María Simma y el Maravilloso Secreto de las Almas del Purgatorio
Autor: Claret Coromoto
Este artículo, basado en la entrevista realizada por Sor Emmanuel Maillard, nos introduce al asombroso testimonio de María Simma, una humilde mujer austríaca que tuvo la gracia de recibir visitas de almas del Purgatorio. Su vida y enseñanzas nos invitan a vivir con amor, humildad y caridad, confiando en la Misericordia Divina.
Una vida sencilla, un alma elegida
María Simma nació el 5 de febrero de 1915 en Sonntag, Austria. Desde muy joven manifestó un profundo amor por Dios y deseó ser religiosa. Aunque no fue aceptada en los conventos por su débil salud, su vida se convirtió en un apostolado silencioso en favor de las almas del Purgatorio. En soledad, oración y pobreza, ofreció su existencia como “alma víctima” por amor y expiación.
El carisma de ayudar a las almas del Purgatorio
María recibió durante muchos años visitas de almas que pedían oraciones y misas para obtener el alivio de sus penas. Como otros santos —Santa Gertrudis, el Cura de Ars, San Juan Bosco—, ella fue un canal de misericordia entre la Tierra y el Cielo. Su misión consistía en enseñar que nuestras oraciones, sacrificios y especialmente las Misas pueden ayudar a liberar a esas almas sufrientes.
Testimonios que conmueven el corazón
A través de sus experiencias, María nos recuerda el poder del perdón, de la humildad y de los actos de caridad. Relató cómo un joven, que murió rescatando personas durante un alud, fue recibido en el Cielo por su acto de amor desinteresado. También compartió el caso de una mujer que alcanzó la salvación eterna simplemente por haber limpiado la casa de una anciana con generosidad.
¿Cómo evitar el Purgatorio?
- Tener un corazón lleno de caridad con todos.
- Orar y ofrecer sufragios por las almas del Purgatorio.
- Vivir con humildad y abandono en la voluntad de Dios.
- Celebrar Misas por los difuntos.
“El amor, la humildad y el abandono a Dios son tres llaves de oro que nos abren las puertas del Cielo.” – María Simma
Una invitación a la esperanza
María Simma no solo nos habla del sufrimiento del Purgatorio, sino también de su esperanza, de la cercanía entre el Cielo y la Tierra, y del consuelo que podemos dar con nuestra oración. Las almas son agradecidas y, una vez liberadas, interceden poderosamente por nosotros.
Conclusión
Este hermoso testimonio recogido por Sor Emmanuel Maillard nos anima a vivir con una mirada puesta en la eternidad. Nos recuerda que cada acto de amor cuenta y que todos podemos colaborar con Dios en su plan de misericordia. ¡Ofrezcamos Misas por los difuntos y ayudemos a las almas a alcanzar el descanso eterno!