sociedad debe ser un agente de conservación del bien y de purificación de todo lo que corrompe el amor, la justicia y la compasión. Si perdemos nuestra “sal”, es decir, nuestra autenticidad en el seguimiento de Cristo, corremos el riesgo de tornarnos inofensivos y pasar desapercibidos. Mantener viva la fe, cultivar la interioridad y ponerla en práctica cotidianamente es lo que preserva nuestro verdadero “sabor” cristiano.

La luz del mundo: Al llamarnos “luz”, Jesús nos invita a no esconder el tesoro de su enseñanza bajo un velo de rutina ni bajo la comodidad de nuestros prejuicios. La lámpara, colocada en lo alto de un candelero, alumbra sin reservas; así nuestras palabras y obras han de reflejar la claridad del Evangelio. Cada gesto de ternura, cada acto de justicia, cada palabra de aliento son pequeños faros que disipan las sombras del egoísmo, la indiferencia y la desesperanza que a menudo acechan a quienes nos rodean.

Testigos activos de la fe: Jesús subraya que esta luz ha de brillar “delante de los hombres, para que vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre”. No se trata de un exhibicionismo espiritual, sino de un testimonio humilde y coherente: que nuestro servicio sea tan evidente y sincero que quien lo reciba no nos admire a nosotros, sino que descubra en nuestro actuar la bondad y la misericordia de Dios. Así nuestra vida cristiana se convierte en un canal de gracia que no busca réditos personales, sino la alabanza y el encuentro con el Señor.

Aplicación práctica:

  • En la familia: ofrecer tiempo de calidad, perdonar sin reservas, dar gracias en las tribulaciones.
  • En el trabajo: cultivar la honestidad, proteger la dignidad de los compañeros, fomentar un ambiente de respeto.
  • En la comunidad: dedicar un gesto solidario a los necesitados, implicarse en obras de caridad, orar por los que sufren.

Que estas palabras nos despierten cada mañana al compromiso de ser sal viva y lámparas encendidas, dispuestos a dar sabor y luz en cada rincón por donde Dios nos envíe.

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Evangelio de hoy: María, Madre de la Iglesia (Jn 19, 25-34)

 

Evangelio de hoy - Aoraciones

El Evangelio de hoy: María, Madre de la Iglesia (Jn 19, 25-34)

Fecha litúrgica: Lunes después de Pentecostés | Celebración: Memoria de la Bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia

Lectura del santo Evangelio según san Juan (19, 25-34)

“Estaban junto a la cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y al discípulo a quien amaba, que estaba allí, le dijo a su madre:

—Mujer, aquí tienes a tu hijo.

Después le dice al discípulo:

—Aquí tienes a tu madre.

Y desde aquel momento el discípulo la recibió en su casa.

Después de esto, como Jesús sabía que todo estaba ya consumado, para que se cumpliera la Escritura, dijo:

—Tengo sed.

Había por allí un vaso lleno de vinagre. Sujetaron una esponja empapada en el vinagre a una caña de hisopo y se la acercaron a la boca. Jesús, cuando probó el vinagre, dijo:

—Todo está consumado.

E inclinando la cabeza, entregó el espíritu.

Como era la Parasceve, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día grande, los judíos rogaron a Pilato que les rompieran las piernas y los retirasen. Vinieron los soldados y rompieron las piernas al primero y al otro que había sido crucificado con él. Pero cuando llegaron a Jesús, al verle ya muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le abrió el costado con la lanza. Y al instante brotó sangre y agua”.

Comentario al Evangelio

Este pasaje evangélico está cargado de profundidad espiritual y mariana. Subrayamos dos aspectos esenciales:

  • “Estar” junto a la cruz: La Virgen María no fue una presencia pasiva, sino una decisión libre y firme de permanecer al pie de la Cruz. El verbo latino “stare” indica postura activa y valiente. Ella eligió estar allí, como madre, como discípula y como corredentora.
  • La Cruz de Jesús: San Juan especifica que se trata de “la Cruz de Jesús”, lo cual tiene un profundo sentido teológico. No hay confusión posible con las otras cruces; lo que el evangelista subraya es que esa Cruz es fuente de redención. María está íntimamente unida a esta obra salvífica.

Por esto, la Iglesia nos invita a honrar a María como Madre de la Iglesia. El Papa Francisco instituyó esta memoria litúrgica para fortalecer la devoción mariana en el corazón del Pueblo de Dios:

“El Sumo Pontífice Francisco, considerando atentamente que la promoción de esta devoción puede incrementar el sentido materno de la Iglesia en los pastores, en los religiosos y en los fieles, así como la genuina piedad mariana, ha establecido que la memoria de la bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia, sea inscrita en el Calendario Romano el lunes después de Pentecostés y sea celebrada cada año”. — Decreto de la Congregación para el Culto Divino.

Imitémosla en su amor maternal. Que nuestra relación con los demás esté marcada por ese mismo cuidado y ternura. Y en los momentos de prueba, repitamos con confianza:

Mater Ecclesiæ, ora pro nobis. Ora por la Iglesia. Amén.

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Fuente: Aoraciones

Solemnidad de Pentecostés: Espíritu Santo y Nacimiento de la Iglesia

 

Imagen de iglesia con arquitectura clásica y cielo azul
Iglesia con arquitectura clásica bajo un cielo azul

Solemnidad de Pentecostés: Espíritu Santo y Nacimiento de la Iglesia Católica

Hoy la Iglesia toda celebra con gozo indecible la Solemnidad de Pentecostés, el día glorioso del descenso del Espíritu Santo sobre la Virgen María y los Apóstoles, la comunidad naciente de la Iglesia, cincuenta días después de la Resurrección del Señor Jesús.

Este acontecimiento marca el cumplimiento de la promesa de Cristo: el envío del Paráclito, el Espíritu de la verdad, para guiar, consolar y santificar a la Iglesia hasta el fin de los tiempos.

Fin del Tiempo Pascual: Un nuevo comienzo

La Solemnidad de Pentecostés marca también el final del Tiempo Pascual. Es una nueva aurora: la Iglesia, fortalecida por el Espíritu, se lanza a la misión de evangelizar al mundo.

Significado de Pentecostés

La palabra Pentecostés proviene del griego πεντηκοστή (pentēkostḗ), que significa ‘quincuagésimo’. Indica el día número cincuenta desde la Pascua, según la tradición judía y cristiana.

Hechos de los Apóstoles 2, 1-11

“De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso (...). Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se posaron sobre cada uno de ellos. Quedaron todos llenos del Espíritu Santo”.

Secuencia litúrgica: Veni Sancte Spiritus

En la Misa de hoy, antes del Evangelio, la Iglesia canta con fervor:

Ven, Dios Espíritu Santo,
y envíanos desde el cielo
tu luz, para iluminarnos. 

Ven ya, padre de los pobres,
luz que penetra en las almas,
dador de todos los dones. 

Fuente de todo consuelo, 
amable huésped del alma,
paz en las horas de duelo.

Eres pausa en el trabajo; 
brisa, en un clima de fuego; 
consuelo, en medio del llanto. 

Ven, luz santificadora,
y entra hasta el fondo del alma 
de todos los que te adoran. 

Sin tu inspiración 
divina los hombres nada 
podemos y el pecado nos domina.

Lava nuestras inmundicias,
fecunda nuestras desiertos
y cura nuestras heridas. 

Doblega nuestra soberbia,
calienta nuestras frialdad, 
endereza nuestras sendas.

Concede a aquellos que ponen
en ti su fe y su confianza 
tus siete sagrados dones.
Danos virtudes y méritos, 
danos una buena muerte 
y contigo el gozo eterno.
  

Pentecostés según San Juan Pablo II

El Papa San Juan Pablo II, en su encíclica Dominum et Vivificantem, enseñaba:

“El Espíritu habita en la Iglesia y en el corazón de los fieles como en un templo. (...) La unifica en comunión y ministerio, la provee y gobierna con diversos dones jerárquicos y carismáticos”.

El Concilio Vaticano II, en Lumen Gentium, nos recuerda que el Espíritu es quien embellece la Iglesia con sus frutos y guía su caminar hacia la verdad plena.

Hoy, pidamos un nuevo Pentecostés

De la mano del nuevo Papa León XIV, roguemos por una efusión renovada del Espíritu en nuestros corazones y comunidades.

¡Salgamos a anunciar el Evangelio con la fuerza del Espíritu Santo!

Plegaria de Sanación y Esperanza para el Estrés y la Depresión

Oración de Sanación y Esperanza para las personas que sufren de Estrés y la Depresión

Oración de Sanación y Esperanza para las personas que sufren de Estrés y la Depresión

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Oh Dios de infinita misericordia y amor,
en este momento nos acercamos a Tu presencia con humildad y confianza, reconociendo nuestras cargas y dolores. Tú conoces cada pesa que agobia el corazón de quienes sufren estrés profundo y la sombra de la depresión. Sabes cuán pesada es esa oscuridad que nubla la mente, quita el aliento y hace trizas la esperanza.

Señor Jesús, TÚ que caminaste junto a los afligidos y sanaste toda dolencia, te pedimos:
– Extiende Tu mano sanadora sobre cada alma atribulada,
– Rompe las cadenas de la ansiedad que aprietan el pecho,
– Disipa el temor que enciende la mente en mil preguntas sin respuesta,
– Ilumina con Tu luz las tinieblas de la depresión.

Espíritu Santo, Consolador divino, baja sobre nosotros como suave brisa que calma la tormenta:
– Inspira serenidad en medio del caos,
– Renueva la fuerza interior cuando todo parezca perdido,
– Enciende la chispa de la esperanza cuando el ánimo desfallezca.

Madre Santísima, Virgen de ternura, refugio de los atribulados, intercede ante Tu Hijo por aquellos que sienten el peso del mundo sobre sus hombros. Que Tu manto de amor les cubra y les haga sentir la calidez de un abrazo divino. Que encuentren, bajo Tu mirada, descanso para el alma y alivio para la mente.

Padre amoroso, te suplicamos:
– Enséñanos a soltar las cargas que no podemos llevar solos,
– Da reposo a quien no encuentra consuelo en la noche oscura,
– Infunde valor a quienes temen enfrentar un nuevo día,
– Haz renacer la confianza en tu plan de vida y salvación.

Regálales, oh Señor, momentos de paz: aliento de tu Palabra, dulzura de la oración, fuerza en la comunión fraterna y el sosiego que brota de tu presencia. Que cada latido doliente sea convertido en canto de alabanza, y cada lágrima vertida se transforme en semilla de esperanza y renovación interior.

Que encuentren compañía en medio de la soledad, comprensión en medio del silencio, y caminos abiertos donde antes sólo veían muros. Que se sientan sostenidos por tu amor invisible pero real, y que nunca olviden que su vida tiene un propósito más grande que el dolor que ahora atraviesan.

Te lo pedimos en el nombre de Jesús, Camino, Verdad y Vida, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

Oración a la Virgen del Carmen por los afligidos

Oración a la Virgen del Carmen por los afligidos



Oración a la Virgen del Carmen por los que sufren depresión

Oh Santísima Virgen del Carmen, Madre amada y estrella del mar, hoy venimos ante Ti con el corazón contrito y lleno de esperanza. Sabes de las penas y las luchas que enfrentamos en este mundo, y conoces especialmente el profundo dolor de quienes sufren depresión.

Te pedimos, Madre Misericordiosa, que con tu manto de amor y protección, cubras a todas aquellas almas que se sienten perdidas, solas y sin esperanza. Intercede por ellas ante tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para que la luz divina disipe la oscuridad de sus mentes y corazones.

Ruega por ellos, Santa María, para que encuentren la paz que tanto anhelan, el consuelo en su sufrimiento y la fortaleza para seguir adelante. Que tu intercesión poderosa les conceda la gracia de la sanación, la alegría de vivir y la certeza de la amorosa presencia de Dios en sus vidas.

Madre del Carmen, sé su refugio y su guía en estos momentos difíciles. Ampara a los deprimidos, devuélveles la esperanza y la fe. Por los méritos de tu Hijo y por tu compasión maternal, concédeles el alivio y la paz que solo Dios puede dar.

Amén.

© 2025 Claret Coromoto – Todos los derechos reservados. Publicado en Aoraciones.



Relatos gozosos, luminosos y dolorosos del Evangelio

 

Relatos gozosos, luminosos y dolorosos del Evangelio

Relatos gozosos, luminosos y dolorosos del Evangelio

Introducción

Te invitamos a contemplar los relatos sobre la infancia y vida pública de Jesús. Estos misterios del Rosario nos acercan a los inicios de la familia de Nazaret, donde el proyecto de amor del Padre se manifestó plenamente. Así podemos aprender a unirnos a la misión de Jesús en nuestro trabajo, familia y estudios, sabiendo que el Señor está presente en las personas y situaciones concretas.

Al rezar estos misterios, trae al corazón todas las familias del mundo: diversidad de etnias, culturas y situaciones de vida, verdaderos tesoros que debemos proteger y honrar de manera tangible.

Relatos gozosos del Evangelio

Contemplamos los relatos sobre la infancia de Jesús. En cada decena de estos misterios, tráelo a la oración para que protejamos y acompañemos a todas las familias, como verdaderos tesoros de la humanidad.

1. La Anunciación – según San Lucas 1, 26-38

El Señor mira nuestras pobrezas, necesidades y flaquezas, y elige que el Hijo se haga hombre para enseñarnos a vivir en el amor. María es la elegida: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo… vas a concebir y darás a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús». Jesús nos invita a decir “sí” al Señor para llevarlo a los demás.

El Papa Francisco afirma: «nuestra alegría es Jesucristo, su amor fiel e inagotable». Nuestras vidas deben ser testimonio para quienes están alejados de la fe. Objetivo de la decena: reza por quienes se han alejado de la fe, para que mediante nuestra oración y testimonio redescubran la belleza de la vida cristiana.

2. La visita de María a Isabel – según San Lucas 1, 39-45

María, tras recibir la noticia de su misión, parte sin demora para ayudar a Isabel. El niño Juan salta de gozo en el vientre de Isabel ante la presencia de Jesús en María. «En cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno».

María e Isabel representan dos madres colaboradoras de la salvación. Objetivo de la decena: ofrécele esta decena por las mujeres del mundo entero, especialmente por las que viven situaciones de marginación, para que sean honradas y su aporte social sea valorizado.

3. El nacimiento – según San Lucas 2, 1-20

María y José, fuera de su casa por el censo, encuentran un establo para el alumbramiento: «Mientras estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento y dio a luz a su hijo primogénito». Quédate con ellos en el pesebre y ofrece ayuda imaginaria.

El Papa Francisco afirma: «Las familias son un tesoro; el ritmo de vida actual y la presión laboral las ponen en peligro. Es necesario promover medidas concretas que protejan a las familias».

Objetivo de la decena: reza para que las grandes opciones económicas y políticas reconozcan a la familia como tesoro de la humanidad y la protejan.

4. La presentación del niño en el Templo – según San Lucas 2, 21-26

La familia de Nazaret concurre al Templo para presentar a Jesús según la Ley de Moisés: «Cuando se cumplieron los días en que debían purificarse, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor».

Ana y Simeón reconocen en el Niño al Mesías: Simeón alza al Niño y alaba a Dios. Objetivo de la decena: reza por los niños obligados a empuñar armas, para que se respete su dignidad y termine esta forma de esclavitud.

5. El niño perdido y hallado en el Templo – según San Lucas 2, 41-50

Jesús, con doce años, se queda en Jerusalén tras la fiesta de la Pascua. Sus padres lo buscan ansiosos: «Y hallándolo, le dijeron: ‘Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? He aquí tu padre y yo te buscábamos con angustia’» (Lc 2, 48).

El Papa Francisco dice: «La familia es uno de los bienes más preciosos y vulnerables de la humanidad». Objetivo de la decena: reza por las familias en dificultad económica, de salud o de cualquier tipo, para que reciban apoyo y los niños crezcan en ambientes sanos y serenos.

Relatos luminosos del Evangelio

Ahora contemplamos la Vida Pública de Jesús, del Bautismo a la Última Cena. En cada decena de estos misterios acompañamos a Jesús en su misión de compasión y generamos la cultura del encuentro.

1. El bautismo del Señor – según San Mateo 3, 13-17

Jesús se hace solidario al ser bautizado: «Entonces vino Jesús desde Galilea al Jordán, donde estaba Juan para ser bautizado por él. Juan se oponía, diciendo: 'Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?'» (Mt 3, 13-14). Jesús cumple toda justicia y el Padre lo reconoce: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco» (Mt 3, 17).

Objetivo de la decena: reza por los jóvenes de África, para que tengan acceso a la educación y al trabajo en sus propios países.

2. Las bodas de Caná – según San Juan 2, 1-10

Jesús convierte el agua en vino en una boda en Caná: «Y el tercer día se celebró una boda en Caná de Galilea, y estaba allí la madre de Jesús… Hagan todo lo que él les diga» (Jn 2, 1-5). Jesús inicia su primer milagro, trayendo abundancia y gozo.

Objetivo de la decena: reza por los jóvenes, especialmente de América Latina, para que respondan al llamado del Señor y comuniquen la alegría del Evangelio al mundo.

3. El anuncio del Reino de Dios – según San Mateo 5, 1-12

Jesús proclama las Bienaventuranzas: «Bienaventurados los pobres en espíritu, los que lloran, los mansos, los que tienen hambre y sed de justicia…» (Mt 5, 3-10). Estas palabras hacen eco en el corazón de quienes predican el Reino de Dios.

Objetivo de la decena: reza por los laicos que están en primera línea, para que cumplan su misión bautismal y sean testigos del Reino con creatividad y esperanza.

4. La Transfiguración – según San Mateo 17, 1-13

Jesús lleva a Pedro, Santiago y Juan a un monte y se transfigura: «Se transfiguró delante de ellos… y vino una voz del cielo: 'Este es mi Hijo amado; a él oíd'» (Mt 17, 2-5). El Padre confirma la divinidad de Jesús.

Objetivo de la decena: reza para que fomentemos la cultura del encuentro en la sociedad y contribuyamos a la paz.

5. La institución de la Eucaristía – según San Mateo 26, 26-29

Jesús en la Última Cena entrega su Cuerpo y Sangre: «Mientras comían, tomó pan, bendijo, partió y dio a sus discípulos, diciendo: 'Tomad y comed; esto es mi cuerpo'» (Mt 26, 26). Con este gesto, Jesús nos deja la Eucaristía como memorial de su entrega.

Objetivo de la decena: reza por los sacerdotes, para que encuentren fortaleza en la amistad con el Señor y en la comunión fraterna.

Relatos dolorosos del Evangelio

Contemplamos la pasión y muerte de Jesús. Su entrega por todos nos invita a vencer la indiferencia y a instaurar la revolución de la ternura en nuestros ambientes.

1. La oración de Jesús en Getsemaní – según San Lucas 22, 39-46

Jesús, consciente de su pasión inminente, ora en el huerto: «Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya» (Lc 22, 42). En su entrega total, se hace solidario con todos los dolores humanos.

Objetivo de la decena: reza por quienes son perseguidos por su fe, para que experimenten el apoyo de la Iglesia en oración y ayuda material.

2. La flagelación – según San Juan 19, 1-3

Jesús es azotado injustamente por Pilato: «Pilato los mandó azotar a Jesús, y los soldados trenzaron una corona de espinas» (Jn 19, 1-2). El Maestro calla ante la injusticia, invitándonos a no ser cómplices del sufrimiento ajeno.

Objetivo de la decena: reza por las víctimas de la trata de personas y de la prostitución forzada, para que reciban acogida y libertad.

3. La coronación de espinas – según San Marcos 15, 16-20

Los soldados colocan una corona de espinas en la cabeza de Jesús: «Lo cubrieron de un manto púrpura, colocaron en su cabeza una corona de espinas» (Mc 15, 17). Jesús acepta este dolor por amor a la humanidad.

Objetivo de la decena: reza por los responsables de las naciones, para que se comprometan a poner fin al comercio de armas y así evitar muertes inocentes.

4. Jesús con la cruz a cuestas – según San Juan 19, 16-17

Jesús carga la cruz rumbo al Calvario: «Tomaron a Jesús, que cargando con su cruz salió hacia el lugar llamado Gólgota» (Jn 19, 17). Lo acompañan su Madre, las mujeres y algunos amigos.

Objetivo de la decena: reza por los emigrantes y refugiados, para que los países que los acogen obtengan fuerza y solidaridad para acompañarlos.

5. La crucifixión y muerte – según San Juan 19, 18

Jesús es crucificado junto a dos malhechores: «Allí lo crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado suyo» (Jn 19, 18). Jesús muere por amor a todos, incluso a quienes lo rechazan.

Objetivo de la decena: reza para que cada persona, en su ambiente, contribuya al bien común y a la construcción de una sociedad centrada en la dignidad humana.

Relatos gloriosos del Evangelio

Introducción

La Resurrección del Señor es el centro de la contemplación de estos misterios. El Padre ha resucitado al Hijo y ha confirmado de este modo el estilo de vida de Jesús y su misión. La muerte ha sido vencida y no tiene la última palabra. La promesa y la esperanza se abren para quien cree en Jesús Vivo y Resucitado. La paz y el oficio de consolar es lo que Jesús Resucitado lleva a sus apóstoles y amigos. Y a todos ellos envía a una misión de compasión por el mundo. Lleva, a la contemplación de estos misterios, el mundo que el Señor tanto ama, para que a partir de una conversión que nos una a todos cuidemos nuestra tierra, herencia común, y a todos sus habitantes.

Relatos gloriosos del Evangelio

1. La Resurrección – según San Marcos 16, 9 ss

El Señor ha vencido a la muerte y sus amigos son los primeros en saberlo. A San Ignacio de Loyola le gustaba pensar que Jesús resucitado salió primero al encuentro de su Madre. El evangelista Marcos nos dice que «Jesús resucitó en la madrugada, el primer día de la semana, y se apareció primero a María Magdalena…», y las mujeres que lo seguían. Y también «estando a la mesa los once discípulos, se les apareció…». Los apóstoles lo reconocen en esos encuentros y Jesús resucitado los envía en misión a continuar lo que habían comenzado juntos: «Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Nueva a toda la creación… en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, tomarán serpientes en sus manos». Hoy también eres enviado como discípulo misionero, como apóstol, a colaborar en la misión de compasión por el mundo haciendo presente a Jesucristo en tus ambientes. El Papa Francisco nos dice que vivimos en ciudades que construyen torres, centros comerciales, hacen negocios inmobiliarios… pero abandonan a una parte de sí en las márgenes, las periferias. Masas de personas sin trabajo, sin horizontes, sin salida. Reza esta decena por aquellos que están agobiados, especialmente los pobres, los refugiados y los marginados, para que encuentren acogida y apoyo en nuestras comunidades.

2. La Ascensión – según San Mateo 28, 19-20

Jesús Resucitado volvió con el Padre, y los apóstoles y las mujeres fueron testigos. El evangelista Mateo nos cuenta que antes de partir les dijo: «Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y estad seguros de que yo estaré con vosotros día tras día, hasta el fin del mundo». El Señor te dice a ti estas cosas y te invita a ser su apóstol en tus ambientes, para que estés dispuesto a embarcarte en una misión de compasión abierta al mundo, a las muchas necesidades de tantas personas. Necesitamos «leer desde dentro» lo que el Señor nos pide, para vivir en el amor y ser continuadores de esta su misión de amor. El tiempo en el que vivimos nos exige desarrollar una profunda capacidad para discernir, de entre todas las voces, cuál es la voz del Señor que nos conduce a la Vida y la voz que nos libra de caer en la «cultura de la muerte». Reza esta decena para que toda la Iglesia reconozca la urgencia de la formación en el discernimiento espiritual, en el plano personal y comunitario.

3. La venida del Espíritu Santo – Hechos de los Apóstoles 2, 1-13

El Señor Resucitado envía a sus apóstoles en misión y, para fortalecerlos y confirmarlos, les da el Espíritu Santo que los renueva, los conforta y les da luz. Este don les permitirá a los apóstoles continuar la misión de Jesucristo con fidelidad y perseverancia, adaptándose a las circunstancias a su paso. En el libro de los Hechos de los Apóstoles, San Lucas nos narra que «entonces quedaron todos llenos de Espíritu Santo y se pusieron a hablar en diversas lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse». Imagina la escena de gozo ante la visita del Espíritu consolador que ayuda a mirar la realidad y trabajar en ella con el estilo de Jesús. Pide su venida y su luz en el mundo actual. Reza esta decena pidiendo por el mundo digital y el uso de las redes sociales para que sirvan a la misión de Jesús. El Papa nos dice que Internet es un don de Dios y una gran responsabilidad que abre posibilidades de encuentro y solidaridad. Reza para que las redes sociales no anulen la propia personalidad, sino que favorezcan la solidaridad y el respeto del otro en sus diferencias.

4. La Asunción de la Virgen María – según San Juan 19, 25-27

Nuestra Madre ha sido preservada y llevada al Cielo. Ha pasado a disfrutar de la vida plena de Dios y desde allí nos cuida y nos ayuda en el camino de la vida. Ella ha sido la elegida del Padre para ser Madre de su Hijo y Madre de todos los hombres y mujeres. Toma unos minutos para pensar que nuestra Madre está con Cristo inseparablemente unida a Él. Contempla la escena del Evangelio de Juan y deja que las palabras resuenen en tu corazón: «Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dijo a su madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”. Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa». Aprovecha esta decena para pedir a María, que es Madre, por toda la Iglesia para que la proteja de las acechanzas del mal. En tiempos de tormenta y de crisis, el Papa nos pide rezar un Rosario diario para que la Virgen María proteja a la Iglesia.

5. La coronación de María – Apocalipsis 12, 1

Es bonito pensar en esta afirmación: María, una mujer, una de las nuestras, además de ser nuestra Madre y Madre del Señor, es Reina. El libro del Apocalipsis nos trae una descripción de esta visión: «Apareció en el cielo un signo sorprendente: una Mujer vestida de sol, con la luna bajos sus pies y tocada con una corona de doce estrellas». Contempla una imagen de María que te despierte amor y devoción y tenla cerca al rezar esta decena. María quiere reinar en tu vida y llevarte cerca del corazón de su Hijo. Reza esta decena por Asia, un enorme continente con una variedad de culturas, tradiciones, religiones y etnias, para que María se muestre Madre y Reina allí entre poblaciones tan numerosas. Reza especialmente por los cristianos de Asia para que favorezcan el diálogo, la paz y la comprensión mutua, especialmente con aquellos que pertenecen a otras religiones.

Cómo Entrar en el Rosario contemplativo

 

Cómo Entrar en el Rosario contemplativo

Entra en el Rosario contemplativo: ora con el Evangelio paso a paso

¿Te animas a entrar en la profundidad del Evangelio con esta oración?

Te invitamos a descubrir el Rosario contemplativo, una forma de oración que te sumerge en la vida de Jesús y te permite caminar junto a Él, de la mano de la Virgen María. Esta guía paso a paso te ayudará a vivir cada misterio del Rosario con mayor atención, amor y recogimiento.

Guía para orar el Rosario contemplativo

  • Busca un momento de calma y decide cuánto tiempo deseas dedicar a la oración.
  • Elige un lugar tranquilo y una postura corporal que favorezca tu recogimiento.
  • Respira con serenidad, aquieta el corazón y reconoce la presencia del Señor.
  • Contempla la imagen del pasaje evangélico correspondiente al misterio.
  • Lee o escucha el Evangelio lentamente, dejando que cada palabra toque tu corazón.
  • Haz silencio interior, permitiendo que la Palabra resuene en lo profundo de ti.
  • Mientras rezas el Padrenuestro, diez Avemarías y el Gloria, permanece en contemplación del misterio, reviviendo esa escena con la imaginación.

Orar con el corazón y la mirada en Jesús

Cuando inicies cada decena, trae a tu interior la palabra o imagen que más te haya tocado. Mira el rostro de Jesús, escucha su voz, siente lo que sucede. Permanece en el misterio mientras repites las oraciones del Rosario.

La clave del Rosario meditado con el Evangelio es mantener viva la atención en el relato evangélico mientras repites las oraciones. No se trata solo de rezar, sino de contemplar, amar y acompañar a Cristo.

“Mientras repetimos ‘Ave María’, meditamos los misterios gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos de la vida de Cristo, pero también de nuestra vida, porque nosotros caminamos con el Señor”.

— Papa Francisco

Al finalizar cada misterio, descansa en el Gloria. Deja que tu alma se llene de gozo por haber estado con Jesús y María. Así, el Rosario se convierte en una verdadera experiencia de encuentro espiritual.

¿Por qué orar el Rosario contemplativo?

  • Te ayuda a vivir el Evangelio desde el corazón.
  • Profundiza tu relación personal con Jesús y María.
  • Fortalece la fe y da paz al alma.
  • Es una forma poderosa de intercesión por ti y por el mundo.

Ora con fe, con amor y en silencio interior. Jesús te espera en cada misterio, y María te guía en el camino de la contemplación.

¿Te animas a comenzar hoy mismo?